La noche del 23 de julio fue amarga para el Partido Popular. La esperada celebración por todo lo alto en Génova 13 se tornó, según avanzaba el escrutinio, en caras largas y en la aceptación de que el partido no podría gobernar, después de que los resultados se alejasen mucho de la amplia victoria que esperaba Alberto Núñez Feijóo. Pero en Castilla y León la situación era diferente. A pesar de la evidente pesadumbre por las repercusiones nacionales de la pírrica victoria del PP, en la Comunidad si que había motivos para la celebración.
Los populares recuperaron el pasado domingo su histórica hegemonía en la Comunidad y obtuvieron el mayor triunfo en siete años, alcanzando los 18 diputados obtenidos en las elecciones generales de junio de 2016, las últimas que desembocaron la configuración de un Gobierno del PP en España. Unos resultados que llegan después de cuatro años de travesía en el desierto, con los 10 de abril de 2019 –elecciones en las que el PSOE les superó en representantes– y los 12 de noviembre de ese mismo año, donde recuperaron la primera plaza pero solo con un escaño más que los socialistas.
Los populares ganaron, además, en el 84% de municipios de la Comunidad, dando muestra de la fortaleza de su músculo en el ámbito rural de la región y de su extensa implantación territorial, y dieron la vuelta a los resultados de las elecciones municipales en capitales de provincia como Valladolid, León, Burgos o Palencia, donde consiguieron convertirse en la fuerza política más votada solo dos meses después de quedar por detrás del PSOE en votos.
Además, el PP de Castilla y León salió profundamente reforzado de los comicios generales del pasado domingo después de un año y medio muy complicado por la tensa situación generada por el acuerdo de Gobierno con Vox. Los populares de la Comunidad han sido los segundos que más diputados han aportado a Feijóo, 18 de los 136 obtenidos por el partido a nivel nacional, solo por detrás de los 25 que obtuvo la formación en Andalucía, otro de los territorios pujantes del partido. El PPCyL superó incluso al exitoso PP de Madrid, que se quedó en 15 representantes, ya que el partido retrocedió siete puntos con respecto a las autonómicas de hace solo dos meses, cuando Isabel Díaz Ayuso consiguió la mayoría absoluta.
Mayoría absoluta en diputados y arrolladora victoria municipal
El PP no lograba una cifra similar de diputados en la Comunidad desde las elecciones de junio de 2016, hace más de siete años. Unos comicios que desembocaron, después de meses de incertidumbre y con un golpe interno en el PSOE de por medio, en la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, siendo la última vez que un presidente de centroderecha fue investido en España. Una legislatura que fue breve, ya que solo dos años después la moción de censura encabezada por Pedro Sánchez desalojó del poder al PP.
El resultado, pues, se corresponde con los mejores tiempos del partido, aunque en esta ocasión no vaya a servir para gobernar ya que esa pujanza del partido en Castilla y León no se ha correspondido con un auge similar en otros territorios, unido al declive de su principal socio, Vox. Los populares dejan atrás, por tanto, los pésimos resultados de las dos elecciones generales que se celebraron en 2019. En los comicios de abril, el PP fue superado por el PSOE, que obtuvo 12 diputados, quedándose con 10, mientras que en noviembre recuperó la primera plaza pero solo superó por uno a los socialistas, con 13 frente a los 12 que mantuvo el partido de Luis Tudanca.
Además, el PP se impuso en ocho de cada diez municipios de los 2.248 con los que cuenta Castilla y León. La formación logró colocarse como primera fuerza en el 84,2% de los municipios de la Comunidad, demostrando su músculo en el ámbito rural y su tradicional implantación territorial, después de 36 años de Gobierno en la región y de un año y medio de un tenso acuerdo con Vox. Un acuerdo que no ha provocado que los apoyos de los castellanos y leoneses a los populares se resintieran.
Especialmente significativo ha sido el éxito de los populares en la provincia de Salamanca, tradicional bastión del PP y territorio de procedencia del presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, donde el partido se ha impuesto en el 90% de los municipios, 326 de los 362 municipios salmantinos. También destaca Segovia, provincia en la que el PP se encuentra en auge tras la arrolladora victoria de José Mazarías en la capital el 28M, después de 20 años de Gobierno socialista. En la provincia segoviana el PP logró la victoria en el 89,95% de los municipios mientras que en Palencia obtuvo la primera plaza en el 88,48%. Representativo es también su éxito en Ávila, donde los de Feijóo lograron la victoria en el 86,69% de los municipios, 215 de 248.
Castilla y León, segunda comunidad que más diputados ha dado a Feijóo
La importancia de Castilla y León para el PP se ha demostrado, además, en que la Comunidad es la segunda que más diputados ha dado a Feijóo, 18 del total de 136 que los populares obtuvieron el pasado domingo. El PPCyL ha recuperado, por tanto, una pujanza que parecía haber perdido tras los resultados electorales de 2019 y, sobre todo, después del acuerdo con Vox de marzo de 2022 que estigmatizó a Mañueco dentro del partido. Feijóo dio buena muestra de esa situación cuando relegó a un segundo plano a los castellanos y leoneses en su nueva cúpula tras ser elegido y con hechos simbólicos como no asistir a la toma de posesión del presidente de la Junta.
Ahora la situación ha cambiado. Castilla y León ha vuelto a ser un granero de votos y escaños para el partido y ha quedado solo por detrás de Andalucía, que con 25 escaños y la mayoría absoluta de Juan Manuel Moreno, se ha convertido en una auténtica comunidad referente para la formación. Pero el PPCyL ha superado incluso al exitoso PP de Madrid, que ha perdido siete puntos con respecto a las autonómicas del pasado 28 de mayo que dieron la mayoría absoluta a Isabel Díaz Ayuso.
Una pujanza que obligará a Feijóo a tomar nota y a devolver al PP de Castilla y León a un papel preminente, unido a que Mañueco ya no es la excepción en cuanto a los pactos con Vox tras los acuerdos de la Comunidad Valenciana, Extremadura y Baleares. Una victoria amarga para el PP el pasado 23 de julio pero que en Castilla y León dio más motivos de celebración y alegría que en Génova 13.