Casa Lola es una empresa familiar. Trabajan todos sus miembros, al completo. Llevan 40 años dedicados al mundo de la hostelería y a la venta de productos gourmet. Se ubica en el municipio vallisoletano de Rueda, la cuna del vino blanco verdejo. Concretamente en el kilómetro 172 de la A-6, en la carretera nacional que pasa entre Madrid y A Coruña, para ser más exactos.
En este privilegiado lugar se pueden degustar los productos de un mítico restaurante ya de la provincia de Valladolid. Desde la tortilla de patata, pasando por las alcachofas, los caldos, el gazpacho o los embutidos como el queso o el jamón ibérico, todos ellos cortados a cuchillo en el propio establecimiento y que hacen las delicias de los comensales. Además, bañados con los mejores caldos del lugar.
El establecimiento vallisoletano ha finalizado, esta semana, segundo en el Concurso del ‘Mejor Bocadillo de Jamón Joselito’ que se ha estrenado este año en el 36ª Salón Gourmets, la Feria de Alimentación y Bebidas de Calidad que se ha celebrado en Madrid del 17 al 20 de abril.
El ganador ha sido el Restaurante Raíz, en Vitoria, con una combinación de jamón, foie, alcachofas y mermelada de alcachofas. Sin embargo, Bruno de Lahoz, el dueño de Casa Lola, puede presumir de hacer el segundo mejor bocata de jamón del mundo. Un bocadillo, con mucha miga.
Premio a 40 años de trabajo
“Estuvimos 28 años en una antigua tabernita y, ahora, en la nueva ubicación llevamos otros 12. 40 en total. Lola continúa al frente en la que es su casa. En Casa Lola. Tanto ella como su equipo han luchado con un duro trabajo hasta hacer, del boca a boca, un negocio próspero que ha generado más de 14 empleos”, nos explica el dueño del negocio, de 37 años.
En Casa Lola se dedican a la hostelería y a la venta de productos gourmet. “Es como un Mercado de San Miguel”, confiesa nuestro entrevistado. Él está orgulloso, como no podía ser de otra manera. Un trabajo, durante años y años… y ese buen hacer siempre da sus frutos, en alguna de las ocasiones, en forma de premios.
Porque Casa Lola ha estado presente, esta semana, en el 36ª Salón Gourmets que se ha celebrado en la capital de España. Y ha hecho historia con su ‘Mollete Joselito By Lola’, dentro de este certamen. Todo tras conseguir el segundo puesto.
“Hubo una primera selección antes de ir a Madrid. A la final llegamos seis restaurantes. Fue una experiencia única. En la final había que preparar seis muestras de nuestro bocadillo. Uno cada cinco minutos. Era duro, pero conseguimos el segundo puesto”, afirma nuestro entrevistado.
Una delicia
Y lo hizo, Casa Lola, con un bocata espectacular. Con ese ‘Mollete Joselito By Lola’. Un mollete con pan de cristal de levadura madre de Rueda. Concretamente de la Panadería Hermanos Álvarez. En su interior, una base de foie y paté de cochinillo ahumado, con brotes de canónigos, verdes de mostaza. Y, como no podía ser de otra forma, con jamón Joselito. No puede faltar tampoco la torta de queso de cuajo vegetal de cardo de Pollos, también en la provincia de Valladolid. Una auténtica delicia.
“Estamos satisfechos, pero tenemos la espinita de haber quedado segundos. Fue un hándicap el hecho de haber tenido que presentar nuestra propuesta en último lugar. El jurado se acabó quedando sin apetito hasta que llegó el ‘Mollete Joselito By Lola’”, afirma nuestro protagonista, mientras ríe.
A pesar de haber conseguido ese segundo puesto que convierte a Casa Lola en el establecimiento que hace el segundo mejor bocadillo de jamón del mundo, la celebración pasó por seguir trabajando por tierras madrileñas y en ese Salón Gourmets, que suponía un gran escaparate para el negocio familiar.
Los clientes quieren probarlo
“Los clientes están deseando probarlo. Degustar el mejor sabor de nuestra elaboración que atesora unos toques y sabores que lo hacen único. Estamos satisfechos con nuestra propuesta”, confiesa Bruno.
Hablando del futuro del mundo hostelero, nuestro protagonista añade que es “incierto”. Asegura que su objetivo pasa por “trabajar las horas más productivas y no afrontar largas jornadas de trabajo en el negocio” para destinar ese tiempo “a la familia y al tiempo libre”, algo clave para evadirse del estresante mundo hostelero.
“Queremos buscar una mejor hostelería. En la que haya más empleados, mejores sueldos y más tiempo libre. En la que se aumente la calidad del servicio y en la que el rendimiento de los negocios sea justo para todos. Nada de trabajar miles de horas para no sacar el rendimiento adecuado”, finaliza.