Durante las últimas semanas he leído mucho sobre la miniserie de Telecinco, Lo que escondían sus ojos. Y no es que no me fiara de lo que decían sobre ella. Sin embargo, teniendo en cuenta que no es la primera vez que alguien opina sobre algo emitido en televisión que no se ha visto, hasta que no la he visto por mis propios ojos, no he querido pronunciarme.
La mayoría de las críticas se han centrado en el blanqueamiento de la figura de un franquista como Serrano Suñer, obviando la verdadera cara de este personaje: la de asesino y encarnación del fascismo. Franquismo rosa, lo han llegado a llamar algunos.Está claro que su factura técnica es sobresaliente. Pero, para mí, una vez vistos los tres episodios emitidos hasta la fecha, Lo que escondían sus ojos es, simplemente, telebasura.
Resulta repulsivo que espectadores 'analfabetos' crean que un asesino como Suñer era un apuesto gigolo.
Sí, telebasura en mayúsculas. Muchos han acuñado este término para hablar de programas como Sálvame o Crónicas Marcianas. Sin embargo, allí los únicos que se hacen daño son ellos mismos. Ellos son los que deciden despellejarse y sacar a relucir sus trapos sucios para seguir en el candelero.
Sin embargo, la miniserie de Telecinco hace daño. Mucho. A alguien que vio en los ojos de su abuela la pena de haber perdido a un padre fusilado y que no tuvo opción a ir a la escuela por ser hija de un republicano, Lo que escondían sus ojos le parece un insulto. Y no soy el único.
Y es que, como decía la petición presentada por una alumna de secundaria, “esta producción es una ofensa a las víctimas del franquismo, del nazismo y sus familiares. Una burla a los miles de antifascistas que sacrificaron su juventud y vida para hacer de este un país mejor y una falta de respeto a todas las personas que día a día trabajan por la recuperación de la memoria histórica”.
Decía Arturo Pérez Reverte a raíz del estreno de La reina del sur en Antena 3 que “hay gente que no ha leído un libro nunca y que lea mi novela a través de la telenovela, es estupendo”. En este caso es todo lo contrario. Resulta nauseabundo pensar que, espectadores de Lo que escondían sus ojos que no han leído ni leerán nunca un libro, piensen que Serrano Suñer era un gigolo.
¿Tanto desvirtuaba la historia de amor entre Suñer y a Marquesa de Llanzol mostrar en algún momento de la serie la verdadera cara de este hombre que daba el visto bueno a las penas de muerte que se dictaban por decenas todos los días en España? ¿No tenía Telecinco mejores historias que contar para que las fans de Rubén Cortada suspiraran por él?