La miel de un pueblo vallisoletano ha conquistado el paladar del jurado que le ha otorgado el premio a la segunda mejor miel de España. Un producto elaborado con mucho mimo y paciencia con las manos de Óscar y Samuel, dos hermanos. Y es que nunca se imaginaron que lo que un día fue un 'hobby' terminaría convirtiéndose en su profesión.
La historia de setentaynueve comenzó con Carlos, el padre, al que definen como “el alma”. La persona que les enseñó “el amor por la naturaleza, lo sencillo y las cosas bien hechas”. Él tenía colmenas por afición y hace cinco años sus hijos vieron en ello una oportunidad comercial. Apicultores de todo el país acudían hasta Tiedra para obtener esta sabrosa miel de lavanda y ahí se les encendió la bombilla.
Óscar es ingeniero industrial y Samuel ingeniero forestal, pero un día decidieron cambiar sus vidas. Plantearon la opción de hacer algo profesional. “Echamos números, salió bien y seguimos adelante”, recuerda uno de los hermanos en declaraciones a EL ESPAÑOL- Noticias de Castilla y León. Tenían claro que “querían emprender” y si podía ser en su pueblo, “mejor”.
El nombre también tiene un significado especial, como todo. Setentaynueve es el número atómico del oro, y eso es lo que la miel “representa para nuestra familia”.
Las apicultoras de mieles van con las floraciones de alrededor. Y en este pueblo vallisoletano tiene la suerte de tener un mar morado que seduce a todos los turistas que se acercan a la zona. Óscar define el producto como una miel “especial, aromática, que recuerda a los campos”. Mucho “más fácil de comercializar” que la de girasol.tipo de actividades de apiturismo. Trajes, colmenas y demás. Talleres, formaciones, catas.
El color es clarito y desde setentaynueve prometen que el sabor es muy parecido a la lavanda, lo que hace que enamore a todos los que la prueban. Tan especial es que se ha convertido en la segunda mejor de España.
Se ha celebrado en el Congreso Nacional de Apicultura donde se ha elegido a las mejores mieles y los mejores productores de este alimento. Esta edición se ha celebrado en Málaga entre el 29 de septiembre y el 2 de octubre y este producto vallisoletano se ha colado en el top de las mejores.
“La floración salió espléndida. Teníamos claro lo que teníamos entre manos este año. No todos los años se dan las circunstancias para tener una miel de la misma calidad y este año se ha dado”, asegura.
El proceso para llegar a lo más alto no ha sido un camino de rosas. Se han tenido que formar en ello, pero es cierto que la materia prima ha hecho mucho por sí misma: “Éramos conscientes de la calidad de la miel en nuestro pueblo. Sabíamos el manejo que podía llegar a tener”.
No es el primero que reciben, ya que han logrado alzarse con otros premios y ahora buscan “más a nivel nacional y también internacional”. Esto solo es el principio de un viaje que, seguro, estará plagado de éxitos.
Ahora se han lanzado a una nueva aventura creando un centro de interpretación. Este se llama ‘La caseta de la miel’ y hacen todo tipo de actividades en él. Desde ponerte el traje y adentrarte en las colmenas hasta talleres y formaciones sobre este endulzante natural. Una experiencia única en la que se puede conocer desde dentro cómo se elabora un producto tan típico que se encuentra en todas las casas del país.