Se han metido en todos los charcos del mundo. Siempre polémicos en sus letras y en sus declaraciones. Los Chikos del Maíz han sido censurados en el Centro de las Artes Escénicas y de la Música (CAEM) de Salamanca, han tenido retiradas de discográficas, se han liado a puñetazos con C. Tangana y siempre estarán marcados por ser 'los amigos de Pablo Iglesias', pese a darle caña en sus letras. Y este viernes llegan al auditorio Ruta de la Plata en Zamora, a partir de las 22 horas y con La Kontra como teloneros.
El Español-Noticiascyl charla por videollamada con uno de sus componentes, Nega, sobre su disco más triste, la unión perpetua al nombre de Pablo Iglesias, la salud mental, y como no, del gobierno de Izquierda Unida en Zamora.
Pregunta.- Hace poco habéis comentado que estabais hartos de que Madrid lo monopolice todo, ¿cómo crees que estamos los de la ‘España Vaciada’ de lo mismo?
Respuesta.- Pues quiero imaginar que estáis hasta el gorro. Como todo el mundo que no es de la capital. Es que llega un punto en el que todo gira en torno a Madrid, todas las informaciones son en torno a Madrid. Sus últimas elecciones tomaron carácter de generales, y al final, dan ganas de decirles iros un poco a fer la mà que dicen en Valencia.
P.- Y para seguir con el tema, ¿sabéis que entre “comunismo o libertad” habéis venido a la ciudad que eligió lo primero?
R.- Somos conscientes. Es un placer porque quedan muy poquitas y muy a gusto. Es alucinante la situación de Zamora, y creo que es la certificación de que si se hacen las cosas bien, se puede. Aunque se venga de la tradición comunista, Zamora es el ejemplo material de que las cosas pueden cambiar y hacerse distintas. La izquierda de Madrid debería fijarse en Zamora, en cómo han hecho las cosas y en cómo se ha dado ese proceso. Es un ejemplo para Madrid, España y el mundo. Este gobierno de izquierda más trasformadora de Zamora es la certificación de que las cosas pueden cambiar.
Si históricamente Zamora venía de gobiernos del PP y ahora se ha convertido en la aldea gala se puede pensar que todos pueden hacer eso, dejar de ser un bastión del poder más conservador y transformar las cosas. Sobre aquello de No future que cantaban los Sex Pistols o de la mentalidad nihilista de la izquierda de que nada va a cambiar, Zamora ha demostrado que se puede.
P.- ¿Crees que se nota un poco en los carteles de fiestas, como en Zamora, el color político que tiene el ayuntamiento de cada sitio? Por aquí han pasado La Raíz en dos ocasiones, este año vosotros, Zoo o Rozalén.
R.- Se habla de color político en los carteles cuando son grupos que se posicionan políticamente a la izquierda. Cuando son grupos que abiertamente no son de derechas, la gente no se plantea si esto es debido a que el ayuntamiento es del Partido Popular. Es lo mismo que cuando se dice que las elecciones están polarizadas. Cuando hay un ayuntamiento, entre miles, que es de izquierdas, ya ponemos la lupa en quien contrata o no para las fiestas. Pero si es un ayuntamiento del PP, que contrata a un grupo que no habla de su color político, no se pregunta. Es un poco tramposo eso. Parece que solo se habla de política si la banda se posiciona a la izquierda.
P.- ¿Estáis igual de cansados de ser “los amigos de Pablo Iglesias”? ¿O con vuestra ya consolidada trayectoria y su retirada política es una fase acabada?
R.- Espero que sea una fase acabada, pero es el recurso habitual. A la gente le da igual que en cada disco que sacamos, lo pongamos el primero en la lista, tenemos el Sambenito detrás, y a ver que pasa ahora que ha anunciado su retirada, pero yo creo que va a dar igual.
P.- Igual que parece acabado el parón cultural y la vuelta a los escenarios ya es una realidad, aunque habéis aprovechado bien el ‘encierro’ con ‘David Simón’. ¿Estar en casa os ha hecho crear un EP más tranquilito?
R.- Si es un trabajo más tranquilito, no solo por estar en casa sino por la situación. Es un trabajo triste y un poco bajonero. Son bases más melancólicas, creadas en el confinamiento más duro y creo que eso se nota. Son canciones más desesperanzadas. Estábamos encerrados y un poco tristes, pero quedará ahí el trabajo que sacamos durante el confinamiento.
P.- El Covid os cortó las alas cuando estabais alcanzando a más gente con ‘Comanchería’ e ibais a celebrar un gran concierto en el Wizin Center de Madrid para celebrar 15 años de carrera.
