El centro tecnológico Cartif está enclavado en el Parque Tecnológico de Boecillo (Valladolid), en un inusual ecosistema en el que conviven pinares y empresas punteras del sector científico y tecnológico. Y este 2024 cumple 30 años.
Y lo hace con galones, convertido en el primer centro tecnológico de Castilla y León y en el segundo de España, gracias a su altísima tasa de éxito en la participación en el competitivo programa Horizonte Europeo de la Comisión Europea.
Formado por un equipo de más de 210 profesionales de todos los campos de la ciencia, gran parte de la ingeniería y un alto porcentaje doctores, con la juventud corriendo por sus venas, Cartif es la materialización del sueño que un día tuvo el ingeniero y físico José Ramón Perán, conocido cariñosamente como profesor Perán por su labor docente de referencia para generaciones de alumnos de la Universidad de Valladolid. Tres décadas después, dirige con rumbo firme el centro tecnológico que crece y crece cada año.
Nacido en Albuñuelas (Granada), José Ramón Perán forma parte de una ilustre estirpe de científicos, encabezados por su madre, Josefa González Aguado, licenciada en Químicas y una de las perimeras mujeres estudiantes de la Facultad de Ciencias, allá por 1931. Fue una de las científicas pioneras y con mayor proyección de España, junto a Margarita Salas, Dorotea Barnés y María Antonia Zorraquino.
Lamentablemente, la Guerra Civil y su muerte prematura truncaron una carrera que a pesar de su brevedad fue trascendental. Farmacéutica y química, trabajó en la medición de las trayectorias de los electrones junto al profesor Miguel Catalán, descubridor de los multipletes, o grupo de niveles energéticos de un átomo o una molécula. Un descubrimiento que demostró las teorías del físico Niels Bohr, quien obtuvo por ello el Premio Nobel. El propio Bohr ensalzó la contribución de los españoles a su reconocimiento.
José Ramón Perán recogió el testigo de su madre y ha dedicado su vida a la ciencia y la tecnología, pero sobre todo a volcar en la sociedad el valor del conocimiento. Su mente preclara y su erudición en múltiples campos lo convierten en una referencia en el mundo científico. Conversamos con él sobre los grandes interrogantes de la revolución tecnológica de nuestros días.
-Profesor Perán, la vocación científica le viene de familia.
-Así es, por eso hice Ingeniería y Ciencias Físicas, porque me atraían las dos cosas mucho.
-Cuando alguien quiere estudiar Medicina, siempre tiene en mente curar a sus pacientes, descubrir la cura o la vacuna para una enfermedad. ¿Qué le motivaba a usted?
-Yo tenía en mente fundamentalmente algo que mi padre me inculcó, la Física Teórica. Empecé a trabajar en la Escuela de Ingenieros Industriales como profesor de máquinas eléctricas, y me llamaron de Renault. Había sacado el número 2 de la promoción, y me ofrecieron, vine con mi mujer, por aquel entonces mi novia, el doble de salario, casa coche, y trabajar en una gran empresa en el lanzamiento de un gran vehículo.
He elegido muy bien a mi sucesor, Sergio Sanz. Cuando me vaya me voy a ir muy tranquilo
-Cuando Renault se convirtió en la enseña de Valladolid.
-Además, la veíamos crecer de semana en semana. Cada semana se contrataba a 100 personas.
-¿Qué le parece la trayectoria que ha tenido la marca del rombo?
-Yo estuve allí hasta el año 1994, y hasta entonces fue una trayectoria muy brillante. Estaba Seat, que estaba muy protegida por el Gobierno, Citroën y General Motors. Nosotros llegamos a alcanzar en España el 37% de cuota de mercado. Las cosas empezaron a cambiar cuando entramos en la UE, sin ninguna protección. Países como Portugal tuvieron 10 años, Italia, cinco, y aquí el mismo año, en el 86, se quitaron todas las protecciones. Y tuvimos que entrar en un mercado nuevo, muy competitivo. Para mí fue una gran experiencia. Pasé de ser director de la fábrica de carrocería a ser director de logística un año, y luego a la fábrica de motores. Allí tuvimos el reto de fabricar 3.500 motores, partiendo de 1.500 solamente para España. Aquella trayectoria y mis sucesores llegaron a 7.500 motores al día. La de Valladolid era la fábrica más importante que había en Europa.
