La familia Pombo está viviendo un auténtico sueño. Después de varias semanas de nervios, incertidumbre y una espera que para muchos se ha hecho eterna, el pasado miércoles 29 de noviembre vio la luz el que sin duda se ha convertido en uno de los proyectos más especiales del clan, un documental disponible en Amazon Prime que ha permitido conocer más a fondo a todos los integrantes que conforman la familia de influencers más famosa del país y que está siendo todo un éxito, pues apenas han pasado 24 horas desde su estreno y, según se ha podido comprobar en redes , ya ha sido devorada por una buena parte de sus fieles seguidores de Instagram.
Utilizando como hilo conductor la unión, el vínculo, el amor y la estupenda relación que comparten todos sus miembros, el formato muestra cómo es el día a día en familia del clan Pombo, integrado por María y su marido, Pablo Castellano; sus hermanas Marta y Lucía y sus respectivos, Luis y Álvaro; Papín y Sito, sus padres; y Gabriela, una amiga de la familia a la que consideran una más.
Así, en los cuatros episodios que conforman la primera entrega vemos a los Pombo trabajando en sus respectivos oficios, de vacaciones en Almería, de comidas y celebraciones por Madrid y disfrutando también de un fin de semana de relax y desconexión en un pequeño pueblo de Castilla y León que ya sienten como suyo.
Se trata de Adrados, un municipio segoviano de poco más de 120 habitantes que ha visto crecer a las tres hermanas.
Lo curioso es que ningún miembro del clan tiene algún tipo de vinculación familiar con el pueblo, sino que su atracción por dicho enclave viene gracias a los padres del marido de Lucía, Álvaro López-Huerta.
Tal y como ha desvela él mismo en el documental, los Pombo conocieron el pueblo gracias a sus padres. Estos tienen una casa desde hace muchos años y como siempre han sido muy amigos de Vituco y Teresa (los progenitores de las Pombo), les invitaban muy a menudo.
Tanto es así, que hasta que María cumplió los 15 años iban todos los fines de semana del año. A partir de entonces, no lo visitan con la misma frecuencia, pero si con mucha asiduidad.
Así, poco a poco se fueron enamorando de la zona hasta que, de pronto, un día vieron que había puesto a la venta una casa ubicada en la misma calle que la de los padres Álvaro. No se lo pensaron y la compraron. Desde entonces, viajan a Adrados cada dos por tres, pues, además, el pueblo se ha convertido en el refugio particular de todos los miembros del clan, así como en el escenario perfecto para disfrutar de los mejores planes familiares de los que también han presumido en la serie.
Durante su fin de semana en el pueblo, se puede ver cómo la familia se va de picnic al campo en motos de motocross, quads y un todoterreno 4x4; cómo pasean por las calles del municipio con sensación de paz y tranquilidad; cómo Papin disfruta de sus nietos al tiempo que las hermanas comparten una tertulia en la puerta de la casa; e incluso cómo todos juntos realizan excursiones tan rurales como fascinantes, como la de ir a ver bisontes en un vehículo militar, un plan que dejó atónico hasta al pequeño Martín, el hijo mayor de María y Pablo.
El documental de la familia Pombo no solo demuestra que se trata de una familia absolutamente unida y divertida, sino también que una de las prioridades de todos sus integrantes es pasar tiempo de calidad en lugares de ensueño como lo es para todos ellos el pueblo de Adrados.
La primera temporada concluye con el anuncio de una segunda entrega. Se espera que esta vea la luz próximamente y en ella, lo más seguro, es que el municipio segoviano de Adrados vuelva a ser uno de los principales puntos de encuentro de la familia y, con ello, uno de los escenarios de rodaje más destacados del documental.