La localidad vallisoletana de Trigueros del Valle se ubica al borde del ramal sur del Canal de Castilla, junto al valle. De ahí, su nombre. En la actualidad, como informa el Instituto Nacional de Estadística, cuenta con una población de 322 habitantes.
En un extremo del casco urbano se encuentra su castillo, o ‘La Fortaleza’, como lo conocen sus habitantes. Fue mandado a construir en el siglo XV y se levanta sobre una serie de galerías subterráneas que sirvieron de bodegas y caballerizas, durante la Guerra de la Comunidades.
En la actualidad, es propiedad del municipio y alberga la exposición permanente El Castillo Encantado, creada por el escultor Juan Villa. Es un lugar mágico y original que cuenta con unos habitantes muy especiales. Se trata de una exposición permanente donde toda la familia puede disfrutar, junto a los más pequeños, de una experiencia única.
En Trigueros del Valle también nos encontramos con el Bar La Plaza. Un establecimiento hostelero que suma 36 años de historia. 34 de ellos con Lucinio Mateo Polo al frente. Un bar familiar que da esos cafés, vinos y cañas a todos los que por el lugar pasan.
Charlamos con el dueño del mismo para conocer la historia de un lugar muy querido por los vecinos de Trigueros.
Una persona “alegre” y su bar
“Me considero una persona alegre, aunque depende de las circunstancias. Recuerdo con mucho cariño mi infancia, sobre todo el verano, en el que nos divertíamos con cualquier cosa, en el pueblo. Eran otros tiempos”, asegura, en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León, el dueño del establecimiento hostelero.
Lucinio Mateo Polo tiene 54 años y acumula, ni más ni menos, que 34 en el mundo de la hostelería. Todos ellos al frente del Bar La Plaza de Trigueros del Valle. Un bar de esos de los de antes, sin grandes excesos ni florituras, pero que resulta perfecto para disfrutar de la mejor compañía y tomar un café o un buen refresco.
“Cojo el bar porque no tenía trabajo a principios de los años 90. Ya estaba abierto porque lo regentaba un primo mío. Después tomé las riendas y aquí llevamos un total de 36 años dando servicio al pueblo”, asegura nuestro entrevistado.
Un servicio de suma importancia para un municipio como Trigueros del Valle, de apenas 300 habitantes, pero que cuenta con dos bares.
Lucinio ve el futuro “muy negro”
El Bar La Plaza se ubica, como se puede deducir sin previa explicación, en la Plaza Mayor de la localidad vallisoletana. No trabaja nadie más con Lucinio. Él se lo guisa y él se lo come, como diría aquel.
Ha echado, echa y echará muchas horas al frente de la barra para dar tapas y bebidas a los habitantes del pueblo y a los turistas que llegan, sobre todo los fines de semana, con el fin de visitar El Castillo Encantado o las Casas Cueva, dos citas obligadas en el precioso lugar.
“Damos cafés y también tortilla que gusta mucho a nuestro cliente. Intento sacar adelante el negocio dando el mejor servicio a todos los clientes que llegan, cada día, a visitar el lugar”, señala nuestro entrevistado convencido.
Sobre si cuesta sacar adelante un negocio en el mundo rural, y más en un pueblo pequeño, Lucinio nos contesta que “sí” y que ve el futuro “muy negro”, aunque no queda otra que seguir adelante y vivir día a día.
“Pienso en jubilarme y alquilar o vender el bar”, finaliza nuestro protagonista.
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