-Ahora Renault tiene el ingente reto de la total conversión a lo eléctrico.
-Uno de los grandísimos errores de lo que llaman cambio climático es pensar que se puede lograr transformando los coches de expulsión en coches eléctricos. Es un gravísimo error por dos cosas: el clima no se puede modelizar, ni siquiera con los medios que pueda tener la humanidad en 100 años. Y luego, la teoría de que el CO2 va a cambiar el clima es una simple estupidez, fue una tesis norteamericana que enseguida se echó abajo y sin embargo, aquí se tomaron el mundo como la vida, salvar el planeta. La ventaja que tiene el clima es que varía independientemente de lo que haga el hombre, pero varía muy lentamente frente a la vida del hombre. Tenemos un ejemplo en el periodo cálido medieval, que en el año 650 aproximadamente, por documentos, no por mediciones, empezó a subir la temperatura y los vikingos pudieron colonizar Islandia, Groenlandia, y llegaron a América.
-Y no había contaminación de ningún tipo.
-Absolutamente imposible, con una humanidad que tenía del orden de 40 ó 50 millones de habitantes en Europa. Seiscientos años después, empezó a bajar la temperatura y la Groenlandia o tierra verde se transforma en tierra blanca. E incluso Islandia estuvieron a punto de abandonarla los hombres.
-Para el clima quizás no, pero para la vida de las personas, la contaminación tiene graves consecuencias.
-Pero no la de CO2. En las ciudades es el Ozono, que es un gas terrible para los pulmones, y las pequeñas partículas metálicas, que vienen del tráfico pero sobre todo de los incendios y de quemar gas. Es decir, la fuente de partículas más importante que hay son las calefacciones y lo que quemamos en los hogares.
-¿Y los plásticos?
-Tenemos un proyecto que estamos haciendo de medicina respiratoria, y un especialista me ha confirmado lo que ya me había dicho personalmente: los contaminantes principales son el O3 y las partículas metálicas. Lo que sí hay que agradecer a la Agenda 2030 es que han obligado a hacer los motores a ser mucho más eficientes. De hecho, los motores diésel con la ayuda de la electrónica y los sistemas de depuración, prácticamente no contamina. Es decir, si todo el dinero que se ha gastado en coche eléctrico se hubiera gastado en renovar la flota y los coches antiguos, hoy no tendríamos necesidad de zonas de bajas emisiones que no valen para nada. En cambio, los incendios forestales crean muchas partículas, aunque estén lejos.
-Incendios forestales que se atribuyen a la elevación de la temperatura del planeta…
-Los incendios forestales los ha habido siempre. Hoy hay un motivo, que es uno de los efectos de los planes ecológicos. No dejan pastar a los ganados que se comían la hierba que había debajo de los árboles, que es un explosivo en cuando cae un rayo, una chispa… esa gravedad de los incendios viene por no haber eliminado la hierba seca.
-No hay ovejas porque no hay habitantes en el medio rural…
-Eso es verdad. Cuando yo era pequeño, en mi pueblo de Granada, había cabras porque era muy montañoso, todo giraba en torno al ganado. Había del orden de 40 ó 50 familias que vivían de ello. Ahora es un pueblo muerto. Es decir, el cuidado de la naturaleza hay que hacerlo conociendo la naturaleza, no desde un despacho de Bruselas o de una señora como la señora Merkel, que no quería la energía nuclear pero sí la de carbón.
La nuclear y las energías renovables son la salvación
-Usted siempre ha abogado por la energía nuclear.
-Sí, y más ahora que felizmente ha avanzado mucho tecnológicamente. Es posible tener pequeñas centrales nucleares para abastecer casi a una ciudad, sin prácticamente riesgo. La nuclear y las energías renovables son la salvación. En las ciudades, si queremos tener una salud respiratoria, que no cree enfermedades, tenemos que conseguir la electrificación de todas las fuentes de calor.
