Daniel, Victoriano, Eugenio y Ángel. Cuatros hombres. Cuatro vidas sesgadas por el peor incendio ocurrido en España desde que hay registros. Hoy, 17 de julio, se cumple un año desde el inicio del incendio en Losacio. Se trata del segundo gran incendio que asoló la Sierra de la Culebra, cuando aún el primero se encontraba controlado, pero no extinguido.
Si del 15 al 24 de junio, la provincia había vivido una de las grandes pesadillas de su historia reciente con miles de hectáreas calcinadas, desalojos de municipios y una incontable pérdida de valor forestal y sentimental, el 17 de julio todo se tornaría a peor.
Y es que si el primer incendio había sido violento, el segundo superaría todo lo imaginable y con el peor de los desenlaces estos cuatro muertos, que aún duelen y pesan en la memoria de los zamoranos. Eran las 18 horas de ese 17 de julio cuando otra tormenta seca iniciaba un nuevo fuego en Losacio que se propagó con gran virulencia hacia el norte de la Culebra.
El incendio se declaró de nivel 2 sobre las 20 horas, cuando obligó al corte en la carretera nacional N-631 en el tramo de Moreruela de Tábara y Litos; así como el tramo entre Sanabria AV y Zamora en el AVE Madrid - Zamora. Además, volvieron a producirse desalojos en las localidades de Sesnández de Tábara, Ferreruela de Tábara, Escober de Tábara, San Martín de Tábara, Olmillos de Castro, Tábara, Abejera y Riofrío de Aliste.
Al igual que en el primero, el fuego alcanzó tal magnitud que generó su propio sistema de vientos, provocando una nueva tormenta ígnea, lo cual favoreció que se propagase con gran virulencia, encontrándose fuera de toda capacidad de extinción. En solo cuatro horas, el fuego acabó con más de 10.000 hectáreas. La Junta de Castilla y León solicitó ayuda de nuevo a la Unidad Militar de Emergencias, que se trasladó a la zona y durante los trabajos se produjo el primero de los fallecimientos.
El brigadista Daniel Gullón
Ese mismo día 17, Daniel Gullón Varas, brigadista de una autobomba que luchaba contra el fuego, quedó atrapado por las llamas por el rápido avance de estas en la zona. Fallecía esa misma jornada. En esa misma jornada, nueve efectivos resultaron heridos por quemaduras e inhalación de humo y otras dos personas resultaron heridas graves en un accidente de tráfico provocado por el incendio.
Daniel era trabajador del Servicio de Extinción de Incendios de la Junta era manguerista de la autobomba C-9, desde hacía apenas dos años. Nacido en 1959, era vecino de la localidad zamorana de Ferreras de Abajo, tenía mujer y dos hijas. Por aquellas fechas, el exalcalde de su pueblo, Gregorio San Pedro, le describía como una persona deportista y que le gustaba andar en bici, además era "muy querido" entre los vecinos y una "buena persona". "Siempre estaba dispuesto a colaborar", asegura.
El pasado 7 de diciembre de 2022, el Ayuntamiento de Ferreras de Abajo rendía homenaje a su vecino fallecido, con una placa en el polideportivo de la localidad que, desde ese día lleva el nombre de Daniel Gullón Vara. Un recuerdo tanto por su encomiable labor como por su amor al deporte.
Eugenio Ratón y su centenario padre
Pero ese 17 de julio aún se tornaría más negro. Como se supo más tarde, Eugenio Ratón, de 65 años y vecino de Sesnández de Tábara sufría un accidente de tráfico, cuando fue sorprendido por el fuego en el momento que huía del incendio en coche, junto a su padre de 100 años en dirección a Tábara por la carretera ZA-P-2434.
La violencia del fuego obligó a retroceder. Eugenio intentó dar la vuelta en un alto con curva, pero no le dio tiempo y las llamas alcanzaron el coche. En aquel momento, él y su padre echaron a correr entre una nube de humo, pero los restos ardientes de los pinos les caían por encima.
Finalmente, una lengua de fuego alcanzó al vecino de Sesnández, que sufrió quemaduras en el 80% de su cuerpo. En un primer momento fue trasladado a Zamora y a Salamanca, pero dada la gravedad de sus heridas, una vez estabilizado, fue llevado la Unidad de Quemados del Hospital de Getafe, para operarlo de urgencia. Desgraciadamente este hombre se convertiría en la tercera víctima mortal del incendio, tras fallecer el 18 de agosto.
