SEK: 125 años hacia adelante en un contexto de avances y retrocesos
Educación emocional y de las relaciones sociales, formación contínua de unos docentes con acceso a recursos y a herramientas adaptadas al mundo de hoy para su mejor desempeño, pensamiento crítico y científico, excelencia en el deporte, fomento de la creatividad y de la individualidad, liderazgo, ciudadanía intercultural y global. Así resume la Institución Educativa SEK su modelo educativo al cumplir 125 años de trayectoria.
“La historia de la institución son las historias de las cientos de miles de personas que la han construido porque ha habido vocación por aprender, pasión por educar, confianza de las familias a lo largo de más de un siglo. Es una celebración de agradecimiento a toda nuestra comunidad por haber construido juntos y aprendido juntos, con la vocación de seguir haciéndolo”, dice Nieves Segovia, presidenta de la Institución.
La institución comenzó a incorporar a las niñas en sus aulas durante los años de la dictadura franquista, en los años ‘60, cuando las escuelas segregaban a niños y a niñas en un ambiente de rigidez y de prohibición. Aún no había entrado en vigor la Ley General de Educación de 1970, que puso los primeros cimientos para modernizar la educación en España tras décadas de dictadura con un modelo nacional-católico.
Nieves Segovia cuenta en una entrevista para EL ESPAÑOL que ese modelo educativo mixto surgió de forma natural. Para ello se refiere a Felipe Segovia Olmo, su padre y fundador de la Institución Educativa SEK como se conoce ahora.
“Mi padre defendía que la escuela no es una construcción al margen de la sociedad; tenía que reproducir los modelos que existían y a los alumnos había que prepararlos para tener éxito personal y profesional en ese contexto”, dice Nieves Segovia. “Niños y niñas crecen juntos en el contexto social. Aprenden juntos, conviven juntos, desarrollan proyectos vitales juntos. Separarles en las aulas carecía de sentido”.
La educación en España en los comienzos del SEK
La Ley Moyano llevaba casi cuarenta años en vigor cuando se fundó el primer colegio San Estanislao Kostka en la calle Santa María, en el año 1892, y tuvo vigencia hasta la ley de 1970, que dio los primeros pasos para modernizar los cimientos de la educación en España.
La Ley Moyano había conseguido avances para la educación porque abordaba la necesidad de alfabetizar a la población. Cuando se aprobó en 1857, el índice de analfabetismo superaba el 80%, la mitad de los niños no estaban escolarizados, algo más del 42% del profesorado de primaria no tenía formación específica y más del 60% de las escuelas no tenían material técnico ni arquitectónico adecuado. La educación estaba reservada para una minoría con suficientes recursos; la mayoría de la población no tenía acceso a una enseñanza con carácter público y universal.
Aunque pueda criticarse esta ley por su insuficiencia y por su carácter ideológico, hay que tener en cuenta los avances que consiguió en el contexto histórico: gratuidad relativa para enseñanza primaria, centralización, uniformidad, secularización y cierta libertad de enseñanza.
Niños y niñas crecen juntos en el contexto social. Separarles en las aulas carecía de sentido.
Segunda República
Carmen Olmo y Felipe Segovia, abuelos de la actual presidenta del SEK, se hicieron cargo de la dirección del primer colegio en 1935, en vísperas del desmoronamiento de la II República en manos del movimiento franquista. Nueve años después (1944), en plena posguerra, Carmen Olmo fundó en primer colegio femenino.
En cierta medida, SEK ha recogido algunos valores de las bases que intentó sentar la II República en materia educativa, aún cuando se trata de un colegio privado. Defiende una educación laica, ofrece la religión como fenómeno histórico; su modelo tiene un componente activo y creador con una formación permanente para el profesorado.
Como el SEK, los primeros decretos educativos de la II República defendían una educación donde niños y niñas se formaran juntos conforme a un mismo programa, y esta idea sería aplicable a todos los grados de enseñanza.
Desafío de futuro
Nieves Segovia se enfrenta al desafío de formar a personas para un mundo cambiante a velocidad de vértigo, en gran medida a causa de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación.
“El desarrollo de la inteligencia es uno de los fines de la educación. Nuestra relación con un tipo de inteligencia que los humanos hemos creado nos lleva a pensar cuáles son los roles de los humanos respecto a los no humanos, qué tipo de inteligencia tenemos que desarrollar para ahondar en esas cualidades intrínsecamente humanas que aportan valor a ese propio concepto personal respecto a algo que no existía antes. Esa reflexión más filosófica va a ser la clave para ahondar en la transformación de nuestro sistema”, concluye Nieves Segovia.
SEK se posiciona del lado de una educación con un marcado componente intercultural y global desde los años ’60 y 70’, cuando creó el primer bachillerato internacional.
"Nos enfrentamos a una Cuarta Revolución Industrial que pone en el centro al sistema educativo" dice Nieves Segovia
“En nuestro país no se había oído hablar de un programa que promoviera esos conceptos de ciudadanía global, de interculturalidad, esa dimensión internacional de las ideas. Desde un punto de vista académico, el programa está construido desde lo interdisciplinar y del desarrollo del pensamiento crítico y de otras competencias que no deben quedarse en modas, sino formar parte de nuestro corazón educativo”, dice la directora de la institución, que señala ese pensamiento crítico como una de las claves de sus colegios.
“Nuestros alumnos están más expuestos que nunca a la información. Hay que ser capaces de gestionar esa información y convertirla en conocimiento, en sabiduría forma parte de nuestro trabajo. Sin pensamiento crítico eso no puede darse”, concluye.
