El incremento de los precios del gasóleo o de la electricidad, la incertidumbre con respecto a lo que van a recibir los agricultores una vez entregan la producción a las cooperativas o la sequía no se los están poniendo nada fácil a los profesionales del sector. La agricultura y la ganadería viven un momento difícil y la situación podría empeorar en los próximos meses, tal como alertan las principales organizaciones agrarias. La semana pasada, UCCL se manifestaba en las calles de Valladolid y en otras ciudades de Castilla y León por el aumento de los costes de producción y para reclamar una Ley de la Cadena Alimentaria justa. Y es que algunos agricultores y ganaderos han dejado sus explotaciones o se plantean dejarlas en un futuro próximo.

No es este el caso de Isidro del Campo, labrador de secano y regadío con cultivos de trigo, cebada, girasol y alfalfa en Villanueva de San Mancio y en Medina de Rioseco (Valladolid), cuya situación puede ejemplarizar la que están viviendo la mayoría de los agricultores. Si bien Isidro del Campo no se plantea, en estos momentos, dejar su actividad profesional, sí va a reducir sus siembras. "Solo voy a sembrar la mitad del cereal del año pasado, debido al exceso de gasto", explica. El cultivo del cereal, precisamente, solía generar un gasto de "unos 700 euros la tonelada el año pasado, mientras que ahora hablamos de unos 1.200", añade. Por ello, "en vez de sembrar 150 hectáreas, sembraré 80 o 90, y las parcelas de menos producción las dejaré en barbecho, en las otras sembraré forrajes y algo de girasol".

Para este agricultor de Valladolid, "es inviable dejarlo, pero sembrando menos reduciré gastos y reduciré producción, y me va a compensar porque no sé la producción que voy a tener ni cómo me la van a pagar", señala. Uno de los gastos en los que los agricultores han visto un mayor aumento es el gasóleo, que actualmente se sitúa en "un precio desorbitado". Isidro del Campo ha pagado 1,35 euros por litro la última vez, cuando su precio normal oscilaba entre los 0,50 y los 0,60 céntimos.

En los cultivos de regadío, como la alfalfa, regar la hectárea puede costar hasta 800 euros, si bien antes lo normal eran 300 o 400 euros. El precio "se ha duplicado", y lo ha hecho, además, con otra particularidad: "estamos gastando algo más de agua y en rendimiento está siendo inferior a los 3.000 kilos la hectárea de alfalfa en regadío", manifiesta. "Gastamos más gasoil, más agua y cogemos menos producción en los regadíos".

En cuanto a los secanos, "el girasol está saliendo sobre 400 kilos la hectárea, mientras que un año normal salen entre 800 y 1.000 kilos, este año es menos de la mitad y el precio es el que nos quieran pagar", apunta del Campo. Y este es otro problema al que se enfrentan los agricultores: la incertidumbre sobre la cantidad que recibirán por los productos, "estamos llevando a las cooperativas el girasol, pero sin saber el precio".

Sequía

Al aumento de los costes de producción se une otra dificultad más para los agricultores de Castilla y León, la sequía que está afectando a las cosechas de este año. Normalmente, "la producción de cereal en esta zona es de entre 3.500 kilos y 4.000 kilos, pero este año no hemos llegado a los 2.000. Es cierto que está un poco más caro, pero como se han disparado tanto los costes, seguimos como siempre, hemos perdido dinero", sostiene el agricultor de Valladolid.

Por otro lado, los productos necesarios para desarrollar la actividad agrícola, como los fertilizantes, también han visto sus precios disparados en los últimos meses. Pese a todo, "los agricultores somos optimistas por naturaleza, porque sembramos y hasta dentro de un año no recogemos", señala. Pero la situación por la que atraviesa el campo español no deja mucho lugar para el optimismo de cara al futuro: "El problema es que está desapareciendo la gente del campo, sobre todo los ganaderos". Pueblos como Medina de Rioseco son un ejemplo de la disminución del número de personas que se dedican a la ganadería, que en los últimos meses, se ha reducido casi a la mitad. Esta actividad "tiene un futuro corto y muy oscuro, pero detrás de los ganaderos vamos los agricultores".

Todo ello conlleva un riesgo incluido, el desabastecimiento de productos básicos en los supermercados. En este sentido, "no van a faltar productos en los lineales, como la carne o la leche, pero van a escasear y va a haber gente que no lo va a poder pagar, porque ahora un litro de leche puede estar a 0,70 céntimos en un lineal y de aquí a febrero o marzo del año que viene se puede poner a 1,15 o a 1,20".

Así, organizaciones como UCCL reclaman a las autoridades la implementación de medidas para salvar la situación por la que atraviesa el sector agrario, como la reducción del IVA de los productos necesarios para desarrollar la actividad agrícola, beneficios en el IRPF a los agricultores o en el precio del gasóleo y la electricidad. Medidas que "no tienen que ser para siempre, pero sí durante el tiempo que dure la crisis".

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