En una ladera que se ubica al pie de los Montes Torozos, entre el Castillo de Tiedra, en la provincia de Valladolid y la fortaleza de Villalonso, en la de Zamora, se ubica La Vieja Casona de Labranza que lleva por nombre ‘Campo y Lumbre’. Esta dentro de la localidad vallisoletana de Benafarces, una pequeña y pintoresca población de 68 habitantes, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), a 60 kilómetros de la capital, y a 12 de Toro (Zamora). Un lugar que se dedica, en su mayor parte, a las tareas agrícolas. Sigue conservando gran parte del encanto de la gastronomía rural, sus mágicos paisajes, y la tranquilidad del campo.
El gerente de esta casa rural es Luis Ángel Chico. En la actualidad tiene 61 años y nació en Madrid. Su padre, de Paredes de Nava, en la provincia de Palencia. Compró la casa, en Benafarces, en el año 2008, concretamente en el mes de octubre de ese año. En el 2009 la reformó y el 12 de octubre la inauguró para comenzar a dar felicidad a las familias o amigos que cada fin de semana la alquilan para disfrutar de todo el encanto del mundo rural.
Chico es licenciado en Ciencias de la Información, Publicidad, Relaciones Públicas y Periodismo. Estudió tres años de Arquitectura y tiene un Máster en Publicidad. Además, cuenta con más de 150 cursos centrados en la ornitología, micología, marketing o el turismo rural, todo lo que le apasiona. Protagoniza foros y da charlas sobre lo que es su vida: el campo.
No en vano es también el presidente de la Asociación Regional de Empresarios de Alojamientos Rurales (ARARCYL). Además, preside Valladolid Rural. Está presente en el Consejo Autonómico de Turismo. EL ESPAÑOL Noticias de Castilla y León se desplaza hasta Benafarces para conocer un poco más el lado más humano de este hombre tan especial como cercano.
Una infancia feliz
“Soy una persona entusiasta. Un emprendedor. Con capacidad de ingenio, creatividad y a la que le gusta trabajar. Pienso que en la vida hay que tener las tres haches. La honradez, la humildad y el humor. Eso es lo que decía mi padre. Con esto y con una dosis de creatividad, ingenio y ganas de trabajar, puedes conseguir todo lo que te prepongas, o al menos intentarlo. No soy de los que me eche atrás por nada. Soy un luchador total”, asegura.
Sobre su infancia, nació en Madrid. Nos cuenta que su afán de liderazgo le viene desde que a los 14 años tuvo que ser el organizador del viaje de fin de curso a Mallorca. Había que sacar dinero y a nuestro entrevistado le dio por montar un discoforum, junto a otros tres compañeros de clase, en cada recreo, dentro de su centro escolar. Necesitaban 3.000 pesetas para el viaje, pero consiguieron 6.000, por lo que invitaron a varios cursos más. Un duro por persona cobraban para entrar a dicho discoforum.
“Me suelen decir que me gusta meterme en saraos, pero es lo que he hecho durante toda mi vida. También he jugado al baloncesto. Me gusta mucho. Recuerdo mucho cuando iba, con mis padres a una casa rural de la que disponíamos. Yo tenía unos 17 y 18 años”, nos cuenta Luis Ángel Chico mientras llama a la puerta Evaristo, el autor del libro del pueblo. “Una gran persona que se fue a Argentina y al regresar escribió un libro de Benafarces que yo he editado”, añade nuestro protagonista.
El cambio de pasar de Madrid a Benafarces
Estudiaba Arquitectura en Madrid cuando su padre enfermó. Fue ahí cuando dejó esta carrera universitaria para terminar Publicidad y Periodismo, completándolas y comenzando a trabajar en Madrid, siempre en lugares relacionados o vinculados con sus estudios. Siempre ha estado vinculado a nuestra Comunidad llegando a crear un periódico en Zamora y a dirigir el hotel más grande de Segovia.
“Recuerdo cuando estaba de director de comunicación y márketing en una constructora de Madrid. Llevaba todo. La comunicación interna, la externa, los planes de marketing… Me acabó saturando muchísimo. Me paré. Estuve unos días meditando en otro de los lugares que me encantan como es Gran Canaria. Quería ser dueño de mi tiempo y por eso me puse a buscar una casa rural en el pueblo para crear mi propio negocio", afirma.
Cambió una vida en Madrid por una en el pueblo. En 2008 compra su casa en Benafarces tras haber visto muchas por toda España, la reformó y se vino a vivir municipio vallisoletano. Lo dejó absolutamente todo, incluso la docencia en la Universidad Antonio de Nebrija y en la Complutense de Madrid. Todo por una casa rural inaugurada el 12 de octubre de 2009 que arrancó con su actividad en junio de 2010.
“He pasado de ser un urbanita, un neorrural como me definía Javier Pérez de Andrés, a un defensor a ultranza del mundo rural. Creo que la gente no valora lo suficiente donde estamos y lo que tenemos. Cuando hombres y mujeres salen buscando paz, tranquilidad, aire puro, lumbre y chimeneas, aquí estamos nosotros. Los que mantenemos las casas en pie, los que asentamos población, los que trabajamos todo el año. Esto es algo muy importante”, confiesa el presidente de ARARCYL.
