“¡La que voy a liar! ¡La que voy a liar! ¡La que voy a liar! Rosa Benito prepárate que voy. ¿Qué pensabas que ibas a estar tranquilita con tu cortijo? Cariño mío, te arrastro. Igual entro yo y te arrastro yo a ti”, decía el pasado viernes Kiko Hernández en Sálvame.
Una patraña. Una tomadura de pelo. Un timo como una catedral. El colaborador de Sálvame ni la ha liado, ni ha arrastrado a la cuñada de Rocío Jurado y ni siquiera ha visto a los concursantes en su entrada a la casa de Guadalix de la Sierra.
Su cacareada entrada se ha reducido a dejar una figura egipcia en la casa para que el concursante que la encuentre tenga el poder de la salvación para las nominaciones del próximo jueves. Hasta cualquiera de los famosos que entraron en GH 16 hicieron más que Hernández en la casa.
Vamos, que en Telecinco han vuelto a vendernos humo. ¡Y eso que entraba en la casa para ponerla patas arriba, para liarla bien gorda! Vaya timo para la audiencia. ¡Y tanto que la han liado! Si hasta en Sálvame tuvieron que rectificar para aclarar que no sería concursante.
No entiendo qué necesidad había de engañar así a la audiencia. El primer debate no lo necesitaba. Carlos Lozano insinuando que Fran Nicolás es gay, el joven contando que entró en política por Aznar, Rappel llamando loca a Carmen López, los hijos de Kiko Matamoros y Makoke, a la gresca; la caída de Sema.
Todos entendemos el show televisivo. E incluso participamos de él. Se puede jugar con el morbo, con la audiencia como sucedió en GH 16 con los secretos, 'manipulando' un poco los vídeos de los concursantes. Eso es la televisión. Pero algo así, un engaño tan burdo, no era necesario.
Y, mientras, Rosa Benito, tranquila en su cortijo.