-¿No supondría peligro?
-Podríamos tener una para Valladolid y provincia, y además con una gran ventaja. Uno de los problemas que tiene la red española, y no es de las peores ni mucho menos, es que se genera energía y no se sabe cómo llevarla. Las grandes empresas como Iberdrola y Endesa están rechazando demandas de industria no por falta de energía, sino de redes para llevarla. Y esto es muy malo para las inversiones en España. Después de la pandemia no hemos creado en PIB por persona, a pesar de lo que se dice. Y una de las consecuencias es la falta de inversión por falta de energía adecuada, cuando tenemos todas las posibilidades para tener energías renovables. Tiene un poco de culpa Francia, porque nos tiene aislados de Europa. A pesar de estar en la UE no nos permite conexiones eléctricas suficientes, ni ferroviarias. Es una de las cosas que los gobiernos españoles no han planteado con la virulencia que debieran en la UE.
-Francia, en cambio, sí tiene muchas centrales nucleares.
-El 84-85% es energía nuclear.
-¿Por qué este rechazo a la energía nuclear?
-Por el miedo a lo desconocido, por el miedo a Chernóbil. Pero es que aquello no era una central eléctrica. Era una fábrica de uranio enriquecido en el contexto de la guerra fría. Y de hecho, el incidente que produjo aquella destrucción fue por aumentar la cantidad de uranio que se generaba.
-Usted pone además de relieve la contaminación que genera en sí misma la producción de energía renovable y la dificultad para reciclar sus componentes...
-Y la búsqueda de las materias primas, que se extraen una parte importante en el Congo Belga. Y la forma de extracción, en manos de multinacionales, es con un gran dolor humano. La película ‘Diamantes de sangre’ nos dan una buena imagen de lo que es. La extracción de litio es mejor, yo lo vi en Bolivia y en el norte de Argentina, es más razonable. En España y Portugal hay mucho litio pero en las escolleras de las minas, que entonces no se utilizaban, pero las leyes españolas prohíben su extracción.
-En España vamos entonces en desventaja con respecto al resto de Europa.
-Sí, porque hemos tomado con leyes ineluctables las leyes del cambio climático, del miedo a la energía nuclear, de hacer que los tendidos eléctricos alcancen a toda la población… ideas que son absolutamente falsas científicamente, y desde luego muy destructivas. De hecho, España tiene el índice de miseria de las más altas de Europa, y eso se nota. La falta de riqueza se nota. Yo soy amigo del director del Banco de Alimentos de Valladolid y se caen los palos del sombrajo de la cantidad de familias que tienen que atender.
-¿Las políticas gubernamentales están entonces empobreciendo España?
-Radicalmente.
-¿Y usted cree que con un cambio de gobierno cambiaría el rumbo o se trata de directrices que se han instaurado en la política española?
-Pues no lo sé, porque cuando se leen declaraciones tanto del Gobierno como de la oposición, me quedan dudas. Lo que no sé cómo la sociedad española no reacciona. Uno de los motivos es el absoluto desastre de la educación.
-Ese tema daría para otra entrevista…
-El sistema que yo viví, que era el franquista, era el mismo que planteó el segundo ministro de Educación de la República, que era socialista, Fernando de los Ríos. Era un sistema tan eficiente, que Franco cambió contenidos, puso siete años de religión, quitó otras, pero la esencia de la selección de profesorado y de las normas de funcionamiento las mantuvo. Hasta que llegó la nueva ley y llegó la debacle de la educación.
A los empresarios les diría que piensen que en España se puede hacer la misma tecnología que ellos compran a precio de oro casi a precio de chatarra
-¿Qué le pasa a España con la ciencia? El talento existe, pero termina siempre fuera, ¿qué ocurre?
