Las teorías sobre la evolución incluyen de vez en cuando elementos novedosos. La historia, fija en el tiempo, asombra con detalles que llegan en forma de descubrimientos o nuevas lecturas de lo acontecido. En estos días, se está hablando de la posibilidad de que no seamos los primeros seres inteligentes que habitaran la Tierra. Se cree que pudo haber otros seres anteriormente e incluso que conviven actualmente con nosotros.
El artífice de esta hipótesis es el reputado científico Avi Loeb. No es la primera vez que este israelí de 62 años defiende la existencia de civilizaciones avanzadas más allá de nuestro planeta. Su última tesis sobre esto ha salido publicada esta semana. Allí expone esta opción de una civilización previa y mantiene la advertencia de la existencia de tecnología extraterrestre en unas esferas halladas en altamar.
Avi Loeb también aseguró, en referencia a este objeto extraterrestre, que la caída de la órbita del cohete Starship podría causar un estallido nuclear. El catedrático de la Universidad de Harvard en física teórica ha señalado que 250 millones de años antes de la aparición del ser humano en la tierra pudo existir una civilización avanzada.
Según asegura, el motivo de esta posibilidad es muy sencillo: las distintas extinciones y la caída masiva de meteoritos sobre la tierra durante todos esos años pudo haber borrado cualquier prueba de su existencia. Es imposible, por tanto, saber si lo que señala Avi Loeb fue posible o no. Y no es el primero que introduce el interrogante sobre si el ser humano es tan único como lo que pensamos. De hecho, nuestro planeta sería un campo de cultivo excelente para la aparición de criaturas avanzadas. Aunque sea prácticamente imposible de demostrar.
Alienígenas entre nosotros
El reconocido físico, además, defiende firmemente la idea de que los extraterrestres han visitado la Tierra. Hace unos años, Loeb fue el único científico que se atrevió a proponer que el asteroide Oumuamua era una nave espacial alienígena. Mientras que otros científicos consideraban que se trataba simplemente de una roca interestelar proveniente de otra estrella.
Tal y como publicó un informe de The Independent, en 2019 Loeb y su equipo estaban analizando las grabaciones de los meteoritos recolectados por la NASA cuando se encontraron con un hallazgo notable. Un meteorito, llamado IM1, se movía a una velocidad superior al 95% de las estrellas cercanas y explotó mucho más tarde que la mayoría de las rocas que ingresan a la atmósfera terrestre.
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Loeb afirmó que este objeto era de origen interestelar, es decir, proveniente de otra estrella. Este fenómeno es extremadamente raro, ya que implica que el objeto debe moverse a una velocidad inmensa para poder escapar de la gravedad de su estrella de origen. El físico recaudó un millón y medio de dólares para enviar un submarino a una profundidad de 2.000 metros y realizar un descubrimiento importante.
Encontraron 50 esférulas metálicas con un diámetro de apenas medio milímetro. Estas esférulas están hechas de una aleación de acero y titanio que resulta ser más resistente que el hierro presente en la mayoría de los meteoritos, lo que podría explicar su explosión tardía. Loeb está convencido de que estas esférulas son evidencia de un meteorito interestelar o incluso de una creación realizada por una civilización alienígena, pero cabe destacar que se han encontrado esférulas similares en el pasado, y la aleación de acero y titanio podría haberse formado de manera natural.