Hace unos días el presidente del Consejo Económico y Social de España, Antón Costas, parafraseaba a Séneca cuando se refería a la importancia de saber cómo invertir o asignar los Fondos Next Generation que llegarán a los países miembros de la UE para la reconstrucción postpandemia: "para navegar no basta con tener viento favorable, también hay que saber el rumbo", dijo.
La llegada de estos fondos va a marcar el futuro de Castilla y León... si se hacen bien las cosas. Un paquete de ayudas que lleva implícito en su denominación el objetivo para el que se supone ha sido dotado: crear un modelo y estructura de sociedad que permita una remontada sobre la que se construya un futuro estable para las próximas generaciones.
Pero el futuro no se levanta con acciones cortoplacistas. En este sentido, el presidente del Consejo Económico y Social de Castilla y León, Enrique Cabero, advierte de que "sólo sabiendo cuál es la mejor base sobre la que reconstruir la economía de un territorio, se podrá optimizar la utilización de los fondos europeos que le lleguen". Algo que requiere de un Plan Estratégico con un rumbo concreto.
Los primeros pasos en este sentido los ha dado ya Gobierno regional, que ha sido el primero en España en crear una oficina específica para coordinar estas ayudas europeas con el objetivo de optimizar su gestión.
En un escenario globalizado, Cabero vislumbra un evidente cambio de etapa histórica donde "todo va muy deprisa", sin apenas tiempo para acometer políticas a futuro que permitan ver los resultados de esas decisiones. "Las políticas necesitan establecerse a medio y largo plazo para que puedan asentarse sobre una base sólida que asegure obtener resultados", recuerda.
Por el momento, y aunque el Ejecutivo regional aspira a conseguir que el Gobierno de Pedro Sánchez destine una partida de 5.000 millones de euros, lo cierto es que sólo hay comprometidos 1.554 millones para esta comunidad. Un montante que hay que determinar cómo asignar para obtener el mayor rendimiento posible.
La cuantía es muy grande y todos creen saber la mejor manera de repartirlo, pero el máximo mandatario del CESCYL recuerda que hay que actuar "fortaleciendo los ejes estratégicos que aseguren un crecimiento para todos", evitando intereses individuales.
Para lograrlo, "también es necesario reforzar la colaboración entre la iniciativa público y privada como han hecho otros países como Alemania, donde no se tiene miedo a contar con las empresas para impulsar la economía", indica Cabero, en alusión a un modelo, el germano, con una de las tasas de paro más bajas de toda la UE (5%) y un exitoso reparto de su actividad económica por todo su territorio, que evita concentraciones masivas de población en unas zonas y el abandono de otras.
La despoblación no es la causa
Uno de los problemas que arrastra Castilla y León desde hace más de treinta años es el de la despoblación, que afecta especialmente al campo. El Gobierno de Alfonso Fernández Mañueco aprobó hace diez años un plan para luchar contra este problema, que no ha funcionado. Y mucho se ha hablado de que la llegada de estos fondos europeos pueda servir para frenar esta sangría demográfica.
Sin embargo, el abandono del entorno rural no es causa sino consecuencia de la "falta de actividad económica rentable de las empresas y de servicios públicos en esas zonas", subraya Cabero. Algo en lo que no ayuda la "ausencia de infraestructuras o de que simplemente, llegue Internet", en clara alusión a los municipios donde se hace inviable que un emprendedor inicie una actividad cuando ni siquiera tiene acceso a la red.
De hecho, el problema de la España vacía no es separable del resto de retos de la agenda política, dado que es transversal porque se comunican unos con otros en cadena. En este sentido, el presidente de este órgano considera "fundamental trasladar los valores rurales a los más jóvenes para eliminar la imagen de que es peor elección que lo urbano".
El exceso de burocracia, con normas que llegan desde Europa y con otros dos parlamentos (el nacional y el autonómico), tampoco facilita las cosas. "Es uno de los asuntos que más preocupan ahora con la llegada de los fondos porque la agilidad para reforzar el tejido económico y social de la Comunidad es fundamental", advierte. Una rapidez en la gestión sobre la cual el presidente del CESCYL recuerda que son necesarios unos mecanismos de control que garanticen "su uso debido".
En alusión a uno de los asuntos que han marcado la agenda política del último mes, el de la atención primaria en las zonas rurales, Cabero anima a reflexionar sobre la importancia de hacer viables económicamente las zonas rurales como requisito previo para hacer posible el asentamiento de población y poder garantizar así "unos servicios sociales justos para todos".
Castilla y León como oportunidad
La eficacia de Fondos Next Generation podría verse mermada si, además, no se recupera el objetivo de "creernos Castilla y León", dado que "invertimos y hacemos un gasto importante en crear un talento del que luego se benefician otras comunidades autónomas", añade, en alusión al éxodo de jóvenes que con una excelente formación deciden buscar alternativas laborales en regiones vecinas con un PIB mayor.
En una radiogarfía rápida sobre las fortalezas de Castilla y León, el presidente del órgano consultivo recuerda que se trata de una comunidad que tiene una situación geográfica privilegiada, un patrimonio artístico único, es primera potencia eólica de España, cuenta con una industria agroalimentaria muy competitiva, y ofrece una calidad de vida que difícilmente puede encontrarse en regiones con densidades de población muy altas.
"Tenemos que hacer un esfuerzo por poner en valor todo lo que tenemos y trasladarlo a las generaciones que vienen" dado que la fuerte recuperación económica prevista para 2022 debe ir de la mano de un capital humano que decida quedarse en la región.
Muchos frentes abiertos en una carrera contrarreloj para organizar la llegada de unas ayudas europeas que permitan transformar Castilla y León en una comunidad de futuro a largo plazo.