En los años 90, un sacerdote se hizo muy famoso gracias a sus polémicas intervenciones en televisión. José-Apeles Santolaria de Puey y Cruells, el padre Apeles, se hizo imprescindible en programas de debate como Moros y Cristianos, e incluso llegó a presentar su propio espacio, Cita con Apeles, en el que una joven Rocío Carrasco ejercía de azafata.
Este sábado, Emma García ha entrevistado en Viva la vida al famoso padre, que actualmente está asentado en Italia y trabaja como director de un archivo histórico.
Apeles ha admitido tener “recuerdos muy bonitos” de su etapa catódica, en especial de su etapa junto a María Teresa Campos. No obstante, “hay cosas que no volvería a hacer. Sí me arrepiento de cosas” narraba.
En concreto, destacó lo mal que lo pasó después de la fama debido a que es “un hombre pesimista y depresivo”. Así, admitió que “tenía ganas de morirme. No tenía ganas de vivir. Tomaba muchos somníferos. Iba andando y me torcía mucho los pies. Llegó un momento en que solo tomaba las pastillas”.
También explicó cómo un amigo le inyectaba cortisona, y cómo en 2012 tras una ingesta masiva de medicamentos estuvo “a punto de fallecer”. Y es que, tal como dijo, “la tele me desbordó”.