Más olas de calor, más tormentas secas y menos lluvias. Son algunas de las consecuencias del cambio climático que influyen directamente en la propagación de incendios como los que han asolado este verano las provincias de Zamora, Ávila, Salamanca o Burgos. Fuegos que son cada vez más tempranos, frecuentes y devastadores. Ante este panorama, los ecologistas reclaman un cambio en la gestión de los bosques y una mejora en el operativo contra incendios en Castilla y León, mientras los responsables políticos hacen oídos sordos a estas reivindicaciones, y no solo eso, sino que también atribuyen parte de la culpa al ecologismo.
Así lo ha hecho recientemente el consejero de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, quien ha acusado a los ecologistas y "sus nuevas modas" de dificultar las labores de mantenimiento de los bosques. Estas acusaciones "son muy graves porque en el incendio de Losacio fallecieron dos personas, y no admitir que lo han hecho mal, que su política no está funcionando y que no han tenido en cuenta muchos factores como el cambio climático es jugar con los ciudadanos", apunta Cristina Zelich, portavoz de Ecologistas en Acción en Zamora.
La organización Greenpeace también se ha pronunciado al respecto, y ha señalado que "tener un medio ambiente saludable y proteger los recursos naturales no es una moda, es una obligación de las instituciones públicas. Si el consejero no puede con la responsabilidad, que dimita. Y que deje de buscar chivos expiatorios".
Desde el 15 de junio, "como el propio consejero dijo en las Cortes, conocían perfectamente las condiciones climatológicas, pero se decidió no poner en marcha el operativo de incendios", indica la portavoz de Ecologistas en Acción en Zamora. La Junta "es la que se ocupa de las políticas forestales, no los ecologistas, hasta ahora jamás nos han llamado para saber qué opinábamos, lo que ha dicho el consejero es absolutamente mentira, está echando balones fuera", añade.
Pero la responsabilidad no recae únicamente en el consejero de Medio Ambiente, pues "en el fondo, quien primero culpó a los ecologistas fue el vicepresidente de la Junta (Juan García-Gallardo) en un tuit, y Suárez-Quiñones lo único que ha hecho ha sido apuntarse a la idea de Vox, un partido negacionista del cambio climático", sostiene Zelich. Por su parte, "el presidente Mañueco también debería tomar cartas en el asunto, y si Quiñones no dimite por voluntad propia y sigue diciendo que tenían suficientes medios y que se hizo lo que se tenía que hacer, el presidente debería cesarlo".
Para Greenpeace, por otro lado, los políticos "lanzan falsos argumentos y cortinas de humo para cuestionar el papel del cambio climático en el cóctel que hace más virulentos los incendios. Los montes no están descuidados porque haya zonas protegidas, el problema es un abandono en la gestión".
Cambio climático e incendios
En el siglo pasado, "los eventos de temperatura extrema solo cubrieron el 0,1% de la superficie terrestre mundial. Ahora cubren el 22%, y está en aumento", según datos de Greenpeace. El planeta "se calienta cada año debido al uso continuo de combustibles fósiles y una industria agrícola descontrolada, una de las consecuencias es que las temporadas de incendios son cada vez más largas y estos se vuelven más intensos", agrega la organización. Además, los fuegos "también liberan toneladas de CO2 y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera que continuarán calentando el clima en el futuro".
Las olas de calor recientes no serán las últimas del verano, y la Aemet ya ha advertido de que agosto comenzará con un nuevo episodio de calor extremo. Ante esta situación, "está en juego toda la Comunidad, en Zamora ha sido brutal lo sucedido, pero también en Salamanca, Burgos o Ávila, es un incendio detrás de otro", alerta la portavoz de Ecologistas en Acción de Zamora.
A estas olas de calor se añade la sequía, "ya no llueve como antes, con lo cual la humedad que hay en el suelo es muy inferior y todo arde con muchísima más facilidad", apunta Zelich. También "se producen más tormentas secas con aparato eléctrico, y ya no solamente en las épocas en las que normalmente hay tormentas", añade.