R.- Fue bastante duro porque se te queda cara de idiota. Con ‘Comanchería’ estábamos batiendo nuestros propios récords de público, de entradas vendidas en la gira… Tengo que decir que lo hemos pasado al 21 de enero de 2022, y a partir de julio empezaremos a anunciar las colaboraciones, y esperamos que para esas fechas esté toda la peña vacunada, aunque al ritmo que vamos en Valencia no sé yo. La idea es hacerlo ya a lo bestia y con la gente de pie.
P.- ¿Cómo se hace de raro rapearle a un público sentado?
R.- Se hace bastante raro. Al principio, con los primeros bolos el verano pasado, era muy curioso. Era otra forma de hacer conciertos, con la gente sentada y un poco asustada. Pero en estas últimas actuaciones, con los niveles de restricciones mucho más bajos, la gente tiene ganas de poder estar de pie y poder moverse. Se nota muchísimo. El primero que nosotros hicimos fue en Getafe, con la gente separada, un bote de gel en cada esquina; y ahora la cosa está más relajada.
A nosotros lo que nos apetece es hacer una actuación de pie y que sea un concierto de verdad. Yo entiendo que hay otros formatos, tipo pop o de cantautor, que puede adaptarse más a eso, pero con un grupo de rap, te limita muchísimo.
P.- ¿Y lo notaréis en la gente que estará deseando levantarse y no puede?
R.- Totalmente. Además te pasas la mitad del concierto que se siente, que no queremos ser portada al día siguiente. Sobre todo se nota en los últimos temas, que la gente quiere venirse muy arriba, pero tocará esperar unos meses.
P.- Quince años se dice pronto. ¿Qué queda de esos chavales que arrancaban con la maqueta de ‘Miedo y asco en Valencia’?
R.- Espero que poco porque estábamos como auténticas cabras. Supongo que queda el espíritu de lucha y de cambiar las cosas. Pero sobre todo, aunque con los años se ha convertido en un trabajo, esas ganas de salir a pasarlo bien y disfrutar de la música. Por lo demás espero que no quede mucho, porque no teníamos ni una responsabilidad con el público, decíamos mil burradas, no trabájamos ni la música ni las bases. Hemos ganado mucho con los años, la verdad.
P.- Habéis madurado también. Ahora habláis del estigma que supone ir al psicólogo (Nega) o de la anorexia masculina (Tony).
R.- Son cuestiones que son una especie de tabú y hay que ponerlas encima de la mesa. Si algo clama al cielo es que, después de lo que hemos pasado, no puede ser que la salud mental sea un privilegio en este país. Al final son 50 o 60 euros la sesión y se convierte en un privilegio con los sueldos que hay y cuando la gente tiene que pagar casa y comida. Se debería de tomar cartas en el asunto de forma inmediata, porque la gente va a quedar tocada y la pandemia va a dejar secuelas. Todo lo que hemos vivido este año me parece muy heavy a nivel mental y hay que romper el estigma. Creo que si eres unas personas como nosotros, que tienes cierta exposición pública creo que tenemos que hacerlo.
P.- ¿Cuánto sigue imperando ser un ‘heterobásico’ en el mundo del rap?
R.- Bastante y casi como en el mundo del fútbol. Por lo menos en España, que yo sepa, no ha salido ningún rapero del armario. Creo que sigue habiendo mucha de esa masculinidad tóxica y negativa en el mundo del hip-hop y las batallas. Es bastante significativo que, con lo que se ha avanzado en este país en materia LGTBI y que tenemos que estar muy orgullosos sobre esta cuestión, en la escena hip-hop no se haya dado eso y todavía utilice ‘gay’ como insulto.
P.- Ya es innegable que las mujeres están en la industria para quedarse, pero ¿qué tiene que pasar para que la Comunidad LGTBI llegue al rap en español?
R.- No lo sé. Creo que en el mundo del hip-hop, el rap y la música urbana, incluso hecha por mujeres, impera una masculinidad tóxica. Yo entiendo que si eres un chico homosexual y asomas a este mundo y ves lo que hay, piensas, ‘mejor me quedo en otro sitio’. Es complicado.
Aunque, hoy en día, yo no creo que si saliera un grupo o un rapero que pusiera encima de la mesa la salida del armario o su sexualidad, no sería bien recibido. Si me dices hace unos años le diría que mejor lo hiciera en otra escena. Ahora creo que hay más tolerancia, aunque sigue imperando ese tufillo a masculinidades tóxicas. Ojalá se abran las puertas de todos los armarios en todas las escenas.