El casting de MasterChef Celebrity 5 está resultando uno de los mejores de todas las temporadas. Entre otros, nos estamos encontrando con una tremenda Celia Villalobos capaz de sacar platos deliciosos. Una luchadora llamada Lucía Dominguín que logra buenos resultados pese a no tener ni gusto ni olfato. Hemos descubierto el lado más vulnerable de una diva de la ópera como Aninhoa Arteta, que se rompe a llorar si el jurado le critica por desperdiciar comida. Y luego está Josie, que, como él mismo diría, es lo “Máximo Valverde” de la edicion.
José Fernández Pacheco, Josie (pronúnciese “Yousi”, nunca Fonsi, como ha remarcado) es uno de los concursantes más auténticos que han pisado las cocinas de Jordi Cruz, Pepe Rodríguez y Samantha Vallejo-Nágera, y una de las mejores razones para ver el programa una vez el reloj ha pasado la medianoche. “MasterChef es la mili que no he hecho”, señala sobre su participación y la dureza del formato.
Y es que en él se unen un montón de factores que lo hacen un profesional televisivo único, cargado de verdad, mucho más total de lo que vimos de él en Supermodelo o Sálvame. Porque él no tiene un personaje para conseguir que la cámara le grabe varios minutos, él es tal y como lo vemos.
Una persona que está allí trabajando con buen desempeño pese a que come poco para mantenerse en forma y con la piel en buen estado, y que detesta el olor de las cocinas. “En moda te pillan oliendo a fritanga y te echan. Es como una rasta, como un tatuaje mal hecho”, aseguró en uno de los programas.
La bruma, un elemento imprescindible en la cocina
En años anteriores nos hemos encontrado a concursantes a los que cualquier excusa les era válida para utilizar el sifón o la cocina molecular. Josie, sin embargo, se siente perdido en la cocina si no lleva encima su bruma: un producto que sirve para hidratar o refrescar la piel cuando estamos a altas temperaturas.
Tengo la obligación de mantenerme en talla showroom hasta los 75 años
“Si no, me quedo como una ñora”, explica él al aplicársela. Lo que podría parecer una excentricidad al uso parece muy efectivo, y programa tras programa sus compañeros le piden que le eche un poco de su bruma, para hacer del cocinado algo más llevadero.
Y es que si otra cosa está triunfando en la participación de Josie son sus frases y su vocabulario. Desde definir algo como lo “Máximo Valverde” como ya hemos mencionado a hacer comparaciones con Operación Triunfo. “Me siento Chenoa por arriba, Bisbal por abajo, año 2000” comentaba un día que el programa le vistió con una sudadera salmón. Ha definido que batir huevos es una actividad “entre el crossfit y el bikram yoga”. Y explica que si come poco es porque tiene “la obligación de mantenerme en talla showroom hasta los 75 años”.
Una persona de verdad, no un personaje
Él no tiene guión, ni Josie es el alter ego de José, como pueda suceder por ejemplo con su compañera la Terremoto de Alcorcón, personaje de cabaret a la que da vida la actriz Pepa Charro. Josie es muy auténtico, no tiene que pensar lo que diría otra persona, sabe controlar la situación, y además, demasiado bien.
Josie es muy auténtico, no tiene que pensar lo que diría otra persona, sabe controlar la situación
Sobre todo, cuando tiene que enfrentarse a algunas micro homofobias que vienen de parte de compañeros como Florentino Fernández, que ha creado un personaje afeminado llamado Flousi, y que no es más que una vuelta de tuerca de aquel Krispín Klander que representaba en Esta noche cruzamos el Mississippi. ¿Su principal característica para ser una réplica de Josie? Tener mucha pluma, y ningún parecido con la realidad.
Eso sin olvidar que en el último programa Jordi Cruz también se animó a imitar a Josie, vistiendo un pijama similar al que el estilista usó en la prueba, un diseño de Naty Abascal. El único recurso de Jordi Cruz para emular al aspirante fue el amaneramiento, la pluma. Josie, sabio y prudente, no se pronuncia.
“Josie se cruza de brazos a veces, fuerza una sonrisa, se pone el impermeable transparente e intenta performar una indiferencia no agresiva, no dolida, una postura imposible de mantener en el tiempo y en el espacio sin que te haga polvo. Una postura en la que no puedes mostrarte dolido, ni enfadado, en la que tienes que fingir que te hace gracia y que se ríen contigo y no de ti. Esa postura en la que hemos y seguimos estando todas las personas que no encajamos en la heteronorma, especialmente aquellas que más se alejan. Esa postura que no deberíamos tener que fingir con casi 40 años” escribía el otro día @Oscuir en una columna en Medium.com sobre estas bromas desfadas sobre la pluma ajena.
“El 6 de octubre de 2020, un día después de que se conociese la noticia (desgraciadamente nada excepcional) del asesinato social que llevó a una niña de 17 años a suicidarse tras haber sido objeto de mofa, burla y acoso en dos centros distintos. En dos. Por comportamientos como el que vimos anoche. Por comportamientos que llevamos viendo, viviendo y reproduciendo desde que tenemos memoria. Por comportamientos lamentables que normalizan el acoso y la burla”. Nada más que añadir al respecto.