El 29 de junio de 1858 nacía la persona que pondría nombre al turismo de Valladolid: El Marqués de la Vega- Inclán. Un vallisoletano que ha dedicado su vida a dar a conocer la ciudad y que sentó las bases de lo que se conoce hoy como turismo. Asimismo, fue el artifice de devolver la vida al museo de la Casa Cervantes dado que se encargó de recuperar esta casa, en 1912, en la que el ilustre escritor Miguel de Cervantes vivió junto con su familia.
Presenta una muy larga trayectoria, pero su faceta más destacada fue la de Comisario Regio de Turismo desde 1911 hasta 1928; una figura que “inventó gracias a la amistad que tenía con Alfonso XIII”, ha informado Rocío Ruiz, la técnica del museo de la Casa Cervantes.
“Le dijo al Rey la situación en la que se encontraban las casas. Por ello, Alfonso XII las compró y se asoció a este negocio el presidente de la Hispanic Society de América, Archer Huntintong, que adquirió las dos colindantes para que no se derrumbara el edificio. Vega-Inclán fue el encargado de adquirir la cuarta. Son las cuatro puertas que se pueden observar desde la calle Miguel Íscar. Gracias a esta iniciativa se evitó la ruina y el derrumbe del lugar”, ha afirmado Ruiz.
Fue en 1916 cuando se abrió la parte de abajo del museo que, actualmente, es la biblioteca y antiguamente eran espacios de pajares. “Gracias a la aportación de libros del Marqués, junto con otros del depósito de la Biblioteca Nacional de España, se pudo abrir. En aquel momento, fue la segunda más consultada después de la nacional”, asevera la técnica del museo de la Casa de Cervantes.
En 1948 fue cuando se abrió la casa en su totalidad, pudiendo ser visitada por todo aquel que acudía a la ciudad. Benigno Vega- Inclán se basó en la “literatura, testamentos y otros ejemplares que encontró para poder recrear el espacio. Sin embargo, no fue hasta 2005 cuando se hizo una investigación en profundidad sobre cómo eran las viviendas en aquel momento”. Un estudio que dio luz al museo tal y como se conoce en la actualidad.
El gran impulsor del turismo
El Marqués de Valle- Inclán fue un referente turístico a nivel nacional. Se crio en lo que hoy se conoce como el Colegio de la Enseñanza; un lugar en el que, el año pasado, se puso una placa en la fachada en su honor, que puede ser observada por todos los que pasen por la zona.
Asimismo, en el centenario del nacimiento se instaló el busto de bronce que hay en el patio exterior del museo. Una obra de Mariano Benlliure, un escultor español considerado como el último gran maestro del realismo decimonónico. El vaciado de yeso original está en el Museo del Romanticismo en Madrid, pero hay una copia en la Casa Cervantes y otra en Nueva York.
Benigno de la Vega- Inclán dedicó mucho esfuerzo para “rescatar del olvido” valiosos edificios y restos históricos. Siempre intentó recuperar el tratado exclusivo de cada edificio, como en el caso de la Alhambra o el Patio de Yeso del Alcázar sevillano.
Tuvo una larga e importante andadura por Sevilla y Toledo, donde puso en marcha el Museo de El Greco, nutrido de obras de su propiedad; “la primera casa museo con una recreación histórica”.
“Es un gran impulsor del turismo cultural en estas tres ciudades principalmente; con el foco puesto en Valladolid, que es donde nació. En cuanto a instituciones museísticas se ha encargado de dar vida a muchas de las que conocemos hoy en día. Por ello, no cabe duda de que es el fiel reflejo del turismo tanto en esta ciudad como a nivel nacional”, afirma Ruiz.