Cigales es un pueblo que se ubica al norte de la provincia de Valladolid, entre viñedos y campos de cereal. Se le conoce como Cuna del Clarete. Cuenta en la actualidad, y según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) con una población de 5.360 personas.
Los mayores encantos del lugar pasan por ser sus 300 bodegas subterráneas y su monumental Iglesia de Santiago, del siglo XVI, en un pequeño núcleo rural en el que merece la pena darse una vuelta por su casco histórico o por la Plaza Mayor.
Si por algo es reconocido Cigales es por sus vinos. Estos días va a celebrar una nueva edición de su Fiesta de la Vendimia que se va a llenar de vecinos y forasteros que disfrutarán con las catas y diversas actividades que se han programado en el lugar.
Allí tiene su negocio Lourdes Martín Rodríguez, una cigaleña de las de toda la vida. A sus 61 años, esta amante de la lectura y de escuchar música abrió hace 41 una tienda a la que conserva un gran cariño y que da un gran servicio a los vecinos del lugar.
Hablamos con ella para descubrir los secretos del éxito de un negocio con mucha historia.
Una cigaleña de pura cepa: del juego, a la realidad
“Me considero una mujer que ha luchado siempre, mucho, por lo que ha querido. Recuerdo que, de pequeña, me encantaba jugar a las tiendas con mis hermanos. Un día vendía fruta, otro pescado y otro carne. Era mi juego favorito”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, nuestra protagonista.
Como nos ha explicado, ya desde pequeña le encantaba jugar a las tiendas. Antes de contar con la suya propia, pasó por pequeños trabajos. Cuando cumplió los 20, se arriesgó y abrió la tienda de comestibles en su pueblo. Y de aquí, hasta hoy.
“La abrí el 8 de agosto de 1983 con mucha ilusión y con muchas ganas de trabajar. Poco a poco me hice una clientela que he tratado y servido siempre con mucho cariño. Como llevo unos cuantos años han pasado generaciones por ella. Primero abuelas, hijas e incluso alguna nieta”, nos confiesa.
Nuestra protagonista comenzó abriendo todos los días de la semana, por la mañana y por la tarde. Con el paso de los años se tomó los sábados y domingos de descanso. En la actualidad, abre de lunes a domingo en horario de mañana. Los tiempos cambian.
Un ultramarino de 13 metros cuadrados
Ella comenzó con el negocio de cero. Eso sí, recalca, su familia le apoyó mucho para llevarlo adelante. Se llama ‘Comestibles Lourdes’ y está ubicada en la calle Valentín Madruga Número 2 de Cigales. Solo mide 13 metros y nadie más que Lourdes trabaja en el lugar. Ella puede con todo.
“Vendo un poco de todo. Mi tienda es un ultramarino. Tengo fruta, verdura, pan, bollería, conservas, y algún artículo de droguería”, explica nuestra entrevistada. La verdad es que allí, pese a lo diminuto del espacio, podemos encontrarnos de todo.
Los vecinos “están encantados” con tener a Lourdes cerca y de que les dispense, cada día de la semana, la posibilidad de acudir a ella cuando necesitan cualquier cosa. Algo muy a valorar, más en un pueblo.
Lo difícil de sacar adelante un negocio en el medio rural
“Sacar adelante un negocio en un pueblo es muy difícil y complicado. Cada vez nos cuesta más. Además, las nuevas generaciones, por su ritmo de vida, apenas compran en este tipo de negocios. Con el paso de los años, el comercio rural va a desaparecer. Sobre todo, en las zonas tan cercanas a la capital”, añade Lourdes.
Sin embargo, nuestra luchadora confiesa que “espera seguir con el negocio hasta la jubilación”. Ella no sabe si lo conseguirá, pero lo va a intentar. Eso está claro viendo su fuerza y entereza.
Lourdes y su pequeña tienda. Un ejemplo de que el mundo rural sigue vivo gracias a la lucha de héroes como nuestra entrevistada que se esfuerza, cada vez que sale el sol, por dar el mejor servicio a sus vecinos.