El peso en kilogramos dividido por la altura en metros al cuadrado. Es la fórmula conocida como el índice de masa corporal (IMC), que clasifica nuestros cuerpos según tengamos un peso normal, sobrepeso, obesidad o bajo peso. En ocasiones se ha cuestionado la utilidad de este método para analizar la salud de una persona o su composición corporal. Este, muy sencillo, se contrasta con otros más complejos. Ahora, unos investigadores del hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles proponen uno que defienden como más efectivo.
"Queríamos identificar un método más fiable, simple y económico que evaluara el porcentaje de grasa corporal sin usar equipamiento sofisticado", ha dicho Orison Woolcott, médico del Cedars-Sinai y responsable del estudio. Conocido como índice de masa grasa relativo (o RFM, por sus siglas en inglés), los responsables del hospital estadounidense apuestan por relacionar la altura, que estaba en la fórmula anterior, con mediciones de circunferencia.
Para llegar a esta conclusión, estudiaron 300 hipotéticas fórmulas de cálculo de la grasa corporal con una base de datos de 12.000 adultos que habían contestado a una encuesta sobre nutrición y salud. Tras ello, calcularon la masa grasa relativa de 3.500 pacientes y compararon estos resultados con los que daba una máquina de DXA o de densiometría radiológica. Esta es una máquina que no solo mide la grasa, sino también los tejidos, los huesos o los músculos, lo que la hace ideal para diagnosticar la osteoporosis. Así, comprobaron que su fórmula era muy cercana a lo que pronosticaba el DXA.
El funcionamiento de la fórmula es muy sencillo. Cogemos una cinta como las de costura y medimos nuestra circunferencia de cintura. En concreto, ponemos el metro a la altura del hueso de la cadera y rodeamos todo el contorno. A continuación, usamos una fórmula matemática: si somos hombres, restamos a 64 el resultado de multiplicar por 20 nuestra altura y dividir esto por la circunferencia de la cintura; si somos mujeres, restamos a 76 el producto de multiplicar por 20 nuestra altura y dividir por la circunferencia de la cintura. Esta sería la representación gráfica:
Hombres: 64 - (20 x altura / circunferencia de cintura)
Mujeres: 76 - (20 x altura / circunferencia de cintura)
Ahora a los investigadores solo les queda definir qué porcentajes se consideran normales o no para tratar problemas de salud vinculados a la obesidad. Otro de los investigadores del estudio, Richard Bergman, explicó que la nueva fórmula permite actuar contra enfermedades como la diabetes, la presión sanguínea alta y las enfermedades cardiacas.
El IMC frente al problema de la obesidad
La crítica que hace el Cedars-Sinai al IMC es que no distingue cuánto de nuestro peso o masa se debe a exceso de grasa y cuánto corresponde a músculos o huesos. Tampoco hace distinciones entre sexos en su fórmula básica: las mujeres tienen más grasa corporal que los hombres, según explican en el hospital.
En cualquier caso, el objetivo de este método es idéntico al del índice de masa corporal: entender mejor la obesidad, una enfermedad que preocupa en el mundo occidental. Según publicó la Organización Mundial de la Salud (OMS) a comienzos de este año, en 2016 más de 1.900 millones de adultos mayores de 18 años tenían sobrepeso; de ellos, 650 millones eran obesos. Ese mismo año, 41 millones de niños menores de cinco años tenían uno de los dos problemas, mientras que 340 millones de pequeños y adolescentes también los padecían.
Por su parte, el último Estudio Nutricional de la Población Española (ENPE) realizado entre adultos del país (25-64 años en 2014 y 2016) presentó unas cifras muy alarmantes. Un 39,3 % de los adultos españoles tenían sobrepeso, mientras que un 21,6 % sufrían obesidad. El porcentaje aumentaba con la edad. El ENPE calificaba los porcentajes de altos y pedía ante esos datos "la necesidad de vigilancia sistemática y acciones".
Con aquellos datos, la OMS también alertó de que en cuatro décadas la obesidad mundial se había triplicado. Y además de advertir sobre las consecuencias para la salud, la organización recordó que estos problemas y muchas de enfermedades vinculadas pueden prevenirse. La limitación de azúcares el aumento del consumo de frutas, verduras y legumbres y la actividad física son algunas de las claves, junto a este nuevo índice, para que la obesidad deje de ser un problema mundial.