Demetrio Madrid (Villaralbo, Zamora, 1936) es historia viva de Castilla y León. Vinculado a la oposición antifranquista desde su más temprana juventud, en febrero de 1983 fue uno de los impulsores, como diputado constituyente por el PSOE, del Estatuto de Autonomía de la Comunidad, que fue aprobado hace ahora 40 años. Solo tres meses después los socialistas consiguieron la victoria en las elecciones autonómicas de ese año y Madrid se convirtió en el primer presidente de la historia de la Junta de Castilla y León, tras la creación de la Comunidad. Se vio obligado a dimitir de su cargo solo tres años después, en 1986, tras ser procesado en un caso de justicia laboral del que, finalmente, quedaría absuelto.
Su sucesor, Constantino Nalda, fue derrotado en las elecciones autonómicas de 1987 por José María Aznar, iniciándose el periodo de hegemonía popular ininterrumpida en Castilla y León que dura ya 36 años. Madrid había sido ya, antes de su nombramiento como presidente de la Junta, diputado socialista por Zamora entre 1977 y 1983 y secretario general del PSCyL entre 1983 y 1985, y después de abandonar el cargo presidencial continuó como procurador en Cortes hasta 1993.
Tras abandonar la política regional a principios de los 90, se dedicó a la política nacional, convirtiéndose de nuevo en diputado por Zamora entre 1993 y 2000 y en senador por la provincia zamorana entre 2000 y 2004. Volvió a Castilla y León para formar parte del Consejo Consultivo de Castilla y León, entre 2004 y 2011, y desde hace más de una década vive retirado de la primera línea de la política. 40 años después de la aprobación del Estatuto y de su llegada a la presidencia de la Junta, Madrid considera que el Gobierno de PP y Vox ha producido "un retroceso" en la Comunidad.
Pregunta.- Este sábado se cumplen 40 años de la aprobación del Estatuto de Autonomía en febrero de 1983, ¿cómo recuerda aquel momento?
Respuesta.- Lo recuerdo con ilusión y con cierto desahogo por el esfuerzo que tuvimos que hacer para llegar a su aprobación. En ese momento culminaba una parte del proceso de creación del nuevo Estado, que por fin, tras muchas dificultades y un proceso constituyente, llegaba también a Castilla y León.
P.- La aprobación de la norma fundamental de la Comunidad no estuvo exenta de problemáticas, de hecho fue la última en aprobarse en España, ¿cuáles fueron las principales trabas?
R.- La principal traba se debió a que las derechas en aquel momento no estaban de acuerdo con el Estado de las autonomías y lo que querían para Castilla y León era que se hiciese una Mancomunidad de Diputaciones. Y nosotros queríamos llegar al mayor acuerdo para que saliera un texto con fuerza para desarrollar lo que después vino a ser la organización territorial de la Comunidad. Era necesario tener el mayor consenso posible y por eso se fue dilatando en la ponencia la construcción final del Estatuto de Autonomía.
"El Estatuto tuvo grandes dificultades y de ahí vienen algunos de los problemas que hoy existen"
La cuestión leonesa dificultó también la construcción del Estatuto y se produjeron diversos procesos en el Tribunal Constitucional, siendo parte del debate de la construcción y del redactado y la aprobación de la norma. El Estatuto tuvo grandes dificultades y de ahí vienen algunos de los problemas que hoy existen.
P.- ¿Cree que se ha pecado de un excesivo centralismo vallisoletano en el devenir de la Comunidad?
R.- La crítica es lógica porque estamos en una Comunidad que es la más histórica de España y que ha contribuido a su construcción y cada una de las provincias tenía sus pretensiones y a la hora de decidir las sedes de la Comunidad cada una presentó sus méritos. La decisión de situar la sede en Valladolid vino dada por la centralidad física y por los servicios que tenía la ciudad.
A mí como nacido en Zamora me decían que la sede debía estar en Zamora, otros que en Tordesillas, otros en Burgos o en León, porque es una Comunidad muy compleja que tiene, por tanto, esa dificultad a la hora de ponerse de acuerdo en los temas territoriales, políticos y económicos.