-No creamos las circunstancias adecuadas para que las personas que tienen esas inquietudes terminen aquí. ¿Por recursos? Creo que no, es por la organización que tenemos de la docencia y de la ciencia. Por ejemplo, el CSIC no es inferior a otros organismos de Francia y Alemania, pero sí los estímulos. Hoy se puede llegar a ser catedrático de universidad sin saberse la asignatura. Cuando yo hice la oposición en el año 72 había que saber mucho, y estar dos o tres años estudiándose la asignatura. Faltan estímulos para que afloren las vocaciones y de que se sientan valoradas. Y no es solo cuestión de dinero. Luego hay también una política que parece imposible. En Cartif tenemos posibilidad de traer doctores, una doctora iraní muy importante que estaba en Dinamarca se ofreció a venir, pero por la vivienda pedimos ayuda y no la tuvimos. Y un doctor indio que tenemos ahora pero tardamos casi dos años en conseguir que lo dejaran trabajar aquí. Y personas de Hispanoamérica, que también nos cuesta mucho trabajo.
-En otros países, en cambio, todo son facilidades.
-A esa gente le ponen alfombra roja, y aquí todas las dificultades.
-Cualquiera podría pensar que es más fácil entrar ilegalmente en España que legalmente…
-Entrar legalmente en España si eres una persona con niveles altos de preparación y educación es casi imposible. Algunos doctores que tenemos aquí han entrado de otra forma, y al cabo de cierto tiempo han pasado los ciclos, pero trabajando en niveles muy bajos.
-Cartif es su gran proyecto personal, y una excepción en el panorama español.
-Mi doble condición de científico e ingeniero me hacía ver que en la universidad había muchos conocimientos que raramente pasaban a la empresa. La misión de la universidad es hacer ciencia básica, y eso está muy bien, pero estaba muy poco capacitada para hacer transferencia de tecnología. Se crearon a principio del siglo XXI los centros tecnológicos, una figura que permitía eso. Y aquí lo aprovechamos muy bien con la aportación de la Junta, se crearon una veintena de centros, sobrevivieron cuatro o cinco. Yo sentí que teníamos que transferir a la sociedad nuestro conocimiento, y por eso fue la creación de Cartif, y ese siempre ha sido el motivo. Nosotros jamás hemos hecho energía para obtener recursos, jamás entramos en competencia con las ingenierías privadas, y realmente ha sido muy satisfactorio que habremos hecho 140-150 proyectos cada año, en total unos 2.000.
La ciencia va a permitir trabajar mucho menos y hacer muchas más cosas. Y yo no sé en qué se va a emplear la humanidad en ese tiempo
Cuando leí ‘El Capital’, de Carlos Marx, que como economista era un desastre y como politólogo también, pero no como sociólogo, había una frase que me sorprendió: “En el campo de los lobos hay que aullar”. Y eso es lo que hemos hecho nosotros en Europa. No hemos tenido complejos en salir a los programas europeos y medirnos con todas las universidades y, de hecho, nuestra tasa de éxito está cerca del 40%, cuando la tasa de éxito en Europa y en España es del 12%. Son convocatorias muy competitivas.
-Si el propio Estado y las administraciones públicas operaran como ustedes y aullaran en ese campo de lobo, ¿cuántos fondos europeos se habrían captado?
-Se habría conseguido muchísimo. Y lo peor es que se consiguieron teóricamente unas cantidades muy importantes, pero su aplicación, tristemente, es casi irrelevante.
-¿Qué papel va a desempeñar la ciencia en progreso y la supervivencia de la raza humana?
-Yo creo que va a ser un papel relevante, y muy importante. Lo que me da miedo es que se evalúe la ciencia de una manera distinta de lo que es su objetivo: la creación del conocimiento y facilitar la vida. Que la gente piense que la ciencia no se trabaja suficientemente, y que lo importante es divertirse. Como hay más tiempo libre, que la gente no lea ni los clásicos ni los contemporáneos, que no entienda la marcha de la civilización, que no le importe los Derechos Humanos. Porque hablamos muchos de ellos pero no hacemos regulaciones eficientes para protegerlos.
-¿El peligro entonces no es la ciencia sino su utilización que de ella se haga?
-La ciencia va a permitir trabajar mucho menos y hacer muchas más cosas. Y yo no sé en qué se va a emplear la humanidad en ese tiempo.
