Asaja informó que Palencia registró el 87,5 por ciento de todos los casos de tularemia de España durante 2019, último año en que los topillos inundaron los campos de la provincia de Palencia y realizaron cuantiosos daños, tanto en los cultivos como en las personas. De los 184 casos en el ámbito estatal, 189 hicieron referencia a Castilla y León, entre los que se localizaron 161 casos en Palencia, según los datos recabados por la Consejería de Sanidad.
En un comunicado recogido por Ical, la organización agraria señaló que las investigaciones de la Universidad de Valladolid corroboran lo observado por las personas del sector agrario, donde los topillos "son el principal transmisor de la tularemia que hay en Palencia".
Y es que, la tularemia "pervive en los topillos, entre otras especies, y en momentos de mucha población la incidencia de la enfermedad también aumenta, es decir, cuantos más topillos hay mayor porcentaje de ellos tiene tularemia".
Cuando se estudian los datos de incidencia se calculan en referencia a la población de la provincia, pero, a día de hoy, a "nadie se le escapa" que donde reside el problema es en las zonas más afectadas por topillos, principalmente la comarca de Campos de la provincia y sin tener en cuenta la ciudad de Palencia.
"Si se realizara dicha acotación se magnificaría el dato de incidencia y si se tuviera en cuenta el número de agricultores y ganaderos infectados en estos años respecto del total de los existentes, se vería la realidad de la dimensión del problema y tendría todo el sentido que la tularemia fuera declarada enfermedad profesional en el gremio agrario", aseguraron.
La enfermedad
En ese sentido, recordaron que hay muchas personas que han pasado la tularemia siendo diagnosticados de otra enfermedad y que también hay casos en los que ni siquiera el enfermo ha acudido al médico. "Si a esto le añadimos que los anticuerpos generados tras la infección suelen ser muy persistentes, podemos ver que la tularemia tiene una dimensión importante y que no se está valorando suficientemente".
Sin olvidar que se trata de una enfermedad que no se cura en un plazo corto, generalmente los infectados tienen recaídas durante años con fiebre, dolores articulares y falta de fuerza en las extremidades, puntualizaron.
La tularemia es motivo "más que suficiente para que se dejen de banalizar las sucesivas plagas de topillos", donde la administración fía todo a unas cajas nido "notoriamente insuficientes", cuando hay una explosión demográfica de estos roedores.
"Estaría bien conocer el dinero público que se ha invertido en el estudio de esta especie, en la instalación de cajas nido y en el perpetuo conteo de ejemplares por parte del ITACyL, al parecer sin fin alguno, porque haya el número de ejemplares que haya lo más que se hace es pasar con la motoniveladora por algunas cunetas, algo irrisorio para aquellos que conocen de lo que son capaces estos animales", aseveraron.