P.- Otra gran problemática fue el rechazo inicial de Segovia a incorporarse a la Comunidad
R.- El primer Estatuto salió sin Segovia porque en el proceso de adhesión la Diputación pretendía constituirse en comunidad uniprovincial. Yo creo que lo que ocurría era que los políticos de cada una de las provincias pretendían tener el máximo poder y control político. En el fondo, todo aquello era una lucha de poder y una lucha interna en el seno de la propia Alianza Popular en aquel momento.
P.- El Estatuto ha vivido tres reformas, en 1994, 1999 y 2007, ¿cree que sería necesaria una cuarta o considera que goza de buena salud?
R.- Yo creo que todo es reformable, la Constitución también necesita reformas importantes, pero lo que se necesita para reformar son acuerdos importantes de mayorías que no se dan en estos momentos. Con todo, tenemos un Estatuto muy ajustado a las necesidades de Castilla y León.
"Cuando se den las condiciones de acuerdos entre el conjunto de las fuerzas políticas habrá que hacer algún retoque"
Cuando se den las condiciones de acuerdos entre el conjunto de las fuerzas políticas habrá que hacer algún retoque, más que reforma, para determinar con claridad los derechos sociales de los ciudadanos. Tanto la Constitución como el Estatuto han sido un éxito.
P.- En mayo de 1983 fue investido primer presidente de la Junta, ¿cómo recuerda aquel momento?
R.- Lo recuerdo con una presión enorme y con un entusiasmo grande porque se había conseguido que nuestra Comunidad fuese una comunidad más y, desde mi punto de vista, la más importante. Porque estaba en la centralidad física y geográfica y en la centralidad histórica, y podíamos desarrollar una serie de actividades que ya habíamos ambicionado en la clandestinidad.
Yo había pertenecido a una asociación que se llamaba Instituto Regional de Castilla y León y estuvimos recorriendo todas las provincias y comarcas para crear una conciencia de Comunidad. Después fui diputado constituyente y cuando llegué a presidente de la Junta para mí fue un triunfo y una ilusión importante.
P.- ¿Qué diferencias observa entre la política de aquel entonces y la actual? ¿Considera que el ambiente está más crispado en las Cortes?
R.- Totalmente. Las Cortes de aquel momento en comparación con las actuales eran casi un bálsamo. Se producía un debate serio, sosegado y al mismo tiempo constructivo en líneas generales, aunque a veces hubiera contradicciones, pero nada comparado con lo de ahora. Y no tiene nada que ver con las generaciones sino con que en estos momentos ha aparecido otra derecha que es todavía más dura, que ya es decir, y el problema está entre ellos.
"Las Cortes de aquel momento en comparación con las actuales eran casi un bálsamo"
P.- Actualmente, la Comunidad se encuentra gobernada por PP y Vox, una formación que aboga por la eliminación de las autonomías, ¿cómo valora la situación del Estatuto?
R.- El cumplimiento del Estatuto está en riesgo porque están intentando eliminar situaciones que el Estatuto considera importantes, aunque espero que no se conviertan en hechos consumados y que el sentido común empiece a funcionar. Se está trasladando una idea de que existe una lucha entre la izquierda y la derecha pero el problema en la Junta de Castilla y León es la confrontación dentro de la derecha.
P.- ¿Cuál es su valoración general del año de Gobierno de PP y Vox en la Comunidad?
R.- Lo veo con mucha preocupación. Ha sido un año en el que en vez de avanzar se ha retrocedido y hay una situación general de mayor desconfianza entre la ciudadanía. No se han aprovechado suficientemente bien los Fondos Europeos ni los Presupuestos Generales del Estado. En las cosas de fondo creo que ha habido un retroceso.
"El cumplimiento del Estatuto está en riesgo, ha habido un retroceso"
Se observa una intención, que no la disimulan, de retroceder porque no están de acuerdo con el Estado de Derecho ni con la capacidad de autogobierno de los territorios ni con las autonomías. El responsable político de la situación es Mañueco, que además es el presidente del PP de Castilla y León.
