El pasado martes, 10 de octubre, EL ESPAÑOL de Castilla y León les contaba la historia de José María de la Cal. El vallisoletano, de 51 años, y que sumaba 37 en el mundo hostelero fue el dueño, durante nada más y nada menos que 20 primaveras, del conocido Restaurante Fierabrás, un establecimiento de referencia en la ciudad del Pisuerga que se ubicaba en la calle Marqués del Duero, en el número 8 concretamente.
Sin embargo, José María decidía, allá por el mes de mayo de este año, dejar la que había sido su casa durante tantos años para abrir un nuevo negocio en otro conocido municipio pucelano, a escasos 20 minutos de la capital, llamado Mucientes. Allí abría el día 28 de mayo su nuevo restaurante llamado ‘Las Lanchas del Fierabrás’.
Dicen que, a rey muerto, rey puesto. Todo en sentido figurado, está claro. No queremos que nadie sufra daño alguno. A lo que vamos es que el local en el que estaba el antiguo Fierabrás tiene ahora nuevo inquilino y en muy poco tiempo verá la luz bajo el nombre de Bar La Tasca Castellana.
“El objetivo es crecer en este local. Apostamos por el buen funcionamiento del mismo y que el cliente esté satisfecho y a gusto con nosotros aquí. Esperamos tener un buen arranque y que venga a conocernos gente de todo el mundo. Tienen las puertas abiertas para disfrutar de un lapso increíble con nosotros. Sobre todo, queremos que se disfrute con el estómago de todos nuestros platos”, asegura Miguel Álvarez Soria, el nuevo inquilino del local que se ubica en la calle Marqués del Duero Número 8 de Valladolid.
Del colegio de La Salle al comienzo de una aventura que promete
Nuestro entrevistado tiene solo 33 años. De joven estudió en el colegio de La Salle de Valladolid. Realizó un Grado Medio en Administración y después completó sus prácticas en una conocida emisora de radio vallisoletana. Después, finalizadas estas prácticas, comenzó a formar parte de la plantilla de la Factoría de Renault en Palencia. Allí estuvo, ni más ni menos, que durante nueve años. De hecho, compaginó este trabajo con la gerencia de algún bar ya por entonces.
Fue en el año 2019 cuando decidió pedir una excedencia. Ahí fue cuando llegó a la conclusión de que lo que realmente le llenaba era el mundo de la hostelería y no hacerlo en una fábrica. Normalmente gestionaba sus locales con otro socio, pero fue en junio de este año 2023 cuando decide emprender el camino en solitario.
“Tenía varios sitios mirados y me gustaban. Es cierto que cuando empecé a hablar con Jose, el anterior propietario, me dio muy buenas vibraciones y empecé con este nuevo proyecto que me gustó mucho. He decidido cambiar el nombre. El concepto de bar es parecido, pero intento dar otro toque”, apunta nuestro entrevistado.
Miguel es una persona emprendedora. Con ganas de crecer en el mundo hostelero y también de aprender en los diferentes campos que engloba una labor tan complicada como sacrificada, aunque, en ocasiones, no lo tengan en cuenta los clientes. Muy amigo de sus amigo y agradecido por lo que le están apoyando en esta nueva experiencia.
Una negociación que llegó a buen puerto, una apertura, y unos platos para enamorar
“Tras varias negociaciones con el propietario anterior y también con la actual, fructifica la operación. Soy de los que creen que hablando se entiende la gente. La verdad es que fueron negociaciones con gente muy seria. Ambos eran conscientes de la situación económica que vivimos. Fue fácil llegar a un acuerdo con ellos”, nos explica nuestro entrevistado.
A mediados del mes de julio de este año 2023, arrancaron con las obras. Parecía que iban a ser para menos tiempo, pero las obras ya sabemos como son, se alargan y alargan hasta límites insospechados. Pero ya está casi todo listo para que lo que era el Fierabrás, abra ahora sus puertas en la calle Marqués del Duero Número 8 de Valladolid con el nombre de Bar La Tasca Castellana.
“Hoy en día, tengo en mente abrir a principios del mes de noviembre. En principio, la inauguración va a tener lugar el 2 de ese mes. Habrá vino español, cortador de jamón en vivo y esperamos que sea una fiesta y comenzar abriendo y con buen pie”, añade nuestro protagonista que nos explica también lo que, en el lugar, hablando de comida, se va a ofrecer.
Habrá una amplia carta de comedor y también diferentes pinchos elaborados en las barras. Chapatinas y tostas variadas y, además, va a poner en funcionamiento un combo que va a incluir la tosta o chapata más a la bebida a un precio “muy asequible para los bolsillos”.
“Los platos que vamos a ofrecer de especialidad son el arroz con bogavantes, el arroz con carabineros y también el chuletón a la piedra. No nos olvidamos de nuestros menús diarios ni del especial de fin de semana. Tampoco de la amplia carta con diferentes raciones, carnes ibéricas, bacalao realizado de diferentes formas y sin olvidar nuestros cachopos de jamón y cecina, para chuparse los dedos”.
Un futuro que se avecina brillante
Las expectativas, como apunta Miguel Ángel, son “muy buenas” ya que el bar “tiene muy buena fama” y lo que ha intentado hacer él es “darle un cambio de imagen” que espera que “guste a todo el público”. Ahora, con la inauguración, espera que sean muchos los que se pasen por el lugar para conocerlos, más con la Navidad por delante, una época del año que puede ser perfecta para fidelizar a las personas deseosas de disfrutar con los mejores platos acompañados de un buen refresco, una cañita o un vino.
El local cuenta con dos zonas, una de barra, con sus mesas y bancos para poder disfrutar de un rato agradable, y otra zona de comedor, muy acogedora, para disfrutar de una gastronomía que apuesta por lo castellano. También pondrá fútbol en el bar para que cada cliente pueda disfrutar del deporte rey en la mejor compañía.
“El futuro lo veo muy bien. Después del coronavirus la gente ha cambiado sus hábitos. Ahora nos gusta más alternar. El vermú y salir de comidas y cenas con amigos y familiares. Queremos triunfar”, finaliza nuestro protagonista.
Seguro que con ganas y mucho trabajo y esfuerzo, consigue convertir su sueño en realidad.