Alcalde y una persona en constante movimiento
Al llegar a Benafarces en ese 2008 y poner en marcha su negocio entre el 2009 y el 2010, empezó a trabajar también en la Dirección General de Turismo, como técnico de marketing, junto a la consejera María José Salgueiro. Un puesto que para él era “la ilusión” de su vida. Desde el 2010 al 2015 estuvo allí. Después es cuando comienza con su actividad en Turismo Rural de Valladolid y Acaltur. También, se metió a la política.
En el año 2015 consiguió alcanzar la Alcaldía de su pueblo. Asegura que “nadie quería ser alcalde” porque “tiene muchas responsabilidades y no hay sueldo”, sin embargo, él se lanzó a la aventura y lleva ya casi dos legislaturas con el bastón de mando, con la conciencia tranquila y el premio del buen trabajo hecho. Se presentará a la reelección en los próximos comicios del 28 de mayo.
“Dentro de mi capacidad de organización me parecía que podía gestionar el Ayuntamiento. Estoy muy satisfecho con mi labor como alcalde. Se ha hecho todo el abastecimiento del pueblo. Se ha mejorado la plaza, las instalaciones internas… se ha gestionado de forma eficaz y se han recuperado las lagunas. Estamos pendientes de restaurar la iglesia”, afirma con orgullo.
Presidente de ARARCYL y peticiones
El sector de las casas rurales ha estado, durante dos años, muy tocado por la pandemia. Ahora, con la guerra de Ucrania y el aumento de precios, vuelve a verse afectado. Ha subido el precio de la leña, de los combustibles… una subida generalizada que ha afectado al beneficio de estos empresarios. “Yo, en esta casa, pago las bolsas de basura, las pastillas del lavavajillas o la leña. No cobro de más a mis invitados por esto. Si todos estos productos suben sus precios, tenemos que ajustar para nuestros beneficios”, añade el presidente de la Asociación Regional de Empresarios de Alojamientos Rurales de Castilla y León (ARARCYL).
Como cabeza representativa de esta institución, Luis Ángel Chico defiende que merecen recibir más ayuda por parte de las diferentes administraciones al ser “potenciadores y dinamizadores” de las zonas rurales. Y es que, si alguien acude a su casa rural, seguro que redunda en el beneficio del bar del pueblo, a la hora de que los visitantes vayan a comer allí, y también potencian que se visiten monumentos patrimoniales como castillos y otras joyas con las que cuenta nuestra Comunidad.
“Somos personas a las que, si se nos ayudara un poco más, potenciaríamos lo que yo defino como una herramienta, el turismo rural, para combatir la despoblación. Crearíamos más empleo y podríamos, incluso, generar pequeñas industrias para que la gente se instalara en el medio rural”, explica el propietario de ‘Campo y Lumbre’.
Pero, para ello, hace falta potenciar aspectos como la conectividad y la promoción y lanza un dardo a la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, que busca aumentar hasta el número de 10.000 los alojamientos rurales de la región. Ahora hay 4.000. “Esto no soluciona nada”, afirma, apostando por reducir el número y potenciar lo que ya se tiene.
Denuncia también que “no se puede permitir una fiscalidad para los alojamientos rurales como la que tenemos”. Que un empresario en un pueblo con menos de 70 habitantes tenga que pagar “800 euros de IBI” cuando “se tendría que primar a la persona que apuesta por dinamizar el mundo rural”.
Ante la falta de recursos, potencian muchas actividades que permiten atraer a la población. Como pueden ser el Burro Polo, las jornadas gastronómicas o las marchas solidarias que son un referente en la comarca y consiguen enamorar a muchas personas que acaban dándose una vuelta por el pueblo.
“El turismo rural, con el agroalimentario y la automoción, son los tres pilares que sustentan la economía de Castilla y León. Hay que apostar por ello”, añade.
Todo lleno por Semana Santa y futuro
Él ya tiene todo reservado hasta el 14 de junio. También en agosto y en Nochebuena y Nochevieja. La casa cuenta con siete habitaciones, todas con baño independiente y grandes salones para celebrar todo tipo de evento.
Pese a todos los inconvenientes, Luis Ángel Chico ve el futuro de manera positiva. “Hemos invertido aquí todo lo nuestro, en un pueblo donde no hay nada. Lo que viene lo veo con ilusión y entusiasmo. Somos vendedores de felicidad. Cuando alguien se va contento de tu casa, hemos conseguido mucho”, explica.
Su objetivo pasa por “seguir haciendo cosas por Benafarces” y por el “turismo rural”. Busca ser “líder” y “estar a la vanguardia” para “marcar las pautas de trabajo y el destino del mundo rural en España”.
Afirma que Castilla y León es el “estandarte que puede marcar todo” ya que “tenemos unos impresionantes espacios naturales” a los que hay que sumar los “castillos, gastronomía y el enoturismo”. “Debemos ser líderes y vanguardia no solo del turismo de interior, sino a nivel nacional y por eso voy a luchar en los próximos años”, incide.
Un hombre que abandonó Madrid para abrir su negocio en un pequeño pueblo de 68 habitantes.