First Dates es el programa estrella de Cuatro. Las audiencias diarias así lo dicen: prácticamente cada jornada, el espacio que presenta Carlos Sobera se convierte en lo más visto de la cadena de Mediaset España, siendo en muchas ocasiones el único formato que supera el millón de espectadores.
Lo llamativo es que desde hace meses, las citas que vemos al anochecer son repetidas, pues como tantos otros programas First Dates canceló la grabación de sus entregas por la crisis sanitaria del coronavirus el pasado marzo, y de momento no se han reanudado. Pero eso es lo de menos.
Podríamos decir que First Dates se ha convertido en uno de esos programas de fondo que hace compañía, que son perfectos para la hora de cenar, al igual que Los Simpson lo son a la del almuerzo.
¿Por qué nos gusta ‘First dates’?
Gracias a su ágil filmación y edición, este dating show está hecho para enganchar a cualquier espectador que se lo cruce en su camino. Es fácil quedarte en Cuatro para ver cómo van las citas si uno está haciendo zapping. Cuando hemos ido a un restaurante, todos hemos estado más pendiente de lo que sucede en la mesa de al lado que lo que pasa en la propia, y en cierto modo, First Dates nos ofrece eso.
Como espectadores, queremos que los comensales se enamoren, que conozcan al hombre o a la mujer de su vida, que gocen de una nueva oportunidad (o su primera oportunidad, en algunos casos).
Algunos realities parecen diseñados para burlarse de sus participantes, pero no es el caso
Los participantes suelen ser encantadores y deseas que les vaya bien. Pero, ¡ay, cuando son insoportables! El magnetismo que tienen algunos de esos tróspidos te hace compadecerte de su compañero, y deseas que no se vuelvan a ver más. A veces, nos hemos encontrado con algunas espantadas al principio o a la mitad de la cita, y se nos despierta una gran ternura.
Un matiz muy importante: buena parte de los realities parecen estar diseñados para burlarse de sus participantes, pero First Dates no hace eso. A veces, incluso les dan la dignidad que la sociedad les ha negado, y nos recuerdan que todos somos personas, con nuestros propios problemas y excentricidades.
Es un programa blanco, en el que los conflictos tienen una duración limitada, no se estira el chicle del drama como en otros dating. En una época en la que las malas noticias han copado cada hora y cada programa de la televisión, se agradecía más que nunca que First Dates estuviese fijo en la parrilla.
Por supuesto, en First dates no siempre brilla el amor. También hay rechazos, citas que salen mal. Y causa cierta risa (malévola) ver cómo alguien permite que su cita le pague la cuenta, para después decir que no está interesado en verlo de nuevo, que si acaso, como amigos. Porque allí invitar al que se tiene enfrente no garantiza un encuentro en el futuro.
Un canto a la diversidad
No olvidemos, además, que First Dates es uno de los programas más diversos. Que allí abren las puertas a cualquiera que desee encontrar el amor, ya sean heterosexuales u homosexuales, sean personas cisgénero o transexuales, intersexuales o no binarias. No sigue la heteronormatividad de Mujeres y hombres o viceversa, por ejemplo.
En 'FD' no se discrimina a nadie por su sexo o su edad
Más allá de la identidad sexual y de género de cada uno, en First dates también se permite a los abuelos encontrar una nueva ilusión en la vida. Ya sabemos que a la tele no le gustan mayores, pero a Cuatro sí, y da la oportunidad a viudos y divorciados conocerse delante de las cámaras, algo que hasta hace poco solo sucedía en algunas televisiones autonómicas.