A España llegó en noviembre del año pasado al sur de Andalucía, al igual que los primeros casos en Italia, pero el virus llevaba circulando hacía muchos años ya por EEUU, Asia y África.
Hasta Castilla y León llegó oficialmente el pasado 7 de agosto cuando se notificó el primer foco de ganado con la enfermedad hemorrágica epizoótica (EHE) en una explotación de Ledesma, Salamanca.
Desde entonces, casi 3.000 vacas del millón y medio de cabezas que hay en Castilla y León, han muerto debido a este virus que hasta ahora no había llegado a Europa. Sin embargo, su portador, es un viejo conocido dado que se trata de un mosquito del mismo género que el que produce la enfermedad de la lengua azul que también ha hecho estragos entre las ganaderías de la Comunidad.
El sector ganadero suma ahora a las sucesivas crisis derivadas de la subida de los insumos, la inflación y la subida de tipos aplicada por el BCE, una nueva crisis: la de un virus que afecta de forma especial a los ciervos y al vacuno, aunque a este último en menor medida dado que es menos receptivo.
Un virus que transmite un mosquito que llegó de África a España impulsado por las corrientes de aire cálido del pasado verano. Se trata de mosquitos del género culicoides cuyo diminuto tamaño (apenas 1 a 3 milímetros) y liviano peso han facilitado su 'viaje' hasta España bien a través de esas corrientes de aire o, simplemente, estando en el interior de un medio de transporte que haya llegado de África hasta territorio nacional.
Según datos facilitados por COAG, en Zamora ya hay 569 vacas muertas por este virus cuando la semana pasada eran 540 y son 376 las explotaciones afectadas con un total de 6.841 animales infectados.
Salamanca (2.000 vacas muertas) es junto a Ávila (alrededor de 550) la otra de las tres provincias de Castilla y León especialmente afectadas por este virus, que no se transmite de animales a personas ni entre animales, y que produce una mortalidad de aproximadamente un 1,5% aunque la morbilidad puede llegar al 80%.
Precisamente, el pasado lunes la Alianza UPA-COAG pedía a la Junta de Castilla que paralizara las pruebas de la tuberculina (para determinar si un animal tiene tuberculosis o no) a aquellos ejemplares de la ganadería que están infectados por la EHE "porque esas pruebas no pueden hacerse en animales que tienen fiebre y casi no pueden ni andar, porque podrían dar falsos positivos". Así lo explicaba a este periódico Lorenzo Rivera, coordinador general de COAG en la Comunidad. La tuberculosis no tiene vacuna y cuando se detecta un ejemplar positivo, hay que sacrificarlo.
Los ganaderos temen que, después de dos años de mucha tensión con los precios de los piensos, la electricidad y el gasóleo por las nubes, la EHE suponga un nuevo varapalo para sus explotaciones.
Pedro Rubio, catedrático de enfermedades infecciosas de la Facultad de Veterinaria de León, asegura a EL ESPAÑOL-Noticias de Castilla y León que "esta enfermedad ha llegado para quedarse y habrá que acostumbrarse a lidiar con ella hasta que se encuentre una vacuna".
Según el informe del Consejo Agrario del pasado 26 de septiembre, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación calcula que, si se aprueba alguna de las vacunas con las que se están experimentando en algunos laboratorios como Syva (con una planta de fabricación propia en España), podría llegar a homologarse en nuestro país dentro de tres años.
En su opinión, "no hay motivo alguno para paralizar las pruebas de diagnóstico de la tuberculina porque un animal esté infectado de EHE mientras no tenga fiebre, y dado que la mayoría del ganado que se infecta se recupera de la enfermedad en un máximo de diez días, el tiempo de espera no es mucho".
El mosquito hembra que hace de vector de esta enfermedad, es el responsable de infectar al rumiante cuando lo pica y se nutre de la sangre del animal. Sin embargo, los animales no pueden infectarse unos a otros ni puede transmitirse al ser humano.
¿Afecta este virus a la leche de las vacas? "No -explica Rubio- mientras se espere el tiempo que marca cada antibiótico según la ley en caso de que una vaca afectada con EHE tenga que ser atendida con antibióticos también".
De hecho, paralizar el saneamiento de la ganadería (en este caso la prueba de la tuberculina) "podría traer más consecuencias negativas que positivas para una enfermedad que está prácticamente controlada en Castilla y León", sostiene.
La mayoría de las vacas infectadas por este virus "son asintomáticas y la mayoría de las que lo portan se recuperan, si bien aquellos ejemplares más débiles o con patologías previas, son más propensos a morir", indica.
Los cuadros sistémicos generales suelen ser "graves": fiebres, dejan de comer (anorexia), conjuntiva cargada, espuma en la saliva y úlceras en la boca.
Se trata de un virus que está asociado a las altas temperaturas, dado que son enfermedades estacionales que sólo se mantienen en condiciones climatológicas cálidas.
Antonio Arenas, catedrático del Área de Sanidad Animal de la Universidad de Córdoba, explica que "si hay una mortalidad mayor en algunas zonas, es como consecuencia de la existencia de enfermedades concomitantes en el animal, pero no por la EHE en sí misma". De hecho, asegura que "si los animales están bien mantenidos, la mortalidad en vacuno no alcanza el 0,3%".
Respecto al dilema de si continuar con la campaña de saneamiento animal relativa al diagnóstico de la tuberculosis bovina, Arenas sostiene que "la tuberculosis genera más pérdidas en una explotación que ninguna otra enfermedad y aunque la prevalencia de explotaciones positivas en Castilla y León es de 1,6%, no tiene sentido paralizar la prueba de la tuberculina".
Una enfermedad, la tuberculosis, que "a diferencia de la EHE, sí puede transmitirse de animales a personas por el propio contacto (y no por el consumo de carne), por lo que es necesario continuar haciendo estas pruebas".
"Una de las creencias de los ganaderos es la de que se está ordenando matar animales sanos que dan falsos positivos en tuberculosis, lo cual supone lógicamente una merma en los resultados de las explotaciones ganaderas; pero lo cierto es que esto sólo ocurre en un ejemplar de cada mil cuyo resultado sale positivo", añade.
Respecto al consumo de carne o de leche de estas cabañas ganaderas, Arenas insiste en que "no hay que tener ningún miedo a su consumo pero sí tener cuidado con las producciones caseras de chorizo de venado".
Por último, este catedrático de Sanidad Animal aclara que "cuando un veterinario acude a hacer la prueba de la tuberculina a una explotación ganadera, no hay ningún riesgo de que pueda transmitir la EHE a ningún otro ejemplar aunque le hubiera picado también el mosquito a este facultativo, porque sólo lo transmite el insecto cuando pica a un animal".