Fuimos testigos de la entrega de las partituras de este pasodoble, titulado 'Catedrático Gonzalo Santonja', al consejero de Cultura, Turismo y Deportes (y Toros) de la Junta de CyL, por parte de su autor, el maestro de música y compositor de El Tiemblo, Eugenio Gómez.

“Surgió hace tres años, -nos comenta el maestro Gómez- cuando el consejero aún daba clases en la Complutense y dirigía el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. Fue a través de un amigo común que me habló de él maravillas sobre lo que escribía de tauromaquia. Luego, leí algunas de esas maravillas publicadas y pensé que este hombre debería tener un pasodoble”.

Visitamos al consejero Santonja en su despacho, que recibió al maestro Eugenio con una amplia sonrisa y un abrazo. El catedrático bejarano no salía de su asombro cuando el compositor abulense sacó su móvil y comenzaron a sonar las primeras notas de su pasodoble.

El consejero Santonja ojea la carpeta con la composición de su pasodoble

“¡Qué barbaridad, qué sorpresa qué regalazo!”, exclamaba un Santonja emocionado, mientras las personas que trabajan con él escuchaban con asombro la composición.

El consejero de la macro consejería agradecía al maestro Eugenio Gómez este regalo en forma de música y de recuerdo, y cuando le preguntamos nos contestó así: “Estoy extraordinariamente asombrado, súper agradecido y muy satisfecho.

Asombrado porque obviamente no me lo esperaba, ¿cómo me lo iba a esperar? El maestro Eugenio Gómez es un músico consagrado en el planeta de los toros, y yo ni siquiera le conocía, claro que sabía muy bien quién era, porque sus pasodobles suenan y son celebrados en todas las plazas de toros, pero nada más. Lo de agradecido va de suyo, jamás pensé en tener un pasodoble taurino, y ahora resulta que lo tengo.

El maestro Eugenio Gómez y el consejero exhibiendo la partitura de su pasodoble.

Y muy satisfecho, sí, muy satisfecho, ya que lo de investigar y escribir son quehaceres solitarios y siempre te queda la duda del recorrido de tus libros, una duda que el maestro ha despejado musicalmente. Escribió Schopenhauer que “la suerte echa sus cartas y nosotros jugamos”, bueno, pues a mí me ha tocado la belleza de un pasodoble sin jugar. ¿A qué más puedo aspirar?”.   

La composición, sonó por vez primera en público en el teatro Cervantes de Béjar -no podía ser en otro sitio- el pasado noviembre con motivo del concierto de Santa Cecilia, siendo interpretado por la banda municipal de música que dirige el maestro Lorenzo Torrico..

De la publicación 'Béjar en Madrid', extraemos lo siguiente: “Antes de que el concierto finalizara, el alcalde, Luis Francisco Martín, subía al escenario para anunciar una sorpresa final, y felicitar al director y a los componentes de la Banda por “este impresionante concierto”. Martín explicaba al público que en unos minutos serían los primeros en escuchar una nueva composición, un pasodoble: “fíjense lo que es la grandeza de la música. El compositor cuando compone es igual que el escritor cuando escribe: cambia letras y palabras por notas musicales. Hoy vamos a escuchar una primicia, un estreno mundial”.

Momento en que Santonja subió al escenario junto al alcalde, ediles y maestro de la banda Cedida

“Es un pasodoble torero, -prosiguió el primer edil- dedicado al consejero de Cultura, Turismo y Deportes, el bejarano Gonzalo Santonja. La nueva composición lleva por nombre “Catedrático Gonzalo Santonja”. “Con el amor de la ciudad, la Banda Municipal te regala esta composición, por tu pasión y tu entusiasmo por los toros”. El teatro, lleno a rebosar, estalló en un aplauso unánime.

 “El consejero Gonzalo Santonja estaba presente entre el público, junto a su esposa María Antonia de Isabel, y al finalizar el concierto subió al escenario junto con el alcalde, la concejala Puri Pozo y el edil Jonatan Sánchez”, termina la citada publicación.

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Y Santonja comentaba lo siguiente cuando le preguntamos qué sensaciones se perciben cuando uno escucha su pasodoble: “Emoción, claro, y tristeza, tristeza por la ausencia de mis padres. ¿Cuánto hubieran disfrutado? En fin, quiero creer, y creo, que la han escuchado. Por la noche, al volver a casa, subí al piso de arriba, en el que viví con ellos hasta los dieciocho años y en el que luego compartimos infinidad de días (me he instalado en el de abajo, porque no quiero cambiar nada), me senté en el sillón de mi madre y no sigo …”.

No hace falta que siga, todos le entendemos. ¡Enhorabuena, catedrático Santonja!