Decía Lydia Grant, profesora de danza encarnada por la actriz Debbie Allen, en la serie Fama: “La fama cuesta y aquí es donde vais a empezar a pagar con sudor”. Un late motiv de aquel éxito televisivo de los años 80 que dio la vuelta al mundo y del que se han apropiado dentro de la Academia de Operación Triunfo, que el próximo domingo arranca su undécima temporada, sexta en las pantallas de La 1.
Tanto la productora, Gestmusic, como la cadena pública han decidido ponérselo complicado a los 16 aspirantes que a partir del día 12 inicien su formación en la escuela televisiva. La mecánica del concurso aumentará el nivel de exigencia a los aspirantes a estrella musical. Según avanzaba el canal, desaparece el límite de nominados, que antes era de cuatro por gala. De esta manera, todos los concursantes podrán ser seleccionados por el cuarteto de jueces para abandonar el concurso.
Todos los concursantes pueden ser nominados y el favorito podría ser elegido por el jurado para abandonar la competición
Asimismo, los profesores pueden abstenerse de salvar a uno de ellos, si consideran que “no han estado a la altura”, apuntan y añaden una nueva permuta: cambian los privilegios del favorito. El elegido por la audiencia no podrá relajarse ya que el jurado podrá proponerlo para dejar la competición tras su actuación. El señalado por el público obtendrá una ventaja, “cantar en solitario o escoger pareja, elegir repertorio o salvar a alguien de la nominación”, subrayan.
Asimismo, el espacio televisivo desea descubrir artistas con un perfil 360 y una imagen, discurso y una motivación muy bien definidos. Por eso, se potenciarán las asignaturas de composición, en un nuevo espacio dentro de las instalaciones del edificio del Parque Audiovisual de Cataluña, así como el desarrollo de un proyecto propio.
Se potenciarán y premiarán las composiciones propias y no habrá relación directa con ninguna multinacional
La nueva edición, aseguran, conlleva novedades también en la distribución discográfica, sin una relación directa con una multinacional, “sino que cada artista encauzará su futuro según su perfil y su público potencial”. Además, se incorpora la figura del mánager para orientar a los participantes y una vez avanzado el concurso se establecerá contactos con compañías.
Hay que recordar, además, que esta edición se desvincula de la elección del candidato español al próximo Festival de Eurovisión, una decisión que muchos consideran un hándicap por el alto número de eurofans que siguen este talent show musical. Veremos si estos cambios, los nuevos profesores y el casting, sobre el que reside gran parte de la magia y éxito del formato, estarán a la altura de las expectativas de la audiencia.