La extinción de los dinosaurios no avianos no ocurrió en un solo día, pero conocer mejor en qué momento del año impactó el meteorito que inició este proceso servirá para explicar muchas de las incógnitas no resueltas hasta ahora. Por ejemplo, qué tenía ese 24% de especies que no llegó a desaparecer para poder sobrevivir en esas difíciles circunstancias.
Un estudio publicado este miércoles en la revista Nature aventura que ese asteroide llegó a la Tierra un día de la primavera boreal, la del hemisferio norte. Lo han hecho basándose, entre otras cosas, en la cantidad de isótopos de carbono 13 encontrados en los restos fósiles de peces del depósito de Tanis, en Dakota del Norte (Estados Unidos).
Hace 65 millones de años, este yacimiento, que pertenece a la formación de Hell Creek, famosa por sus restos de animales del Cretácico superior, era un estuario del río del mismo nombre. El impacto del meteorito en lo que hoy es Chicxulub, en la mexicana península de Yucatán, hizo tambalearse la placa continental sobre la que se asienta, generando grandes olas estacionarias que removieron un alto volumen del suelo submarino, enterrando vivos a numerosos animales.
Varios de esos animales fueron desenterrados en 2017 y se vieron que sus condiciones de conservación eran exquisitas: aguantaron el paso del tiempo hasta partes de tejido blando.
Investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia) y de Vrije (Paises Bajos) tomaron muestras de seis de estos animales: tres peces espátula y otros tantos esturiones. Pertenecían a diferentes etapas vitales de la especie, algo fundamental para determinar sus patrones de crecimiento y alimentarios, pero todos habían sido enterrados vivos en menos de una hora tras el impacto del meteorito.
Estas muestras, convenientemente laminadas, fueron enviadas al Laboratorio Europeo de Radiación Sincrotrón de Francia para obtener un escaneado preciso de alta resolución, y fueron examinadas en busca de marcadores estacionales.
Las 4 estaciones de hace 65 millones de años
Se sabía que el clima de Hell Creek hace 65 millones de años estaba dividido en estaciones gracias a la medición de anillos de los árboles fósiles de la zona. En invierno, las temperaturas rondaban entre los 4 y los 6 grados centígrados. En verano, la temperatura media era de 19.
Pues bien. Los autores hallaron evidencias 'primaverales' en la distribución, formas y tamaños de las células óseas de los peces, que sabían que fluctúan con las estaciones. Además, los restos fósiles de uno de los pescados contenían una gran cantidad de isótopos de carbono 13, producto de haber enriquecido su esqueleto con una gran cantidad de zooplancton, cuyo pico de crecimiento se da poco antes del verano.
"Postulamos que el momento del impacto de Chicxulub en la primavera boreal y el otoño austral fue una influencia mayor en la supervivencia biótica selectiva a través del límite Cretácico-Paleoceno", señalan los investigadores.
Datar con tanta exactitud las condiciones climáticas estacionales del momento en que el meteorito chocó contra la Tierra sirve para aventurar por qué, a pesar de que sus consecuencias se vivieron a lo largo de todo el planeta, el hemisferio sur pudo aguantar este evento mejor que el norte y recuperarse en la mitad de tiempo. También por qué algunas especies sobrevivieron mientras que otras perecieron.
La primavera es un periodo especialmente delicado, momento en el cual nace la prole de una gran parte de los animales, por lo que podían estar más desprotegidos. Además, coincidiría con el otoño austral, con muchos animales preparándose para el invierno, lo que podría haberles dado ventaja, al menos, durante esos primeros meses.
También tendrían ventaja aquellos animales que vivían en madrigueras o cuevas, o que podían acudir a distintas fuentes de alimentación, como semillas, plantas, insectos, etc.
En el lado contrario estaban otras especies como los dinosaurios no avianos (las aves descienden de una de las ramas de estos animales) y los pterosaurios, que no son dinosaurios a pesar de su nombre, cuyos largos periodos de incubación los dejarían más indefensos antes las inclemencias de un cambio climático masivo y abrupto.
El impacto del meteorito provocó gigantescos incendios y tsunamis en un radio de 3.500 kilómetros alrededor del cráter. A la breve primavera boreal le siguió un invierno global que duró entre meses y décadas. El 76% de las especies se extinguieron, incluidos dinosaurios no avianos, amonites o la mayoría de reptiles marinos. En cambio, mamíferos, pájaros cocodrilos y tortugas sobrevivieron y proliferaron durante los siguientes millones de años.