En una famosa escena de la segunda temporada de Paquita Salas, el personaje de Noemí Argüelles (Yolanda Ramos) intenta vender de extraperlo Divacell, un producto de belleza que ha sido retirado del mercado y del que ella era distribuidora en su peluquería coworking, que compartía sede con la oficina de Paquita Salas.
Noemí no imaginaba que estaba siendo entonces grabada por una clienta a través de una cámara oculta en el bolso, y era una parodia de los programas de investigación, del tipo En el punto de mira en Cuatro o Equipo de investigación en laSexta. Sin embargo, en el futuro será difícil imaginar que esto pueda pasar, ya que a partir de ahora las cámaras ocultas en televisión será una práctica menos habitual por orden del Tribunal Supremo, que ha prohibido su utilización en una sentencia recogida por eldiario.es.
En la sentencia se recoge cómo “la Constitución excluye, por regla general, la utilización periodística de la cámara oculta” por constituir “una grave intromisión ilegítima en los derechos fundamentales de la intimidad personal”.
De este modo, el Constitucional corrige al Tribunal Supremo, que daba prevalencia a la libertad de información ya que el fin de la pieza era denunciar una práctica de dudosa legalidad. Sin embargo, el Constitucional señala que “el método utilizado para obtener la captación intrusiva no fue necesario y proporcionado para el objetivo de la averiguación” y que es necesario “reforzar la vigilancia en la protección de la vida privada para luchar contra los peligros derivados de un uso invasivo de las nuevas tecnologías de la comunicación”.
Un reportaje emitido en ‘Espejo Público’ que levantó ampollas
La resolución se refiere al recurso de un particular después de ser grabado por Espejo Público, en un reportaje en el que se le presentaba como sanador capaz de curar el cáncer pese a no tener titulación. Como en tantos reportajes de este corte, uno de los reporteros se hizo pasar por enfermo para destapar el caso.
Pese a todo, la sentencia recoge que “la libertad de información puede llegar a ser prevalente sobre los derechos de la personalidad analizados caso por caso”, aunque todo invita a pensar que ya no veremos tantas cámaras ocultas.
Reportaje de cámara oculta de 'En el punto de mira'
Porque en prácticamente cualquier magacín actual hemos visto en alguna ocasión una cámara oculta, ya sea para hablar de narcopisos, prostitución o fraudes de cualquier tipo, desde curanderos al falso atún rojo, o qué comemos cuando nos venden presuntamente carne de buey.
De este modo, El programa de Ana Rosa, Espejo Público, Equipo de Investigación, En el punto de mira y tantos otros programas imaginamos que estudiarán más en qué reportajes se empleará una cámara escondida y el cuáles no.
Mila Ximénez, en una cámara oculta de 'Sálvame' en 2010
Una sentencia similar en 2012
Ya en 2012, el Constitucional ya declaró "ilegítimo" el uso de cámara oculta en el ámbito del periodismo al margen de la relevancia pública del objeto de investigación. La sentencia aseguraba que este método de grabación mediante dispositivo oculto “se basa en un ardid o engaño que el periodista despliega simulando una identidad oportuna según el contexto” e iba referido a un reportaje de Canal 9 sobre una esteticista clandestina.
Así, los magistrados consideron que la persona grabada “subrepticiamente” fue privada de su derecho a decidir si consentía o no la divulgación de la información que la identificaba plenamente. La demandante señalaba que las imágenes y comentarios atentaban contra su derecho al honor, a la propia imagen y a la intimidad, ya que su rostro no fue pixelado.
Entonces, muchos profesionales de la comunicación alzaron la voz contra esta sentencia. “Yo la llevó usando ocho años y no hemos tenido problemas” explicaba Mercedes Milá en La Ser, en referencia a su programa Diario De, en el que destapaban casos de pederastia, o de entrevistas de trabajo que tenían fines sexuales.
Así, señalaba que errores como el de no tapar el rostro “puede hacer que paguemos justos por pecadores”, pero que “sí no podemos demostrar con imágenes fehacientes que las denuncias que recibimos son verdad. Si no tuviéramos la cámara oculta, no podríamos demostrar el 80% de lo que estamos denunciando”.
Del corazón a las bromas: lo que nos habríamos perdido sin cámaras ocultas
Y es que, desde hace muchos años, la televisión nos ha dado todo tipo de momentos relacionados con las cámaras ocultas. Desde aquel Al descubierto de Antena 3 que destapó cómo una mujer se hacía pasar por la Virgen María en unas presuntas apariciones milagrosas en Andalucía, a Terelu pasándoselo pipa con Pipi Estrada en una discoteca. De cómo Rebeca la cantante regañó a su madre por decir en Aquí hay tomate que era hija de Jesús Hermida a aquellas cenas de famosas organizadas por María de Mora que se emitian en DEC.
Y no olvidemos La gran mentira del corazón, aquel reportaje de Telecinco en el que se hizo pasar a un actor por presunto amante de Paulina Rubio, y cómo Lydia Lozano o Cristina Blanco creyeron su testimonio y lo intentaron lanzar a la fama. O esos reportajes que Telecinco tiene guardado en un cajón por las críticas de Aznar, que criticaba la Telebasura mientras que desde la cadena destapaban cómo Pocholo, Belén Esteban o Lydia Lozano urdían montajes televisivos.
Y es que en el mundo del corazón la cámara oculta ha sido muy habitual. De hecho, en Sálvame, hace poco le hicieron una Makoke, en la que afirmó que “dejó a Julio Iglesias por aburrimiento”.
¿Y qué pasaría con los programas de cámara oculta de bromas?
La sentencia del Constitucional insta a “reforzar la vigilancia en la protección de la vida privada para luchar contra los peligros derivados de un uso invasivo de las nuevas tecnologías de la comunicación”.
¿Qué ocurrirá entonces con los programas de broma de cámara oculta, en la línea de Inocente, inocente? ¿Se puede denunciar si te gastan una broma en la línea de las que hacía Raúl Gómez en Otra movida, o cuando en Canal Sur se graba la reacción ante injusticias de personas anónimas en el programa Gente maravillosa?
Y ya no hablemos de YouTube, donde los canales de bromas de cámara oculta están a la orden del día. Todos recordamos bromas polémicas como la de Mr. GranBomba cuando llamó “Caranchoa” a un repartidor que acabó por propinarle una guantada, o el de ReSet, que llenó una galleta de pasta de dientes y se la dio de comer a un mendigo.