La escritora, economista y profesora universitaria Reyes Calderón (Valladolid, 1961), aseguró hoy que la pandemia fue el caldo de cultivo ideal para la corrupción debido a la situación extraordinaria a la que se enfrentaba la sociedad.
Reyes Calderón, que esta tarde firmó en la Feria de Libro de Valladolid ejemplares de su última novela ‘El juego de los crímenes perfectos’, una historia criminal ambientada en un Madrid colapsado por la pandemia, argumentó que aunque el hombre es rutinario y tiende hacer lo mismo, cuando se produce situaciones catastróficas la condición humana empuja al hombre a ver las oportunidades de negocio y a aprovecharse de los demás.
En este sentido, hizo referencia a la subida “bestial” del precio del papel higiénico durante las primeras semanas del confinamiento y explicó que ante la incertidumbre de todo a lo que nos teníamos que enfrentar la sensación de impunidad era muy grande. “Ni sabíamos lo que necesitábamos, ni teníamos ni idea de lo que costaba una mascarilla. Trump decía que con beber un poco de lejía se acababa con el virus, y el precio de la lejía subió”. aseveró en declariaciones recogidas por Ical.
Según relató la escritora vallisoletana, en las primeras semanas del confinamiento el que tenía la posibilidad de abusar de su poder para poder obtener unas rentas económicas se sentía protegido. “Un corrupto nunca sale corriendo, un corrupto es el que piensa que las probabilidades de que le pillen son muy pocas”, afirmó, a la vez que lamentó que aunque en aquel escenario de muerte y miedo que generaba la pandemia estos comportamientos fueran inhumanos, lo triste es que “se tiende más a robar a las ancianillas. Es condición humana”.
Efectos secundarios
A su vez, Reyes Calderón indicó que los todos los efectos secundarios de la pandemia aun no se conocen, aunque si que ya se puede hablar de algunos. Así, al margen de la alta mortalidad y de las secuelas que el virus ha provocado en muchas personas, indicó que son muchas las personas mayores que después de haber estado solas en casa sin ver a sus familiares, viven con tensión y con miedo el mero hecho de salir a la calle.
A su vez, como profesora también analizó los efectos de la pandemia en la enseñanza y aseguró que los alumnos de bachillerato que perdieron dos años de educación presencial y a los que se ha permitido llegar a la universidad abriendo la mano, “llegan muy flojos en materia y con poca experiencia. No han cambiado el chip y no se dan cuenta que ya están en la universidad”.