Ángel Martín, el 'héroe de Tábara'
Ese devastador primer día también sería el escenario de las imágenes más sobrecogedoras y duras de todo el incendio. Las de Ángel Martín, un empresario local de Tábara, que se adentró en las llamas con su máquina para intentar formar un cortafuegos que protegiera la gasolinera de su pueblo de las llamas y así evitar un desastre aún mayor.
Las imágenes de su excavadora adentrándose en el fuego y de sí mismo con la ropa y el cuerpo abrasadas dieron la vuelta al país. Un acto por el que sufrió gravísimas quemaduras en el 80% de su cuerpo y por las que fue ingresado en el Hospital Río Hortega de Valladolid, donde falleció el 25 de octubre a los 53 años.
Y es que este segundo incendio avanzó hacia uno de los municipios más grandes de la zona en apenas unas horas. Las llamas no solo llegaron a sus tierras cercanas, sino que se adentraron al casco urbano, abrasando fincas y explotaciones ganaderas. Ángel decidió montarse en su excavadora en uno los momentos más peligrosos del incendio, cuando fuego amenazó la gasolinera y al pequeño polígono industrial que se ubican a la entrada de la localidad. Y es que si el fuego llegaba a los tanques, el desastre hubiera sido aún peor.
No dudó ni un segundo. Este padre de familia se lanzó al fuego para salvar a sus vecinos. Para Ángel su retroexcavadora es su medio fundamental para desarrollar su trabajo, ya que era el propietario de un pequeño almacén de construcción en el municipio y se utilizaba este vehículo para poder mover los materiales más pesados. Quiso salvar los negocios, los de amigos y vecinos de su pueblo, y que se ubican en ese polígono industrial. Donde ni siquiera estaba su propio almacén, que se sitúa al otro lado de Tábara. Solidaridad pura, mirando por lo de los demás, arriesgando su vida.
Pero, por desgracia las llamas pudieron más que su retroexcavadora, y tras adentrarse en el fuego, Ángel tuvo que abandonar su máquina, su medio de vida, porque su cuerpo ya sufría por las llamas, que le provocaron quemaduras mortales de las que no pudo recuperarse.
Victoriano Antón, el pastor que quiso salvar su ganado
Tras un primer día absolutamente devastador, a la mañana siguiente, el 18 de julio, se evacuaba la localidad de Litos y se encontraba otra víctima mortal del incendio: Victoriano Antón, un pastor de Escober de Tábara al que las llamas alcanzaron en Ferreruela cuando había salido con sus ovejas en la tarde del domingo.
Su cuerpo fue encontrado en el paraje llamado 'Raya de los Pozones', junto a una docena de sus animales. El fuego alcanzó a este ganadero desde dos frentes en una zona en pendiente, rodeado de pasto y árboles, que avanzaba con una velocidad voraz. No tuvo oportunidad de escapar.
Mientras, a lo largo de la mañana y a primera hora de la tarde, ese mismo fuego acanzaban tal violencia que otras 45 localidades fueron desalojadas a lo largo de la jornada. Unas evacuaciones sin precedentes, donde se desplazó a Zamora capital y otros municipios a más de 5.800 personas.
El 19 de julio durante el mediodía, las condiciones del incendio mejoraron y solo 14 pueblos continuaron evacuados. Al final de la tarde, una mejor climatología permitió controlar el avance del fuego, menos en la zona de Pueblica de Valverde. Durante la madrugada del 20 de julio, los efectivos lograron avanzar con el control del incendio y por la mañana la N-601 volvía a abrirse, así como la línea de AVE entre Zamora y Sanabria.
Pero no fue hasta el 14 de agosto, un mes después, que la Junta de Castilla y León declaró que el incendio de Losacio se daba por controlado, tras quemar 31.471 hectáreas en la Culebra y otras zonas limítrofes. Y cuarenta y cinco días después, el 31 de agosto, a las 09.45 horas, el incendio se daba finalmente por extinguido, cerrando así uno de los capítulos más duros de la historia de la provincia.