Además del cambio climático, hay otras causas que interfieren en la propagación de incendios. Concretamente, los bosques de pinos como los de la Sierra de la Culebra "no son autóctonos y son muy sensibles al fuego porque la resina es altamente inflamable", explica Cristina Zelich. Estos árboles se utilizaron para repoblar los montes durante el franquismo, y Ecologistas en Acción ya ha demandado a la Junta un cambio en las políticas forestales y la plantación de otras especies arbóreas autóctonas en las zonas quemadas, ya que "las piñas salían disparadas como auténticas bombas incendiarias a decenas de metros, cruzando los cortafuegos y provocando otros incendios más allá", señala. Por el contrario, "se han salvado pequeñas masas arbóreas de castaños, robles o encinas", e incluso en lugares donde se han quemado estas especies en momentos anteriores, "están brotando de nuevo, cosa que no sucede con los pinos: el poder de regeneración de los bosques autóctonos es mucho mayor".
Además, algunos incendios son provocados. Actualmente, hay siete investigados por el incendio que afectó a Villaseco del Pan, Almaraz de Duero y Zamora. También se investiga a un hombre como presunto autor del incendio de Quintanilla del Coco, en Burgos, que habría provocado el fuego por el uso de una cosechadora fuera del horario permitido, una hipótesis similar a la que se baraja tras el incendio en San Juan de la Nava (Ávila).
Actuar contra las llamas
Tras los devastadores fuegos que han afectado a diferentes provincias de Castilla y León este verano, Ecologistas en Acción recuerda que "si no hay suficientes medios y no está activo el operativo contra incendios, es muy difícil hacerles frente". En eso coincide Greenpeace, que señala que "hace décadas, igual valía tener equipos forestales solo en verano, pero ahora ya no. Es necesario invertir en una gestión forestal y prevención todo el año".
Los ecologistas no solo reclaman un cambio en el operativo contra incendios, sino también en la prevención: "No es que el operativo vaya a estar apagando fuegos todo el año, pero sí puede estar haciendo otras labores de mantenimiento de las masas forestales", señala Cristina Zelich.
Otra reivindicación de los ecologistas es la mejora de las condiciones laborales de los profesionales que luchan contra las llamas, pues "muchas cuadrillas están subcontratadas, es decir, no son personas contratadas directamente por la Junta, sino a través de otras empresas", sostiene la portavoz de Ecologistas en Acción en Zamora. También "hay que contratar a muchísimo más personal y hacerse con instrumentos más operativos que los que se tienen", agrega.
Las organizaciones ecologistas también apuntan a la ganadería extensiva como método para limpiar los suelos y prevenir los incendios, "pero no es bueno para los bosques eliminar completamente el sotobosque", apunta Zelich. De nuevo, "la responsabilidad vuelve a ser de los políticos".
En los últimos días, Ecologistas en Acción denunciaba la caza de un corzo por cazadores acompañados por personal de la Junta. En cuanto a la actividad cinegética, la asociación propone "crear un perímetro para intentar que los animales tengan espacio para moverse y encontrar el alimento y refugio que han perdido en las zonas quemadas".
Sin embargo, el ecologismo no siempre es bien acogido por algunos sectores de la población, quizá por aspectos como la defensa del lobo y la coexistencia de estos animales con la ganadería en zonas como la Sierra de la Culebra. "Hay una especie de propaganda a través de las redes sociales en contra del ecologismo, muchos no quieren ni escucharnos, pero quizá si habláramos realmente con ellos, se darían cuenta de que no tenemos nada en contra de la gente que vive en el ámbito rural, al contrario, defendemos que la gente no se vaya de los pueblos, su papel es importantísimo", manifiesta Zelich.
La portavoz de Ecologistas en Acción de Zamora recuerda que "esa idea de que los humanos estamos por encima de todo es nefasta, solo somos una parte más del ecosistema y nos estamos aprovechando de los recursos naturales, la consecuencia es el cambio climático". Por ello, "tenemos que llegar a un equilibrio con la fauna salvaje porque todos tienen un papel en el ecosistema".
De cara al futuro, "no hay mucho lugar para el optimismo, sobre todo si continuamos teniendo a estos responsables políticos en la administración", sostiene Zelich. Y es que el cambio climático, el agotamiento de los recursos o la crisis energética no permiten visualizar de manera optimista los próximos años. Pese a las advertencias de los científicos, "los gobiernos han preferido mirar hacia otro lado y ahora es tarde para mitigar el colapso que viene".