Sin dejar de ser sensibles a la crisis sanitaria por el coronavirus, Sálvame regresa a su ADN. Un hecho que muchos espectadores reciben de buen grado porque el bombardeo de malas noticias alrededor de la pandemia es una constante difícil de sostener en el tiempo. La pequeña pantalla debe cumplir con sus dos requisitos esenciales, la información y el entretenimiento, ya que su objetivo final es mantener la atención del que está al otro lado de la pantalla, incluso en el peor escenario posible, justo el que vivimos en estos momentos.
Las redes sociales aplaudieron la participación de médicos y expertos sobre las vías de contagio y las características de la enfermedad.
No es tarea fácil, todo hay que reconocerlo. Toda la actualidad se encuentra ensombrecida por la epidemia, apenas se generan noticias en la crónica social, el encierro obliga a los formatos a darse una vuelta de tuerca en busca de aquello que suscite el interés de la audiencia. Pero en esas lides el equipo de La Fábrica de la Tele es un techado de talento, son 11 años cubriendo horas y horas de directo y rizando el rizo incluso con lo más inverosímil.
Durante los primeros días del confinamiento, el espacio Telecinco cambió su escaleta para dar la última hora sobre el avance del COVID-19 en España. Fueron muchos los que a través de las redes sociales aplaudieron la participación de médicos y expertos sobre las vías de contagio y las características de la enfermedad. Incluso contaron con testimonios de afectados y de psicólogos para entender más en profundidad el comportamiento del virus y sus consecuencias emocionales.
No fueron tan bien recibidas las intervenciones de Spiriman, Jesús Candel, el médico de urgencias del Hospital Universitario Clínico San Cecilio de Granada con un largo historial de expedientes sancionadores y litigios, que mantuvo duros ataques contra el programa y su forma de informar sobre el patógeno. Muchas de sus intervenciones fueron duramente criticadas en las redes por generar ansiedad y pánico entre la población.
Pero en los últimos días, conocedores de la saturación y su esencia como formato de entretenimiento puro y duro, el espacio que presentan Carlota Corredera y Jorge Javier Vázquez ha regresado a sus orígenes. Eso sí, sin perder de vista el estado de colaboradores e invitados que han dado positivo como Anabel Pantoja y Diego Matamoros, y con conexiones por videoconferencia con los aislados.
Llegados a este punto cabe resaltar el sentido del espectáculo de alguno de ellos como Lydia Lozano, a la que ni en el confinamiento libra de la polémica. La periodista, aislada tras padecer algunos síntomas sospechosos, no gana para disgustos, aunque es una veterana en repeler los ataques. No solo la familia Bosé ha desmentido, a través de un comunicado de Lucía Dominguín, la supuesta relación de amistad con la tristemente fallecida matriarca, también ha abierto un nuevo frente enemigo con el clan Campos.
A sus archienemigas Carmen Borrego y Terelu Campos se suma ahora la única hija de esta última, Alejandra Rubio, convertida en nueva estrella de la saga mediática. La joven tampoco tiene en gran estima a la que fuera compañera de su madre y de todo este embrollo cuenta con un portavoz de excepción, Miguel Frigenti, colaborador que cuenta con partidarios y detractores a partes iguales.
El punto álgido de la polémica llegó en el pase del lunes con la entrada en directo de la matriarca, María Teresa Campos, en directo a través del móvil del presentador catalán. Pese a que fue advertida por Jorge Javier de que la conversación estaba transcurriendo por el altavoz, la veterana comunicadora se quejó del ensañamiento con su familia en estos difíciles momentos. "Yo no tengo ganas de entrar porque estoy con el miedo en el cuerpo, aquí metiendo personajes para que nos insulten. ¿Y me ponen un mensaje a mí? Respetadme”, suplicó la periodista.
La princesa del pueblo, estrella del encierro con sección gastronómica propia, 'Las recetas de Belén'
La otra gran estrella del encierro es la princesa del pueblo. Aislada por pertenecer al grupo de riesgo debido a su diabetes, Esteban cuenta con su propia sección, Las recetas de Belén, en la que su hija ejerce de cámara. Ambas están juntas en su casa, mientras Miguel Marcos, el marido de la colaboradora televisiva, se encuentra en otro domicilio para evitar posibles riesgos, ya que por su profesión, conductor de ambulancia, tiene una mayor exposición al virus.
Y la guinda, el universo GH VIP y Supervivientes, dos formatos que generan disputas de manera profusa. Los encuentros y desencuentros de los robinsones en Honduras son una fuente insaciable de contenido ameno, que fomenta la evasión. También se amortiza al máximo el frustrado romance Adara-Gianmarco, pese a que la historia de amor-desamor no se la creen ya ni sus propios protagonistas.