Nació en México, pero se siente albercano hasta la médula. Adrián Lafuente es un joven de 25 años que se ha embarcado ahora en el que siempre ha sido su sueño: dar la vuelta al mundo. Además, se ha propuesto cumplir con un objetivo muy claro, que es poder conocer nuevas iniciativas de sostenibilidad y difundir todos estos conocimientos para romper con los bulos que rodean a este concepto. Lo hará con su amigo Tommaso Farina, un italiano que conoció en el máster que realizaron juntos en Rotterdam.
No contentos con ello, su proyecto, el cual ha denominado 'Kune' y que más adelante desvelaremos que significa todo, lo harán bajo una premisa básica e ineludible, que es ser coherentes con su forma de pensar. Por eso, durante su viaje intentarán contribuir lo menos posible a la contaminación medioambiental. Para ello, viajarán por el mundo haciendo autoestop, ya que esos ya son viajes que se iban a hacer "sí o sí" y de esta manera no sumarán ellos más emisiones de CO2 a la atmósfera. También harán uso del tren, ya que Europa cuenta con una red "muy grande y muy buena". Asimismo, no se transportarán nunca en avión, ya que es el medio "más contaminante". Para cruzar océanos y mares lo harán en velero, o al menos esa es su idea, aunque no saben que se van a encontrar e irán un poco "a la aventura", según explica Adrián Lafuente en una entrevista con este periódico.
El objetivo del denominado proyecto 'Kune' es "mostrar que todavía hay un poco de esperanza en vivir en simbiosis y armonía con la naturaleza y nuestro planeta". Dentro del mismo hay tres objetivos principales. El primero de ellos es descubrir iniciativas de diferentes instituciones referentes en sostenibilidad tanto empresariales, start-ups, gobiernos, ONGs u otro tipo de organizaciones. "Hablamos de perfiles proactivos y con esto me refiero a que vayan más allá de lo que se les requiere. Las empresas activas solo hacen los cambios debido a mantenerse activas en el tiempo y sostenerse, sin tener un papel tan echado adelante", relata Adrián.
El segundo de los objetivos es transmitir toda esta información a través de redes sociales, con un contenido donde se pueda explicar conceptos básicos y evitar "ciertos tipos de bulos" que muchas veces están "mal empleados y suelen ser utilizados en el marketing para hacer el 'lavado verde'". "El último fin es concienciar al público en general porque consideramos que hay un vacío muy importante entre científicos y expertos de la materia y la gente", reconoce.
Pero ¿cómo surge 'Kune'? Bien, Adrián y Tommaso se conocieron en un máster en Rotterdam y cuando salieron de las clases les surgieron "muchas horas de debate de conceptos" que les parecían muy importantes y que se perdían. "Cuando hablamos de sostenibilidad la gente siempre lo relaciona con el medio ambiente, que también, pero hay otros pilares fundamentales como es la parte social. Todo lo que es igualdad de género es sostenibilidad y también la parte económica porque si una persona no consigue tener beneficios no se puede sostener en el tiempo", explica el activista.
Esto, unido a su estilo de vida nómada y el sueño de dar la vuelta al mundo, les llevó a apostar por este proyecto. "No queríamos hacerlo sin un propósito real porque nos parecía que le faltaba algo. Psicológicamente nos hubiéramos cansado si no tuviéramos algo que nos empujara a hacerlo", reconoce el albercano de sentimiento en palabras a este periódico.
Todo comenzó a fraguarse durante un intercambio en Casablanca, Marruecos. Allí, estos dos jóvenes se percataron de que existe una "gran diferencia" de inversión en un país como los Países Bajos y otro como Marruecos, que sufre otros conflictos y crisis, por lo que "no se les puede pedir el mismo esfuerzo". Desde entonces, han sido seis o siete meses de preparación, sin dejar prácticamente nada a la improvisación.
Para prepararlo se han dedicado en cuerpo y alma a 'Kune', compaginándolo de vez en cuando con "algún trabajillo como camarero" que les permitiera conseguir unos ahorros que les hicieran poder llevar a cabo su sueño. Tienen todo absolutamente estudiado, no se les escapa ni un solo detalle. "El hecho de hacer la primera fase en Europa es muy importante para ganar confianza con el viaje, ya que estamos cubiertos a niveles de seguros médicos, también es verano y en los países escandinavos se permite hacer acampada salvaje legalmente para tener unos ahorros a nivel de hostales", recalca Adrián. En noviembre u octubre bajarán hasta las Islas Canarias, aprovechando los vientos alisios, que son "muy favorables" para hacer la travesía del atlántico. "Supuestamente tardas entre cuatro y cinco semanas en cruzarlo para llegar a América Latina", asevera el joven.
"Hay muchos preparativos y trabajo invisible de una serie de cosas que no se conocen, como papeleos, visados, vacunas, cuentas de banco... Han sido cinco meses de lunes a domingo sin parar haciendo solo eso", echa la vista atrás Adrián.
Para este joven albercano el intento de cumplir su sueño supone el hecho de estar "bastante orgulloso" de sí mismo. "Hemos puesto todo lo que estaba dentro de nuestro control. Me gusta decir intentar porque acabamos de empezar y hasta que no demos la vuelta al mundo no podré decir que he cumplido el sueño", afirma con rotundidad. Durante este tiempo Adrián ha rechazado ofertas de empleo muy atractivas económicamente con el único objetivo de lograr este acometido.
No obstante, Adrián tiene claro que tampoco quiere marginalizarse de la "vida normal" y perderse más momentos con la gente, pero es consciente de que con este proyecto "pueden salir oportunidades profesionales de vivir haciendo algo parecido". "Es una etapa que se podría alargar, pero no creo que sea alto eterno", insiste.
El viaje emprendido por Adrián comenzó el pasado lunes, 5 de junio, cuando partió desde La Alberca dirección Pádova, donde se juntará con Tommaso. Además, cabe resaltar que todo ello coincidió con el Día Mundial del Medio Ambiente, dando aún más significado a este viaje. La travesía durará entre 12 y 18 meses, que es el tiempo que tienen presupuestado con alrededor de 30.000 euros, logrados gracias a ahorros, crowdfunding y patrocinios.
Y es que todo lo que rodea a 'Kune' tiene un significado. No han dejado ni una sola muestra de improvisación. Precisamente, el nombre viene del esperanto, un idioma artificial creado para ser universal. Esta palabra significa 'juntos' y busca decir que "todos juntos podemos hacer un cambio para ser más sostenibles como sociedad". Su logo es una manzana mordida por los dos lados que representa al planeta tierra que de alguna manera "nos hemos comido los recursos a doble bocado". Igualmente, Adrián reseña que es el logo de la basura orgánica y cuenta con dos semillas en su interior: "Queremos darle a esa basura con las dos semillas que nos representan a Tommo y a mí otra vida a lo que mucha gente lo considera como tal". Por último, el color también tiene su significado, ya que el azul es el color del planeta.
En definitiva, una vuelta al mundo para cumplir el sueño de estos dos jóvenes que quieren difundir el concepto de la sostenibilidad por todos los rincones del planeta.