España es uno de los países de su entorno que más expectativas tiene en el avance de la ciencia, pero por desgracia considera que contribuye menos que sus vecinos europeos al conocimiento global. Esta es una de las conclusiones del Estudio de Cultura Científica que la Fundación BBVA ha realizado en cuatro países europeos: Alemania, Francia, Reino Unido y España. Algunos de los encuestados en nuestro país consideran, de hecho, que la contribución mundial de nuestra ciencia es baja y no se acuerdan de Ramón y Cajal cuando se les pregunta por científicos históricos.
El estudio se ha propuesto conocer si la ciencia sigue interesando, pero también cómo vamos de conocimientos básicos, si confiamos en ella para resolver nuestros problemas o, incluso, cómo es el perfil de las personas más familiarizadas con ella. "La ciencia es percibida por la gran mayoría de los ciudadanos europeos como el conocimiento más objetivo, veraz y válido, que además de revelar aspectos fascinantes de la naturaleza y contribuir a reducir los temores y supersticiones, está íntimamente asociado con el progreso material, el bienestar y la mejora continua de la salud", resume la Fundación BBVA.
Para obtener estos resultados, este organismo ha realizado encuestas en muestras representativas de 1.500 casos por país en una población de a partir de 18 años. Los autores han analizado diferencias entre los países estudiados, pero también entre los ciudadanos —en función de sus características sociodemográficas, del nivel de conocimientos o estudios, de la ideología e, incluso, de la religiosidad—. En este sentido, la Fundación BBVA ha identificado el perfil de las personas en España que valoran de manera más positiva la ciencia.
Españoles y ciencia
Según este estudio, ser más joven, tener un nivel de estudios más alto, tener cercanía con la ciencia y conocimientos sobre ella, un bajo nivel de religiosidad y declararse de izquierdas son las características más relacionadas con esa percepción positiva. Por el contrario, las reservas ante la ciencia están más relacionadas con las personas de más edad, que tiene un menor nivel de estudios, poca cercanía con la ciencia y pocos conocimientos sobre ella, con quienes son muy religiosos y quienes se identifican con la ideología de derecha.
Una de las ideas en las que se encuentra menos acuerdo en la población de Europa y de España es si la ciencia y la religión pueden convivir sin tensiones. La balanza en nuestro país se decanta más por el no. Además, nuestro país destaca por tener uno de los porcentajes más bajos de personas que creen que "Dios creó a los seres humanos más o menos en su forma actual": un 9% de españoles, frente al 18% de la media de los otros europeos encuestados. El 90% de nuestros paisanos creen en la evolución del ser humano a partir de especies animales anteriores.
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De los cuatro países, España es el país que ha mostrado un grado mayor de confianza en la medicina, en la ciencia y en la tecnología y, de hecho, el 95% de los encuestados piensa que ni la religión ni la ética deberían poner límites al desarrollo científico. Los campos de la ciencia que los españoles consideran que mejorarán nuestras vidas son la energía solar, la biotecnología, la nanotecnología, la ingeniería genética, internet, la exploración espacial, la robótica y la inteligencia artificial, por este orden.
Conocimientos fundamentales
Tanto en España como en el resto de países encuestados, la ciencia se observa como un "motor del progreso material", que gracias a ella "mejora continuamente la salud de las personas" o que, junto a la tecnología, "resolverán el problema del cambio climático". Sin embargo, sólo el 44% de la población española percibe que la ciencia ha tenido un papel en nuestra historia e identidad nacional. En el otro extremo, el 67% de los alemanes considera que la ciencia es un rasgo de la identidad de su país.
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En este sentido, al ser preguntados por científicos históricos los españoles —como los demás participantes europeos— han repetido con más frecuencia el nombre de Albert Einstein; por detrás, se encuentran Isaac Newton y Marie Curie. El primer nombre de un científico patrio se encuentra en el cuarto puesto, que es el de Severo Ochoa —que se alzó con el Nobel de Medicina en 1959—, y el segundo, en el sexto puesto, el de Santiago Ramón y Cajal. La Fundación BBVA destaca que, precisamente, el año 2022 fue declarado "Año Cajal" para conmemorar la figura del padre de la Neurociencia y, a pesar de ello, sólo ha recibido un 7% de menciones.
Por último, el Estudio de Cultura Científica evaluó el grado de comprensión de conceptos científicos fundamentales de los españoles con un test. "La mayoría de los ciudadanos entiende conceptos científicos elementales sobre fenómenos variados como la división celular y el papel de las plantas en la producción de oxígeno, el origen del universo o la evolución de los seres humanos". Sin embargo, un alto porcentaje en España ha suspendido a preguntas sobre los antibióticos y el cambio climático: sólo el 43% fue capaz de identificar como falsa la idea de que "los antibióticos destruyen a los virus" y sólo el 27% reconoció como falsa la afirmación "el cambio climático se produce debido al agujero en la capa de ozono".