Con la llegada del otoño, que este año se resiste a hacer acto de presencia, regresan también las escapadas en compañía de familia y amigos al interior de la Península Ibérica, lo que nos proporciona una buena forma de descubrir nuestra geografía y los tesoros que esconde el medio rural. Castilla y León ofrece siempre una apuesta segura para disfrutar de una gran variedad de paisajes, que van desde la alta montaña a los valles, lagos, ríos y llanuras, con una variedad cromática que va de los ocres a los verdes más intensos.
En el sureste de Burgos se esconde un paisaje increíble que todavía muchos viajeros desconocen. Un entorno formado por más de 6.800 hectáreas de extensión caracterizado por su singularidad geomorfológica, gracias a las formaciones de origen glaciar en las que habitan una gran diversidad de plantas y animales, con presencia de especies boreo-alpinas y orófilas, que han encontrado refugio desde las últimas glaciaciones en este paraíso natural.
Se trata de las Lagunas Glaciares de Neila, que la Junta de Castilla y León declaró en 2008 Parque Natural, en el que aparecen ecosistemas acuáticos ligados al glaciarismo de gran peculiaridad. Por eso, varias lagunas están incluidas en el Catálogo Regional de Zonas Húmedas de Interés Especial. Es el caso de la Laguna Negra, Laguna de la Cascada, Laguna Larga, Laguna de Las Pardillas, Laguna de Los Patos, Laguna Brava, Laguna Oruga y Laguna Muñalba.
Si visitamos las Lagunas de Neila, quedaremos extasiados por la peculiaridad de las formas glaciares, que conforman un paisaje de fantasía en el que perfectamente podría haberse desarrollado la trama de El Señor de los Anillos, rodado en Nueva Zelanda. El parque de Neila conserva todo su atractivo intacto, al igual que los paraísos neozelandeses, gracias a la su protección en la categoría de parque natural, lo que no impide que sea uno de los más visitados. Los paisajes propios de la alta montaña mediterránea, enclavados en la cuenca hidrográfica del río Ebro, gozan de un aislamiento relativo respecto al resto de los valles de la Sierra de la Demanda, lo que ha facilitado la conservación de sus espectaculares paisajes.
Debido a su relevancia medioambiental, las Lagunas Glaciares de Neila forman parte de la Zona de Especial Protección para las Aves de la Sierra de la Demanda, designada por la Unión Europea el 31 de agosto de 2000, y de la Lista de Lugares de Importancia Comunitaria (LIC) de la Región Biogeográfica Mediterránea.