La berciana Paula Belenda siempre ha tenido un espíritu aventurero, lo que le ha llevado a no tener un lugar de residencia fijo y explorar cada día un sitio nuevo. Estudió Traducción e Interpretación y cuando terminó la carrera estuvo trabajando en siete países diferentes. En puestos muy diversos: desde azafata en Dubái a ejecutiva de cuentas o profesora de universidad, entre muchos otros.
Sin embargo, en 2019 se dio cuenta de que quería hacer “un viaje más largo” y ahorró todo lo que pudo para comenzar la experiencia de su vida. Así es como recuerda la protagonista sus inicios como nómada en una entrevista a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León.
Como si de una película se tratara, cogió el mapa y descubrió Oriente Medio. Hizo un repaso por todos los países que lo componen y se dio cuenta de que “no conocía nada”. Esa curiosidad le llevó a adentrarse en un lugar del que cuatro años después no quiere salir.
Los inicios fueron complicados porque todo el mundo le decía que le iban a “secuestrar, raptar” y que no la “volverían a ver”. Pero fue todo lo contrario. Lo que le motivó a hacerlo era “poder buscar esa humanidad que no suele aparecer” y afirma que cuando llegó “en ningún momento” se sintió sola ni en peligro.
“Encontré en Oriente Medio más humanidad de lo que me pude imaginar. No había experimentado nunca algo así. Solo había hospitalidad, generosidad y ganas de ayudar”, asegura. Y es que, para ella, ese es “el regalo más grande” que le ha dado viajar por estos países.
Belenda tiene claro que miedo no es la palabra que le define cuando hace estos viajes, sino más bien “incertidumbre” por no saber “qué voy a ver”, aunque aclara que nunca ha habido “situaciones tensas con la gente o conflictos”. Reconoce que el nivel de seguridad que se siente es grande: “No te van a robar o atracar. La gente que se acerca lo hace para ayudarte o por simple curiosidad”.
Pero ¿cómo es la vida de las mujeres en estos países? La berciana responde tajante: “Hay millones de realidades. Hay empresarias exitosas, las hay que viajan, las que tienen un trabajo normal en un restaurante. Vemos de todo”. Aunque cierto es que también están las que se encuentran en “situaciones más duras”.
Considera que es un “error” encasillar a todas las mujeres en que “están oprimidas” porque eso “no les hace bien y es negativo para ellas”. Del mismo modo, tras muchos años recorriendo Oriente Medio garantiza que “el nivel de cuidado hacia la mujer es muy alto”.
La berciana se ha enamorado de esta zona del mundo y tiene claro que quiere seguir explorándola. Sus viajes son de, mínimo, un mes en el país para que le dé tiempo a conocer en profundidad cada rincón, cultura, historia y a las personas que allí viven. Una aventura que le ha servido para darse cuenta de “qué es el lujo o a valorar la soledad”. “Para mí lo importante no es tener ropa de marca o un buen móvil sino la libertad de hacer lo que quiero. Disfrutar de la naturaleza y tener salud. Nunca estás solo realmente, siempre acabas rodeado de gente”, apostilla.
Lo cierto es que muchas personas se preguntarán cómo es posible viajar tanto o pasar largas temporadas en otro lugar del mudo. Belenda reconoce que hay “muchos trucos”. El principal, por supuesto, es ahorrar, pero también “acampar, hacer voluntariados donde te dan alojamiento o comida”. O, por ejemplo, hay lugares donde te dejan estar en casa a cambio de que cuides a sus mascotas en el tiempo que no están. Asegura que para poder viajar es “más importante tener un pasaporte que dinero”.
Con el paso del tiempo ha conseguido crear una comunidad en redes sociales donde acumula miles de seguidores. En sus publicaciones va mostrando los viajes que realiza, cómo es cada lugar, la cultura, la gente, lo que aprende y, también, realiza profundas reflexiones sobre lo que va aprendiendo.
Mostrando a otras mujeres Oriente Medio
No solo ha decidido explorar ella estos países, sino que también anima a otras mujeres a que lo hagan a su lado. Y, sí, mujeres porque ese es su “público principal”. Cree que este proyecto tenía “sentido centrarlo solo en ellas” porque es una forma de enseñar unos lugares que les “suelen dar más miedo”.
No solo viaja con personas que se animan, sino que también hace participes a las “mujeres locales”. Además de turismo hacen otro tipo de actividades como puede ser la pintura y así crean “espacios seguros tanto para ellas como para nosotras”.
Ahora se encuentra descansando en El Bierzo para preparar sus próximas salidas a Irak y Omán. Por el momento quiere seguir explorando estos lugares porque es una zona “que genera respeto” y es importante hacer “de puente para las que quieren venir”.