Cosmoveros no es un proyecto turístico cualquiera. Ubicado en la localidad segoviana de Muñoveros, busca ser una alternativa dentro de una zona con cierta saturación en lo referente a los establecimientos rurales, de un tiempo a esta parte. Una iniciativa que se ha gestado en los últimos cinco años y que ve la luz en estos días.
“Comenzamos a interesarnos por el glamping (estancia compuesta de burbujas, desde la que contemplar las estrellas) en 2018 e iniciamos la tramitación en 2019”, sentencia Inmaculada Álvaro, impulsora junto a su marido -Federico Iglesias- de esta fórmula de disfrute de la naturaleza presente en otros puntos de Castilla-La Mancha o Castilla y León, aunque “diferente”, como recalca esta emprendedora, que demanda apoyo al astroturismo en el interior de la Península como vía de generación de empleo y riqueza.
El 'glamping' es un creciente fenómeno global que combina la experiencia de acampar al aire libre con el lujo y las condiciones propias de los mejores hoteles, para disfrutar de la naturaleza y la libertad que proporciona la acampada, sin renunciar por ello a las comodidades y los atractivos de los alojamientos más sofisticados.
El astroturismo como alternativa
“Hay que apostar por el astroturismo”, remarca Inmaculada, quien señala que los usos y costumbres cambian. Hace muchas décadas -afirma- la gente podía acercarse al campo para contemplar las estrellas, pero ahora se puede hacer con mayor comodidad, desde una cama de 180 centímetros por dos metros de largo, climatizada y con sábanas de calidad”, indica.
Para desplegar Cosmoveros, Inmaculada y su marido, Federico Iglesias, han empleado energías renovables, y han aislado de una forma única la burbuja, para así ofertar una temperatura agradable en cualquier momento del año.
Inmaculada, quien se formó en astroturismo junto a la Fundación Starlight, recuerda que ella y su marido son monitores certificados, una formación que les ha permitido determinar que el cielo de Muñoveros cuenta con unas condiciones únicas para poder disfrutar del visionado nocturno de los cielos.
“Todos los cielos son un espectáculo, cuando hay tormenta; pero la mayor singularidad se da cuando hay una luna llena, aunque tiene mucha luz, porque parece que es de día… pero la luna llena te permite ver las estrellas”, argumenta, para agregar que, “otro elemento que también es muy atractivo es el visionado de las lluvias de estrella”. Al respecto, manifiesta Inmaculada, existen distintas a lo largo del año, por ejemplo, en el inicio de mayo, cuando pueden vislumbrarse las Eta Acuáridas. En noviembre hay otras, las lágrimas de San Lorenzo, en agosto…
El respaldo clave de Iberaval
Pero el camino no siempre es sencillo, si no se cuenta con un apoyo.
“Iberaval ha sido quien nos ha permitido hacer esto. Gracias a ellos hemos podido sacarlo adelante”, remarca esta emprendedora, quien afirma de manera categórica que “tengo familia y todos estaban dispuestos a ayudar, pero no queríamos hacerlo así; nos habrían dejado dinero y no habría pasado nada, pero quien emprende es quien debe asumir el riesgo”. Por este motivo contactaron con la sociedad de garantía, que pudo sacar adelante la financiación, junto al Banco Sabadell. Sobre el proceso de obtención del crédito, recuerda que “al arrancar el proyecto, no disponíamos del capital suficiente, y fueron subiendo, de repente, los costes de la construcción”. Además, nos empeñamos en hacer las canalizaciones de las climatizaciones, que era algo que no teníamos presupuestado, apunta.
Dos emprendedores que apostaron por su tierra
La pareja que forman Inmaculada Álvaro y Federico Iglesias explota en Muñoveros dos casas rurales (Inma y Navega) desde hace una década y un pequeño restaurante, Chico Tarantini, que se abre los fines de semana y, además, da servicio a sus establecimientos, con un fin: “seguir fomentando la gastronomía auténtica que se va perdiendo en los pueblos”, recuerdan.
Por ello, cuentan con amplia experiencia en el sector y quieren aprovechar las sinergias que les genera. Además, el glamping es una actividad que le reclaman los clientes de sus actuales alojamientos. “Hemos invertido en nuestro pueblo y lo hemos hecho porque hemos querido, queríamos apostar por ello, y esto lo puede hacer cualquiera”, asegura Inmaculada, quien anima a “luchar por el medio rural, invertir, moverse”. A su entender, “se pueden copiar otras iniciativas y aventurarse”.
“Mi marido restauró el horno de leña que allí había, y ahora sale el lechazo divino”, añade la propietaria, que apunta que los clientes van pidiéndonos organizar eventos. En este sentido, el negocio de restauración funciona previo encargo, para servir a las casas y hacer eventos, con un tope de 60 personas, aunque dispone de un aforo algo superior.
De manera que en Inma y Navega, cada una con nueve plazas de alojamiento, ya tienen lugar celebraciones de comuniones y así disponen de sitio para dormir.
De un tiempo a esta parte
Inmaculada era auxiliar de enfermería y profesora de Educación Física en Madrid, pero en un momento dado decidió regresar a casa. “Me vine a casa, conocí a mi marido, de Carrascal del Río, y poco a poco fuimos dejando nuestros trabajos y dedicándonos de manera exclusiva a esto”, manifiesta.
Público de toda España
En cuanto a quién disfruta de sus establecimientos, Inmaculada asegura que “solemos recibir a un público mayoritariamente procedente de Madrid, como un 80 por ciento, pero también de Valladolid, un tanto por ciento relevante, y Castilla y León”.
En cuanto al perfil de los usuarios de sus casas rurales, Inmaculada afirma que “quienes más acuden a nuestros establecimientos son las familias con niños y los grupos de matrimonios que se juntan. Igualmente, en temporadas más largas, suelen venir turistas de costa y del norte, gente que busca el interior”, detalla, para agregar que, “Muñoveros se sitúa, igualmente, como un lugar de encuentro desde diferentes lugares de la Península”.
Pueblo con encanto
Muñoveros es un municipio con encanto, con sus pinares, con una iglesia románica, muy próxima a un río. Está muy cerca de Turégano, con su castillo adecentado; Pedraza; las Hoces del Duratón, en Segovia. “Está bastante cerca de Madrid, de hecho, dependiendo del punto de partida, están a una hora y media de aquí. El que está en la Sierra, en una y cuarto”, a lo que agrega que “el trayecto es corto, fácil, con buena carretera”.