Estoy seguro de que si pido a mis lectores los dos nombres de máxima actualidad en el momento actual, no tengo ninguna duda de que me dirían Daniel Sancho e Iván Espinosa de los Monteros, bien es verdad que por motivos muy diferentes: el primero por haber roto dos familias, la propia y la de su víctima, y el segundo por haber anunciado en rueda de prensa su dimisión como dirigente de Vox. Ambos están llenando estos días las portadas de diarios, telediarios, redes sociales y tertulias variadas en radio y televisión, y me temo que tenemos para largo. Del primero sólo puedo compartir el dolor de ambas familias, y del segundo no puedo resistirme a hacer algún comentario.
Para los que no estudiaron latín, les aclararé que "quo vadis", además de una magnífica película, quiere decir en román paladino, "¿A dónde vas?" y eso es lo que me pregunto yo después de ver la comparecencia de Espinosa de los Monteros ante los medios para explicar su dimisión.
Ciertamente he de reconocer en primer lugar su elegancia al explicar los motivos de su dimisión y el respeto para con el partido que contribuyó a fundar por lo que no admitió preguntas. Pero dicho esto, parece ser que además de esas razones personales que no estoy en condiciones de desmentir, tampoco estoy dispuesto a admitir que sean las únicas razones.
Quiero aclarar que nunca me referí a Vox como "la extrema derecha" como gustan de referirse a ellos los miembros del Gobierno Sanchezstein, sus socios parlamentarios y los medios afines y generosamente subvencionadas, pero también he criticado algunas intervenciones extremadamente duras como las que gusta de utilizar quien fuera su secretario general Ortega Smith, por lo que me pareció un acierto su cese.
Por el contrario, me pareció un tremendo error el nombramiento de Macarena Olona como candidata a la Junta de Andalucía, con lo que, además de darse un primer batacazo perdieron a una de sus mejores parlamentarios. Ya sabemos cómo terminó: abandonando el Partido, y de una forma nada elegante, fundando un nuevo partido con el que cosechó un nuevo fracaso en las elecciones generales y sigue tendiendo la caña, aunque me temo que tan sólo pescará nuevos fracasos.
Los politólogos afirman que lo que hay realmente detrás de la dimisión de Espinosa de los Monteros es realmente una purga de la familia liberal realizada desde el sector más próximo a Santiago Abascal, muchos de ellos procedentes del PP, que aparece como el más duro del partido, y ello explica el abandono de algunos de los fundadores del Partido como Cristina Seguí, Rubén Manso, Víctor Sánchez del Real, y todos los colaboradores del propio Espinosa de los Monteros. Espero que no les responsabilicen de la pérdida de 19 escaños y 600.000 votos... y no quiero olvidar la renuncia a recibir el acta de Diputado por parte del Doctor Stigman, sin duda el mejor parlamentario en aquellas interminables sesiones de la Comisión que en el Congreso siguió la pandemia del Covid gracias a su formación médica y a su buen hacer parlamentario.
Pero es que, al parecer, hay más: la decisión no hecha pública de nombrar al también ex-PP, Ignacio de las Hoces, como nuevo portavoz en el Congreso, y el no mantener a Rocío Monasterio como portavoz en la Asamblea de Madrid ni acceder a su deseo de pasar al Congreso de los Diputados. Y por supuesto, las listas a las generales se confeccionan por la cúpula del partido, si bien esto es habitual en todos los partidos, desde el PP a Sumar, pasando por SuperSanchez y todos sus coaligados. Eso explica la aparición de candidatos en las generales de algunos que fracasaron en las municipales, gracias a su conexión con el "mando". Y yo llevo 30 años pidiendo listas abiertas, algo que no es del agrado de los aparatos de los partidos. Y lo entiendo.
En fin, negar que Vox está pasando por una crisis es negar lo evidente. Algo que no es nuevo en los partidos políticos: pasó en el Psoe, pasó en el PP, pasó en Unidas Podemos... "y lo que te rondaré morena", que dicen por mi tierra. Su riesgo es seguir el camino de UPyD, Podemos, Ciudadanos... cosa que no deseo, aunque paso a paso el bipartidismo va ganando terreno.
Afortunadamente, la crisis no parece haber llegado a Valladolid, quizás por haber apostado por personas de talante moderado, y me refiero al cabeza de lista al Congreso, a la candidata a la alcaldía de Valladolid y al candidato a la alcaldía de Simancas, único partido que triplicó su presencia en el municipio simanquino.
A estas horas no sabes cuál será el desenlace de las negociaciones de los dos aspirantes a la Presidencia del Gobierno: Alberto Núñez Feijóo a sus escaños añade los de Vox, cedidos grauir por Abascal, el de UPN, y el de Coalición Canaria, e intenta convencer al PNV de que es históricamente un partido de derechas y que es difícil justificar su presencia en el bloque progresista.
En todo caso, y ante la posibilidad de una repetición electoral, bueno sería que el PP y VOX realizaran una autocrítica y analizaran lo ocurrido en la última campaña electoral para evitar caer en los mismos errores. Que Dios me oiga y los dirigentes del PP y VOX me hagan caso.
Hasta la semana que viene.