Smart Cities, El futuro de hoy
Convertir nuestras ciudades en lugares sostenibles, conseguir una buena gestión de los residuos y desarrollar transportes más ecológicos son algunos de los objetivos de numerosas empresas españolas, entre las que se encuentra Gas Natural Fenosa.
Las ciudades inteligentes ya forman parte de nuestra realidad. Automóviles más respetuosos con el medio ambiente y autónomos, un mejor aprovechamiento de los residuos o edificios eficientes son algunos detalles que nos muestran que las ciudades inteligentes están llegando poco a poco a nuestras vidas.
En la actualidad hay un 50% de población mundial que vive en ciudades. En Europa, la cifra alcanzará el 85% en el año 2050 según datos de la Comisión Europea. Por ello, el desarrollo de las ciudades, la mejora de los servicios y la gestión de los recursos son aspectos que se deben perseguir. Con esto, se conseguirá el bienestar de los ciudadanos en las ciudades inteligentes, a la vez que una planeta más sostenible.
Algunas empresas españolas, conscientes de esta realidad cada vez más presente en nuestros días, trabajan en proyectos de investigación y demostración para avanzar hacia esta nuevo tipo de ciudad. Una de estas empresas es Gas Natural Fenosa que lleva tiempo desarrollando proyectos en ámbitos como por ejemplo la movilidad sostenible, la gestión eficiente de los residuos urbanos o la eficiencia energética, y además coordina el Grupo Interplataforma de Ciudades Inteligentes (GICI), que aglutina 21 plataformas tecnológicas, ofrece una visión coordinada de la ciudad del futuro y promueve la colaboración público-privada para la búsqueda de soluciones a los retos urbanos.
La conversión a ciudad inteligente se consigue a través de la mejora de elementos como el transporte, el hogar o la eficiencia energética, entre otros, tratando de conseguir una mejor gestión de los recursos y un menor impacto en el medio ambiente, explica la CE.
En el transporte
El transporte urbano es el responsable de una tercera parte de las emisiones de gases de efecto invernadero que existen en nuestro país. Por ello, señala la Comisión Europea, es una necesidad cambiar el sistema de transporte europeo, así como el comportamiento de la sociedad y las empresas respecto a la movilidad y empezar a promover un sistema de movilidad integrado y más eficiente y hacia el uso de combustibles alternativos para reducir la polución y los gases de efecto invernadero.
El uso del gas natural como carburante es una alternativa que se está extendiendo en muchos países de Latinoamerica y de Europa, como por ejemplo Italia. En España, este carburante, que no sólo sirve para turismos sino que se puede utilizar también en vehículos pesados, cada vez es más popular hasta el punto que el año pasado se convirtió en el combustible alternativo más utilizado en España, donde las ventas de vehículos a gas natural aumentaron en más de un 20%, según datos de la Asociación Ibérica de Gas Natural para la Movilidad (GASNAM). Este aumento está justificado por razones ecológicas, ya que sus reduce considerablemente las emisiones con respecto a la gasolina y el diesel, y también en económicas, ya que supone un ahorro de hasta un 50% y un 30% en el coste por kilómetro respecto a estos combustibles.
Otros medios más pesados, como son camiones, barcos o trenes, o incluso los transportes públicos de las grandes ciudades, como los autobuses, también apuestan cada vez más por el uso de esta fuente de energía. Su uso mejora el impacto del transporte en el medio ambiente y sirve como ejemplo del cambio que se está produciendo en el mundo.
En la gestión de residuos
La gestión de los residuos es otro elemento sobre el que hay que trabajar para mejorar. El informe “Smart Cities: 2030: Vision document” del GICI, apunta que los residuos contaminantes producidos por las ciudades necesitan ser procesados, reciclados y valorados energéticamente.
Una forma de reaprovechar estos residuos es el biometano, procedente del biogás, un gas renovable procedente, entre otros orígenes, de la descomposición de los residuos orgánicos y que puede utilizarse como combustible para transporte o bien ser inyectado directamente a la red de distribución de gas natural para que pueda ser consumido por un hogar, industria…
El uso del biometano ya está siendo investigado por Gas Natural Fenosa en varios proyectos a lo largo del país. Un ejemplo se encuentra en Galicia, donde la compañía creó a finales del año pasado, junto con EnergyLab, una nueva Unidad Mixta para investigar el uso del gas natural y el biometano procedente de las estaciones de depuración de aguas residuales municipales.
