En una época en la que la masificación y la geocentrificación ya ha engullido a buena parte de las ciudades de todo el mundo, Zamora se erige como un oasis en este océano de aglomeraciones, visitas multitudinarias y agobios en general, para un turista que, precisamente, lo que busca es tranquilidad.
Con apenas 60.000 habitantes, la ciudad es un destino cada vez más de moda entre
los turistas nacionales e internacionales. La Perla del Duero ya no es tan desconocida como antes de la pandemia y, de hecho, las restricciones de movilidad hicieron que muchos turistas descubrieran su inigualable belleza monumental, patrimonial, natural, gastronómica y cultural. Aún con eso, esta ciudad mantiene una calma y tranquilidad que rezuma en cada uno de sus rincones. Zamora conserva cual tesoro una quietud poco habitual de ver en las ciudades de nuestro país.
Se trata de un lugar perfecto para aquellos visitantes que buscan un ‘turismo slow’, es decir, aquel que huye de las multitudes, de agobios de ningún tipo y que se centra en buscar lugares que no generen estrés y que estén en armonía con su medioambiente, sus raíces y un estilo de vida saludable. Una forma de utilizar el turismo para su propia relajación y la desintoxicación de los devenires diarios.
En este sentido, Zamora se presenta como un destino perfecto para aquellos que buscan desconectar, con una oferta turística muy variada, pero armónica con sus propios orígenes, el respeto a la naturaleza, la vida sana y sin masificaciones.
Una ciudad que, además, resulta muy amable en su visita, no solo por la ausencia de aglomeraciones, sino porque su recogido tamaño permite llegar a prácticamente cualquier rincón andando o en bicicleta.
Zamora es acogedora y está llena de buenos paisajes y un valiosísimo patrimonio que invita a recorrerla de arriba abajo como un auténtico placer. No en vano, el románico de la capital zamorana abruma por su carácter híbrido y sintético, de primorosa arquitectura transfronteriza, con notas romanas y moriscas. Zamora presume sin complejos de singular conjunto románico capaz de hechizar al viajero más ajetreado para tranquilizar su cuerpo y mente con la grandiosidad de sus templos y construcciones.
Naturaleza y su historia
Zamora es una ciudad que, afortunadamente, todavía guarda un vínculo fuerte con el campo y con su propia historia. Zamora es un paisaje cultural que ofrece en el mismo lugar grandes experiencias con el patrimonio histórico cultural y con el patrimonio natural. Ejemplo de ello es la Catedral, un exponente único del arte románico español, que en su momento fue vanguardia arquitectónica en el contexto europeo.
A solo 500 metros de ella, se presenta el agua del río Duero, sus aceñas o molinos, los azudes, con sus barcos de remo y la barcaza de las aceñas de Olivares y más allá, un antiguo palomar rehabilitado. Es un espacio de aproximadamente 9 kilómetros que acompaña el río Duero por la ciudad hasta el barrio de Carrascal con sus rutas de observación de fauna y flora con la ruta de las cinco aceñas.
A través de un paseo pausado y restaurador, el turista puede recorrer la orilla del Duero, estos molinos de agua de origen medieval, que discurren por las zonas de Pinilla, Cabañales, Gijón, Los Pisones y Olivares. En este último se ubica, además, un museo visitable dedicado a los trabajos con agua.
Pero la ruta no acaba aquí. Su recorrido también permite cruzar las aguas a través del puente de Hierro y puente de los Poetas, dos emblemas de la ciudad. Y todo ello bajo el encantador sonido del río, la fauna del lugar y unas vistas inolvidables, que hacen posible reconectar con la esencia de nuestra propia naturaleza, en un paraíso de tranquilidad.
Y es que no hay nada más reposado que la observación de la fauna, de la naturaleza en su normal actividad. Zamora también se ofrece al mundo como un espacio ideal para la observación respetuosa de aves e insectos, que naturalmente habitan en estos paraísos medioambientales.
Por ello, el Ayuntamiento de Zamora ofrece rutas y recorridos específicos para la vista y el conocimiento de las especies autóctonas que conviven en la Perla del Duero. Mariposas, águilas, abejas, anfibios, nutrias, garzas o cigüeñas se presentan majestuosas y tranquilas en el entorno de la ciudad para da una lección de pausa y reconexión con la madre naturaleza.
Un territorio ideal para un viajero que quiere dejarse embriagar por su paisaje natural y auténtico. Zamora da la oportunidad de moverse en este espacio urbano, patrimonial, histórico, cultural y biodiverso, mientras se disfruta, poco a poco, del placer de la lentitud, de la pausa reparadora, en un vínculo romántico entre las obras del hombre y la naturaleza.
Seis rutas en bicicleta
De hecho, el Ayuntamiento de Zamora ofrece seis rutas cicloturísticas para conocer su belleza monumental, como joya nacional del románico que salpica sus calles, pero también sus alrededores, ya que la ciudad está rodeada de una riqueza ambiental y natural absolutamente maravillosa.
La ciudad está íntimamente unida al río Duero, que divide su entorno y forma parte activa de la vida diaria. Zamora no se entiende sin el Duero y este resulta un recurso muy importante de la visita a la ciudad, tanto por su valor histórico como por la biodiversidad que en él habita.
Zamora se erige como un auténtico paraíso de opciones con estas rutas alrededor de la capital. Propuestas de gran variedad medioambiental, paisajística y patrimonial para descubrir, a golpe de pedalada, la rica fauna aviar de su bosque, de los ríos Duero y Valderaduey y de sus variados entornos naturales.
También dan acceso a templos, yacimientos arqueológicos, construcciones medievales y paisajes absolutamente maravillosos, cargados de espiritualidad, donde los viajeros también pueden encontrar un lugar para la meditación y la propia sanación mental.
Todo en torno a un turismo completamente sostenible, absolutamente respetuoso con el medioambiente, sencillo y muy ameno para hacer con pequeños y grandes. Y es que todas ellas son rutas con desniveles y distancias suaves, de entre 10 a 20 kilómetros, realizables en cualquier época del año, e incluso para completarlas caminando. Además, para un seguimiento aún más cómodo y accesible, todas ellas están recogidas en un mapa con códigos QR, a través de los cuales se puede acceder al recorrido detallado de las mismas desde WikiLoc.