-No quiero ser pesimista, ¿pero cree que la raza humana puede estar abocada a la extinción?
-No, no creo. Pero puede ser. No lo descarto.
-Hay mucha tecnología, mucha facilidad…
-Pero una mala utilización. ¿Cuál es el papel de la ciencia? Pues depende de las personas que lleguen arriba. Y cuando veo los ministros que han llegado arriba, de Educación, me parecen personas absolutamente indocumentadas, no preparadas y que además nunca han pensado en ser útiles. Les da igual y un ministerio que otro. Y después está la selección de los funcionarios, que siempre fue una de las ventajas que se impulsó en el primer gobierno de la Segunda República, que fueran personas realmente bien preparadas y dedicadas al Estado. Me da miedo que un cambio de gobierno signifique en lo básico muy poco.
Hubo una época en que tuve que ir bastante a Hispanoamérica, allí estábamos desarrollando un proyecto para que la ciencia que tuviera España se transfiriera allí, y viceversa, financiado por todos los países hispanoamericanos, Portugal y Brasil, para España suponía cuatro millones de euros, pero generaba 100 millones. En Bolivia implantamos en las minas el mantenimiento preventivo de la maquinaria, que para ellos representó un salto cualitativo y España ingresó casi 50 millones de euros. En 2008 España redujo inexplicablemente su aportación, de 4 millones a 600.000 euros, y con ello no se pudo mantener el sistema de negociación. No entiendo por qué no se ha favorecido ese intercambio.
Este año hemos traído a Castilla y León casi 18 millones de euros de dinero europeo
-¿Qué mensaje lanzaría a los empresarios de este país?
-Que piensen que en España se puede hacer la misma tecnología que ellos compran a precio de oro casi a precio de chatarra. Porque con las leyes que hay, y eso también hay que decirlo, innovar e investigar en España es casi gratis.
-¿Y a los jóvenes y niños?
-Que piensen que no todo divertirse, y que el trabajo y el aprendizaje son mucho más divertidos que perder el tiempo frente a las pantallas sin hacer un mínimo esfuerzo.
-Finalmente, sobre Cartif. ¿Qué futuro le augura después de 30 años?
-Yo le auguro un futuro muy brillante, por las personas que somos aquí, más de 210 que somos ahora; por la tradición que tenemos, de hacer las cosas bien y respetar a las personas; porque nos hemos abierto un plan en Europa. El programa marco europeo se caracteriza por la claridad, por la honestidad en la evaluación de las propuestas y por su predecibilidad. Nosotros sabemos con un año de anticipación cuáles van a ser las propuestas, luego hay seis meses para responder y, tras dos meses de negociación, te ingresan el dinero que vas a utilizar. Luego lo comprueban mucho, las inspecciones que hacen son muy fuertes, pero si has hecho las cosas bien no tienes ningún problema. Y luego la flexibilidad. Son programas que pueden estar 5, 6, 7 grupos de trabajo, que pueden ser empresas, universidades, centros de investigación, pero si uno en un momento determinado tiene una dificultad y puede ser sustituido por otro. Y la financiación, que es buena. Este año hemos traído para Castilla y León casi 18 millones de euros de dinero europeo, que además se aplica inmediatamente.
-Ya es un centro completamente autosuficiente.
-Completamente. Nosotros tenemos un 50% de financiación europea, 30-35% empresarial y un 15-20% de financiación española y regional. Cartif lo han ganado los hombres que han vivido en Cartif. Estoy orgulloso de que también se ha ido mucha gente que están ocupando hoy cargos más o menos relevantes en otros sitios y siempre hemos quedado amigos.
Quisiera subrayar, para finalizar, que he elegido muy bien a mi sucesor, Sergio Sanz. Lo he conocido mucho durante estos años, lleva aquí casi desde el principio. En estos dos años y medio desde que lo nombré subdirector me he reafirmado en la idea. Saber elegir y tener la suerte de elegir a las personas adecuadas es esencial. Cuando me vaya me voy a ir muy tranquilo.