En el hogar
A nivel energético también “estamos viviendo un proceso de transición desde un sistema energético centralizado a un nuevo modelo con múltiples recursos energéticos distribuidos, que se integran en un sistema cada vez mas descentralizado”, apuntaba la directora de Ingeniería e Innovación Tecnológica de Gas Natural Fenosa, Blanca Losada, en un seminario sobre ciudades inteligentes organizado en Madrid el año pasado.
Para dar respuestas a las nuevas necesidades energéticas de la sociedad actual, las compañías están evolucionando sus redes eléctricas en España con el objetivo de convertirlas en redes inteligentes o smart grids y que los consumidores tengan un papel activo en la toma de decisiones. Gas Natural Fenosa, por ejemplo, lidera varios proyectos nacionales e internacionales de I+D+I relacionados con las smart grids y además cuenta con el primer laboratorio de España dedicado al desarrollo de las redes inteligentes.
Al mismo tiempo, las distibuidoras de energía están sustituyendo su parque de contadores analógicos por inteligentes. Estos aparatos difieren de los tradicionales por estar más automatizados y darnos información que permite un consumo a la carta a los usuarios. Usando este tipo de contadores, los clientes podrán tener el poder de decisión, elección y gestión de la energía. Conocerán los datos en tiempo real, lo cual puede ayudar a facilitar el ahorro (al elegir la tarifa que más le conviene) y, con ello, ayudar al uso responsable de la energía.
La sustitución de nuestros contadores comenzó hace unos años y, según la legislación vigente, todos deberemos tener estos nuevos aparatos antes de comenzar 2019. Por ahora, según cálculos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), a cierre del primer semestre de 2016, había en España más de 28 millones de contadores instalados en España, el 62% de todo el parque, aunque este porcentaje es bastante superior en algunas distribuidoras, que han superado ya el 90%.
Eficiencia energética
En esta transformación energética aparecen conceptos como son los de edificios o distritos de consumo casi nulo (nZeb, por sus siglas en inglés) o bloques de energía positiva (PEB), que tienen como objetivo la autosuficiencia energética e incluso la producción neta de energía en los eficicios o distritos, basadas en una reducción del consumo, una integración de generación renovable y una coordinación entre producción y consumo.
De acuerdo con la Directiva Europea de Rendimiento de Edificios (Energy Performance of Buildings Directive), todos los nuevos edificios deberán tener un consumo energético casi nulo a partir de 2020. Esta medida va en línea de los objetivos de la Unión Europea en materia de lucha contra el cambio climático hasta 2030, que incluyen también una mejora de al menos un 30% en la eficiencia energética en conjunto.
En ese sentido, Gas Natural Fenosa viene desarrollando desde hace años iniciativas para la mejora de la eficiencia en edificios, hogares y negocios, y además participa, junto a otros actores, en el proyecto europeo GrowSmarter, que se está llevando a cabo en Barcelona, Colonia y Stockholm para fomentar las ciudades sostenibles a través de soluciones tecnológicas.
Otra iniciativa pionera ha sido desarrollada en el Hospital Universitario La Paz de Madrid. En este proyecto Gas Natural Fenosa trabaja junto con Dalkia energía y Servicios para proveer a este espacio de suministro eléctrico. El proyecto contempla una importante remodelación del sistema de climatización, con la construcción de una central térmica ubicada en el hospital. Este cambio ha supuesto la reducción de un 33% de los costes energéticos y en un 50% las emisiones de CO2 del hospital.
Todas estas iniciativas resumen y acercan algunas vertientes en las que debe trabajar la sociedad para avanzar hacia el futuro. Aún queda trabajo por hacer para vivir en una ciudad totalmente inteligente donde se utilice la tecnologías para ayudar y facilitar la vida a los ciudadanos y desarrollemos un modelo de vida más sostenible con el planeta, pero está claro que debemos impulsar iniciativas y proyectos en este sentido para evolucionar nuestras municipios en ciudades inteligentes, que son, al fin y al cabo, el futuro de hoy.