Erró anoche Estrella Morente en su alegato a favor de la tauromaquia en Operación Triunfo 2020. Y no sólo por su actitud cobarde e irrespetuosa de ocultarle -y engañarle- a su compañera de actuación y al equipo del programa su decisión de modificar la letra de Volver para lanzar un mensaje pro-taurino, poniendo así en serio peligro el propio show.
Erró porque eligió el peor escenario posible para hacer un discurso sobre el maltrato animal: el de un programa en el que la mayoría de sus seguidores son jóvenes de entre 13 y 24 años -anoche anotó un 25,7%-, quiénes son precisamente los más contrarios a la tauromaquia.
Gestmusic ha tenido que reconocer que la actitud de Morente estuvo fuera de lugar
Erró porque no sólo ha despertado su conciencia, sino que les ha llevado a movilizarse para pedir explicaciones tanto a TVE como a la productora Gestmusic, que ha tenido que salir al paso de las críticas y reconocer que la actitud de Morente estuvo fuera de lugar.
Y principalmente erró porque, con su discurso sobre el maltrato animal y el posterior debate generado en redes sociales y medios de comunicación, la cantaora ha dado sentido a un programa como Operación Triunfo, tan cuestionado durante las últimas semanas precisamente por esos mismos que apoyan con tanto ahínco la tauromaquia.
Y es que, al igual que ocurría hace ahora dos años con el MariconezGate, un programa de la televisión pública ha cumplido con su misión de servicio público, ayudando a que se genere un debate no sólo sobre la tauromaquia, sino sobre su propia cabida en la televisión pública en pleno siglo XXI.
En el centro del debate
Si Morente pensaba que con su alegato ayudaba a la causa de los taurinos, se equivocaba. Ahora más que nunca, las corridas de toros no tienen ni la más mínima cabida en la programación de La 1.
Atrás quedaron esos tiempos en los que la pública ‘toreaba’ la ley para poder emitir corridas calificándolas como no recomendadas para menores de 7 años cuando tendría que haberlas elevado a no recomendada para menores de 13 años por sus escenas de explícito contenido violento.
Con su alegato, Morente ha llevado a Operación Triunfo a la relevancia mediática, a dar argumentos a los directivos de RTVE para que no sólo se fijen en los datos de audiencia lineales, sino en otros factores que ayudan a dimensionar realmente el alcance del programa.
Operación Triunfo hoy ha vuelto a estar en el centro del debate, a ser radiografía de nuestro tiempo y, sobre todo, de las nuevas generaciones, a esas que RTVE quiere atrapar. Y eso no se mide con audímetros.