Junto con experiencias altruistas y de voluntariado, el deporte también se ha convertido en un componente básico en el modelo SEK.
“Algo que valoré mucho esos años fue el deporte. Te daban clase deportistas que habían sido olímpicos españoles. El deporte se convierte en una escuela de valores que enseña a trabajar en equipo y valores como el respeto, como saber ganar y perder”, dijo Jorge Maier, un ex alumno del SEK que también habló con EL ESPAÑOL.
Además de contar con el deporte como complemento al carácter humanista de la educación española en sus escolares desde el siglo XVI, la educación emocional forma parte central del modelo educativo SEK, como cuenta Nieves Segovia.
“Fuimos los primeros en incorporar programas de educación social y emocional en las aulas de la mano de Linda Lattieri, que desarrolló el proyecto de educación emocional con Daniel Goleman”, añade la presidenta.
Algunas de las universidades de prestigio en Estados Unidos y muchos departamentos de recursos humanos obtienen valiosa información de los candidatos por sus aficiones y actividades “extra escolares”, aquello que respondería “¿a qué dedica el tiempo libre?”.
Nuestros alumnos están más expuestos que nunca a la información. Hay que ser capaces de gestionar esa información y convertirla en conocimiento.
Precisamente eso valora el ex alumno Maier de su experiencia educativa en el SEK: “Me enseñaron a trabajar en equipo. De todo lo que me ha aportado el colegio fue eso. El formar grupos y trabajar en grupo de forma habitual fue algo muy positivo. Soy historiador y arqueólogo. Obtuve la capacidad de trabajar en grupo, de relacionarme con otros, de trabajar de una manera distinta y menos individualista”.
El ex alumno, que mantiene desde hace años amistades con antiguos compañeros gracias a las nuevas tecnologías y a asociaciones más formales de “alumni” que reúnen a estudiantes de distintas promociones, cuenta que ya en los años 70 había algo que se llamaba “agrupación” que juntaba a distintos grupos en una aula enorme, con rotaciones de estudiantes y otras dinámicas que, si ahora serían revolucionarias, en aquella época eran de otro mundo.
“Algo que valoré mucho esos años fue el deporte. Te daban clase deportistas que habían sido olímpicos españoles. El deporte se convierte en una escuela de valores que enseña a trabajar en equipo y valores como el respeto, como saber ganar y perder”, dijo Jorge Maier, un ex alumno del SEK que también habló con EL ESPAÑOL.
Las experiencias de voluntariado y de entrega a los demás forman parte de las prioridades educativas del SEK y están cada vez más presentes en la educación secundaria en España y en las universidades, donde se promueve el voluntariado como respuesta coordinada a las injusticias. Las personas capaces de aceptar a los demás porque se aceptan a ellas mismas soportan mejor la frustración, tienen empatía y una mayor capacidad para trabajar en equipo.
“Es algo que vertebra nuestro modelo educativo y no como algo que se añade, sino como algo que forma parte de ese perfeccionamiento de los alumnos: tener la mirada hacia el otro, tener la capacidad de responder a problemas reales y que ellos detecten en su familia, en su colegio y en su comunidad. Intentamos acabar con esa ruptura que existe a veces entre la vida real y la vida escolar y académica”, concluye Nieves Segovia.
"Te daban las clases por televisión, era algo estratosférico en aquella época y lo es aún ahora. A todos los grupos a la vez, con un estudio propio del colegio"
Los 9 colegios con los que cuenta la Institución Educativa SEK suman a más de 5.500 estudiantes; cuenta con centros en Madrid, en Barcelona, en Almería, en Pontevedra, en Dublín (Irlanda), en Francia y en Doha (Catar). La Universidad Camilo José Cela, fundada en el año 2000, forma parte de la institución como apuesta para aportar un entorno interdisciplinario, intercultural e innovador en la formación de universitarios para este mundo tan cambiante y tan lleno de incertidumbres.
SEK destaca sus experiencias internacionales dentro y fuera de sus propios centros de otros países. Por otro lado, distintas actividades extraescolares fomentan una visión cosmopolita del mundo frente a visiones localistas que dividen el mundo en nosotros y en ellos, como ocurre en muchos países. No hay mejor manera de conocer las similitudes entre personas de distintas procedencias que tener experiencias de convivencia en otros países.
En todas estas experiencias, la innovación y la tecnología sirven de ejes para la adaptación de los jóvenes a un mundo que cambia cada vez más rápido para que puedan actuar sin complejos sobre él.
“Desde que salí del bachillerato, nunca me ha faltado trabajo, ya sea por haber aprendido a desenvolverme bien en el mundo laboral o por lo que me aporta haber estudiado en el SEK”, dijo Andrés Cuevas, otro ex alumno.
“Aprendí a trabajar en equipo, a enfrentarme a proyectos con retos cada vez mayores, a valorar lo que tenemos y el esfuerzo por encima de todo”.
Cuenta Cuevas que además de aprender valores como el respeto a los compañeros, adquirió una forma de pensar más práctica más allá de leer y aprender cosas de memoria. Ha conseguido aplicar esos conocimientos en la práctica y recurrir a ellos para solucionar problemas diarios en distintos campos de aprendizaje.
“Tras mi paso por el colegio, universidad y varios trabajos quisiera poder ahora transmitir los valores que me han sido transmitidos a mí a las futuras generaciones, en este caso como docente de educación física”, dice Cuevas, plasmando así el sello que ha dejado una institución educativa en decenas de miles de estudiantes a lo lardo de 125 años de historia.