El oro más pulcro de Roma salía de este pueblo salmantino
Una antigua mina de oro romana de los siglos I y II d. C., se halla a los pies del monte de la Peña de Francia
7 octubre, 2023 07:00Noticias relacionadas
Una antigua mina de oro romana de los siglos I y II d. C., se halla próxima a la localidad serrana de El Cabaco, a los pies del monte de la Peña de Francia, dentro del espacio natural protegido de Las Batuecas-Sierra de Francia. El bello paisaje y el tupido robledal parecen hoy fosilizados, como si se hubiera detenido la explotación hace tan sólo unos pocos años.
La fiebre del oro regresa. Ahora que tanto se habla de crisis financiera, de acciones al alza, recursos a la baja, de nuevos yacimientos de inversión, el brillante metal recupera su protagonismo en el panorama económico como un valor seguro, que siempre está ahí, surcando el transcurso del tiempo por encima de épocas y modas. Hubo un tiempo en que otros yacimientos, en este caso de oro, fueron la panacea del Imperio Romano. De las minas de Las Cávenes, ubicadas en el término municipal de El Cabaco, salió hace dos milenios el mineral más pulcro que llegaba a la ciudad de las siete colinas.
El Centro de Interpretación de las Minas Romanas, inaugurado en junio de 2002, recuerda todo el proceso empleado para la extracción del oro, una actividad que marcó para siempre a este pueblo a los pies de la Peña de Francia y que incluso da origen a su denominación. Y es que el nombre de El Cabaco puede ser de una corrupción prosódica de ‘cavado’, forma romance del latín 'cavatus', que significa sitio donde se han hecho excavaciones. Las Cávenes, nombre para designar a las grandes zanjas, es hoy día un foco de aprendizaje y turismo rural, una manera de entender el pasado paso a paso.
El mineral extraido que era llevado para el provecho de Roma se lavaba previamente con el agua abastecida por unos canales desde el río y las fuentes existentes en la ladera de la Peña de Francia, como certifica la presencia en el lugar de una franja de grandes surcos con dirección norte-sur, desde el monasterio de El Zarzoso. Cada una de ellas tiene su propia denominación: la cavén del Infierno, de la Encina, Honda, del Barro Negro, camino del Maillo, de Pedro Teso, de la Mesita, cavén Chica, de la Fuente la Mora, de las Perdigueras, de la Junta de los Regatos y de la Talayuela, que se encuentra en la ladera de la Sierra. Se trata de un sistema selectivo conocido como 'series de surcos convergentes'.
El procedimiento consistía en remover y lavar de forma exhaustiva y sistemática el conglomerado, utilizando el agua como agente erosivo y extractor. El agua era arrojada desde los canales emisarios o de explotación sobre surcos que se trazan en el suelo y que van erosionando sucesivamente el conglomerado aurífero y acarreándolo en forma de lodos hacia los canales de lavado o 'agogae'. donde quedaría depositado el oro.
Exposiciones y audiovisuales
El edificio incluye exposiciones y medios audiovisuales a través de siete espacios bien diferenciados sobre las técnicas de la explotación de las minas de oro por los romanos. Se pueden observar en el recorrido por las distintas salas utensilios con los que trabajaban en las minas, todo el trasiego desde que se extrae la tierra hasta que es lavada con el agua para que en el fondo se quede el oro en pepitas, algunas de estas pepitas de oro sacadas de la tierra, una habitación virtual con una cámara de vídeo y un televisor para grabar películas como si se estuviera dentro de las galerías de las minas, así como sacar fotografías en su interior.
Una zona de bateo
Las Cávenes cuentan también con una zona de bateo, donde se puede realizar esta extracción de oro de la misma manera que los romanos lo realizaron siglos atrás. También se realizan cursos intensivos de unas dos horas de formación, donde un geólogo y un arqueólogo explican cómo los antepasados extraían el oro en la mina de El Cabaco. Después de visitar las instalaciones del Centro de Interpretación, pueden batear sacos de unos quince kilos, bajo las instrucciones de los expertos, quienes les enseñan los entresijos de este mineral.
Las Cavenes fueron catalogadas como Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León en el año 2002. Y fechable entre la primera mitad del s. I y finales del s. II, conservado de forma excepcional por la fosilización del paisaje, este paraje busca ahora el impulso que le devuelva su perdido esplendor aúreo.