Desde estas mismas páginas, hace tan solo una semana analizábamos por qué la serie HIT se merecía renovar por una segunda temporada. Por un lado, por sus audiencias, que por lo general sobresalen de la media de La 1 (la cadena marcó el peor octubre de toda su historia, con un 8,9% de media, una cifra que hasta el momento han superado cuatro de los seis episodios de la ficción protagonizada por Daniel Grao).
Por otro, porque es una serie muy valiente, que trata temas que hace falta debatir en nuestra sociedad sobre la educación de nuestros jóvenes. No es una pruducción hecha para agradar a los adolescentes de la casa; más bien para incomodarlos, para que se sientan reflejados en las tramas, tanto ellos como sus amigos o conocidos. Y para que reflexionen qué cosas hay que cambiar, para recordarnos se puede frenar siempre aunque vayamos a 200 kilómetros por hora en la vida.
Una serie para nada dulce
Durante la emisión del primer episodio de HIT recordé la serie Compañeros. En ambas ficciones se quema el coche de un profesor en el capítulo inicial. Además, una de las profesoras de HIT es Ana Gracia, quien hacía de la (desequilibrada) esposa de Francis Lorenzo en Compañeros. Pero ahí acababa cualquier parecido con la emblemática (y amable) ficción de los años 90.
En HIT no hay un lado dulce de la vida, ni entre los jóvenes ni entre los adultos. No hay momento para risas ni para melancolía, no hay desayunos alrededor de una mesa llena de zumos y leche como en otras series juveniles. Ni siquiera hay un misterio truculento que desentrañar, al estilo de lo que le ocurren a los alumnos de Las encinas de Élite.
No es una serie hecha para agradar a los adolescentes
HIT demuestra que los jóvenes son rebeldes por la vida que les ha tocado vivir, pero que la de los adultos, aunque hayan elegido su camino, no es mucho más amable. Y aunque la cosa se ponga complicada, esos adultos no van quemando coches o pegando a sus semejantes por los pasillos para solucionar los conflictos.
La serie se ha atrevido a tocar temas muy complicados. Tras algunos temas tan recurrentes como las drogas o la adicción al móvil nos hemos encontrado también con chicos que se hacen cortes en los brazos. Jóvenes que quieren culpar al mundo de haber sufrido abusos en el pasado, que no saben cómo canalizar la pena y la rabia que tienen dentro. Muchachos que buscan el dinero fácil, aunque sea sobornado a hombres que buscan prostitutos jovencitos, sin saber en qué fregado se están metiendo.
'HIT'
Hugo, un héroe caído
El episodio de la pasada semana fue especialmente interesante. Y es que vimos a Hugo Ibarra Toledo, es decir, HIT (Daniel Grao) tocar fondo tras ser despedido del instituto Ana Frank. Nos demostró que el héroe de la serie no es un superhombre, sino un ser humano más, que también sufre y recae en los malos hábitos cuando las cosas salen mal.
Aunque ha vuelto a tomar alcohol (pese a estar en terapia), Hugo quedó contento con su descenso a los infiernos. Esos alumnos a los que pretende cambiar la vida le han visto hundido, meado, borracho. Y vulnerable.
La recaída de Hugo demostró que hasta el que proyecta éxito en televisión es vulnerable
En cierto modo, Hugo invitó a todos los jóvenes que ven la serie (casi una quinta parte de sus espectadores tienen entre 13 y 24 años) a dejarse ayudar aquellos que tienen más experiencia, a que muestren sus debilidades como hizo Hugo. A que saquen su mierda interior, a que dejen de proyectar que son perfectos.
HIT manifestó que hasta el que parece más sabio vive en un aprendizaje constante, que todos somos vulnerables, y que ni los jóvenes deben ver a los adultos como bichos raros ni al revés. Que todo sufrimos, y que quizá el que más sufre es el que proyecta éxito y confianza en sí mismo a través de la televisión (o de las redes sociales). Y que cuando nos encontramos con alguien que nos da un buen consejo debemos tomarlo al vuelo, en lugar de decirle que por qué no se lo aplica él mismo.
¿Podría tener ‘HIT’ una segunda temporada?
A falta de conocer el desenlace, todo parece que HIT cerrará las tramas en su primera temporada. Sin embargo, eso no es problema para que pudiese haber una segunda tanda de capítulos, o más incluso, por qué no.
Hugo podría seguir vinculado a la vida de Lena, Nourdin, Silvia, Darío, Gus y compañía, y convertirse en ese pilar que parece que les falta en su día a día. Esa persona mayor que se preocupa por su bienestar pero que no por ello perdona todas sus faltas, que no mira al lado cuando algo va mal.
Del mismo modo, Hugo podría empezar su trabajo de cero desde otro centro conflictivo, pues no solo el Ana Frank tiene la patente en acoso escolar, malas relaciones entre alumno y profesorado o problemas de drogas, entre otros. Incluso se podría rescatar a algunos de los alumnos a los que ya trata HIT y que sirva de referente a otros chavales, casi en la línea de lo que se hacía en el programa Hermano mayor.