España está llena de pequeñas aldeas que, en muchas ocasiones, ni siquiera se conocen. Un país repleto de atractivos donde se pueden vivir todo tipo de experiencias y disfrutar de cualquier aventura. Pero si hay una comunidad que destaca por encima del resto en este sentido es Castilla y León. Una región con miles pueblos donde se pueden descubrir unos tesoros únicos.
Todo el mundo conoce o ha estado alguna vez en León, visitando su catedral, los barrios húmedo y romántico y degustando sus exquisitas tapas. Los más aventureros habrán recorrido Las Médulas o alguno de sus paraísos naturales. Pero quizá pocos conozcan esta pequeña aldea que es uno de los tesoros nacionales y se adentra en el Valle del Silencio, antiguamente conocido como senda de los monjes.
Su nombre es Peñalba de Santiago y tan sólo cuenta con 15 habitantes, según el censo de 2021. Pertenece al municipio de Ponferrada, en la comarca del Bierzo, y se trata de una aldea compacta en la que sus casas se ubican en torno a la iglesia de Santiago de Peñalba, una joya mozárabe conservada desde el siglo X.
Debido a su situación geográfica, este lugar fue seleccionado por los monjes anacoretas para el aislamiento y construcción de monasterios y ermitas. Un pueblo que, además, ha sido declarado Bien de Interés Cultural desde 2008 en la categoría de Conjunto Etnológico y desde 2016 forma parte de Los Pueblos Más Bonitos de España.
La leyenda cuenta que un religioso benedictino llamado Genadio, tras ser obispo de Astorga y fundar varios monasterios en El Bierzo, se retiró a los Montes Aquilianos. Un día, meditando, el monje gritó 'silencio' y consiguió enmudecer al agua.
El río se ocultó en la montaña y de ahí es de donde viene el nombre de este valle. Un espacio de paz y naturaleza que fascina a todos los que se acercan a conocerlo. De hecho, aún está la cueva de San Genadio, donde al parecer pasó sus últimos días de vida. Hoy en día se ha convertido en un punto de interés turístico para los más curiosos.
La aldea es muy pequeña pero tiene todo lo necesario para disfrutar de un día increíble. Las casas son especialmente curiosas. Son de pizarra y dos plantas, separando la vivienda de las cuadras y bodegas de la planta baja.
Sin embargo, uno de sus principales atractivos es la iglesia que se remonta al reinado de Ramiro II. Según las documentaciones que existen, data de la primera mitad del siglo X -entre los años 931 y 937-. Fue el resultado de la imaginación de varias personas. Por un lado, de San Genadio, pero también del abad Salomón.
Un patrimonio inigualable que fue declarado Monumento Histórico- Artístico Nacional en 1931. Y, además, posee tres grandes reliquias. Una de ellas es la Cruz de Peñalba, que es el símbolo de la comarca del Bierzo y fue regalada por el rey leonés Ramiro II a San Genadio gracias al auxilio recibido del Apóstol Santiago en la batalla de Simancas contra Abderramán I.
Sus calles empedradas y el silencio que alberga en él lo hace todavía más especial. La naturaleza es otro de sus grandísimos encantos y, por ello, es habitual encontrar a senderistas realizando alguna de las rutas por este entorno verde que arropa a la aldea. El mirador merece una parada porque no deja indiferente a nadie. Es un espectáculo visual cerrado por los altos de los farallones, con las cumbres de la Silla de la Yegua, el Pico Tuerto y la Aguiana.
Para completar el día, es posible comer en esta pequeña aldea y degustar su tradicional comida. Para ello se puede acudir a La Cantina, una taberna tradicional. Los clientes definen el establecimiento como un bar "pintoresco" con unas "vistas maravillosas" y donde destacan algunos platos como el cocido montañés, el chorizo o el lacón.