En el próximo curso televisivo habrá una nueva edición de Operación Triunfo, aunque no empezará en el mes que viene, sino más adelante. “La próxima temporada el formato no va a descansar. Lo que hay que ver es cuándo empezamos. La temporada va desde septiembre de 2019 a junio de 2020 y hay que ver cuándo hacemos la nueva edición” decía Eladio Jareño a los compañeros de Fórmula TV este enero.
Sin embargo, parece que el formato pide un descanso a gritos. ¿La prueba? Que el tour de los concursantes de la edición 2018 se ha recortado tras la cancelación de dos conciertos (incluido el del final de la gira) y otros tantos tuvieron que cambiarlos de ubicación a recintos con menos aforo.
El público no ha respondido a Famous, Natalia Lancuza, María Escarmiento o Dave Zulueta con el mismo ímpetu que a Amaia, Alfred, Cepeda, Roi o Ana Guerra. Nada nuevo bajo el sol: tampoco tuvo OT2 el tirón de OT1. Y antes de que suceda una nueva temporada del concurso un tanto olvidada, como lo fue OT3, habría que dejar al formato en la nevera unos cuantos años.
‘OT’ es más que un concurso: es un sentimiento
Operación Triunfo tiene un ADN diferente al de otros tanlent shows como La Voz o El número 1. En España OT es un sentimiento, una religión en la que tienes que seguir a sus concursantes durante el concurso y después. Es el único formato de este tipo que hace giras, que une a cantantes de años diferentes en un mismo show, que hace que el espectador quiera recibir las clases a la vez que los alumnos. Tiene magia.
La academia de artistas es como una hermandad de una película americana. Todos tienen un mismo espíritu, se defienden mutuamente en redes sociales. Este sábado, Roi Méndez reflexionaba en redes sobre los conceptos de éxito y fracaso en la era digital, y Natalia, de la primera edición, interactuaba con él dándole un aplauso.
Un descanso en el formato permitiría que las ganas de los fans por seguir a una nueva hornada de cantantes se renovase. Que tengan ganas de más. De hecho, los futuros concursantes tampoco se merecen que les prometan una gira que vaya mermando en fechas por falta de interés. A algunos posiblemente ya lo conoceremos tras la celebración del OTFest, el Festival que tuvo lugar este julio y que unía a aspirantes y exconcursantes (y que no tuvo el impacto que se esperaba).
¿Gira? ¿Qué gira?
Es difícil analizar cuáles son exactamente las razones por las que la gira no ha funcionado. Si es por la sobreexposición del formato, por el precio de las entradas, o por la actitud de los artistas, que venían ciertamente un tanto resabiados, esperando replicar el éxito de sus predecesores en un abrir y cerrar de ojos.
Mítica fue aquella bronca que les echó Noemí Galera a Miki Núñez y compañía por tomarse las clases en serio. La directora de la academia les dijo a los entonces alumnos que el éxito de las firmas de discos era poco más que un espejismo. “A compañeros vuestros ya no los están viendo. Aprovechadlo. Nadie os asegura que haya una gira. ¡Qué gira! Los del año pasado tuvieron mucha suerte. No sabemos si vosotros la tendréis”. Unas palabras proféticas, pues efectivamente, esa suerte no estaba presente en esta nueva ocasión.
Que ‘OT’ no esté vinculado con Eurovisión
También es importante que, en su regreso, Operación Triunfo no esté vinculado a Eurovisión. Tanto en las ediciones de 2017 como 2018 se anunció que el representante saldría del elenco de concursantes, pero pocos tuvieron ilusión por ir al certamen.
En 2017 la cosa se llevó más o menos con discreción, pero en la de 2018 muchos concursantes fueron los que mostraban su desidia ante tal idea, o directamente pedían que se votase a otro compañero directamente en lugar de a la propuesta propia (lo que despertó la rabia de los compositores).
Por suerte, el elegido fue Miki Núñez, que estaba encantado con su canción, y aunque quedó mal en el Festival, su trabajo y su actitud dejaron muy buen sabor de boca. OT ya ha cumplido con su misión de atraer a nuevos espectadores a Eurovisión y es hora de optar por otras opciones, con mucho potencial y con vistas internacionales.