P.- ¿A qué cree que se debe que el PP lleve gobernando ininterrumpidamente 36 años?
R.- Castilla y León ha sido siempre un lugar donde ha existido un control caciquil por parte de los gobernadores civiles y las diputaciones, y eso todavía llega a nuestros días. Venimos de una dictadura que estuvo gobernando pueblo a pueblo y todavía hay resquicios de eso, aunque por suerte cada vez menos.
Además, es evidente que algo no hemos hecho bien los socialistas para que el PP gobierne durante tanto tiempo. Pero hay que recordar que no solamente siendo yo candidato ganamos las elecciones, también las ganó Luis Tudanca en 2019 y por la aritmética parlamentaria no pudo ser presidente. Hubiera sido, y será, un gran presidente.
P.- En general, ¿considera que Castilla y León está mejor, igual o peor que cuando usted dejó el cargo?
R.- Es difícil comparar porque no cabe duda que en estos 40 años, en España en general, ha habido un cambio impresionante. Se han desarrollado una serie de proyectos que han mejorado las condiciones de vida y decir que estamos peor que antes es faltar a la verdad. Estamos mejor que antes desde el punto de vista de la renta, de la educación y de la sanidad a pesar de las crisis económicas. España es un país ejemplar en ese sentido.
"Castilla y León podría estar mejor de lo que está"
Con todo, creo que Castilla y León podría estar mejor de lo que está. Con los medios con los que cuenta la Comunidad se deberían poder dar mejores condiciones sociales y económicas a los ciudadanos. Con este Gobierno autonómico hemos retrocedido claramente.
P.- La despoblación, con el éxodo de los jóvenes, es uno de los problemas más acuciantes de la región, ¿Cuál cree que debe ser la receta contra esta problemática?
R.- Tiene que haber una voluntad y una disponibilidad de emplear todas las capacidades para que las instituciones autonómicas y todas las provinciales y locales pongan en marcha todos los medios materiales y de imaginación para que eso no se produzca. Además, se debe aprovechar que hay un momento muy interesante de España con Europa para canalizar presupuestos, programas y proyectos.
Hacen falta menos reuniones, menos comisiones y menos grupos, este tema está muy estudiado y lo que se necesita es tener voluntad para acabar con esta sangría que se está produciendo en nuestra Comunidad.
"Lo que se necesita es voluntad para acabar con esta sangría"
Demetrio Madrid
P.- En relación a esta cuestión han surgido en los últimos años los partidos de la España Vaciada, ¿qué opina de estos movimientos?
R.- Creo que es una reacción de personas con buenas intenciones pero ese no es el camino. Hay que gobernar, conseguir aprobar leyes y que los presupuestos se desarrollen con criterios generales para la Comunidad y hacer que aquellos que más lo necesitan más reciban. Nacen con buenos sentimientos pero son fórmulas que distorsionan el funcionamiento normal de una Comunidad como esta, con nueve provincias. Si a cada núcleo de población le da por hacer un grupo localista eso significa estar retrocediendo, es una contradicción.
P.- ¿Qué otros retos cree que tiene por delante Castilla y León a medio plazo?
R.- La ordenación del territorio es un aspecto fundamental y hay que darle a cada territorio la vocación que tiene. Sería inútil decir que en Zamora hay que poner los Altos Hornos, porque no es esa su vocación, y lo que hay que hacer es estudiar cada territorio, comarca a comarca, para ver cual es esa vocación. Además, hay retos importantes en educación, en sanidad y en servicios sociales.
"Si a cada núcleo de población le da por hacer un grupo localista eso significa estar retrocediendo"
P.- Dentro de tres meses tendrán lugar las próximas elecciones municipales en la Comunidad, ¿qué perspectiva tiene de las mismas?
R.- Creo que los alcaldes socialistas de las ciudades de la Comunidad, a los que conozco, se van a mantener. Y donde existe dispersión poblacional es una incógnita lo que va a suceder porque en algunos pueblos queda tan poca gente en edad de comprometerse, que el primero que llega es el que hace la lista y es el que gana. Lo que si que noto al hablar con la gente es que hay ganas de un cambio.