Hace ahora una semana, el FesTVal de Vitoria cumplía su décimo aniversario. Diez años en los que, poco a poco, se ha ido convirtiendo en un cita obligada para los medios que cubren la pequeña pantalla. Sin embargo, llegados a este punto, es hora de hacer balance y marcar los retos del futuro para alcanzar una mayor fortaleza en el sector.
Durante los últimos días ha habido quien, desde la altanería y la prepotencia -y, por supuesto, no estamos hablando de Mediaset-, ha promovido un boicot al festival sin argumentos razonables. Una sucia estratagema que no llegará a ningún puerto ya que las cadenas y los medios son conscientes del valor de un punto de encuentro así en el sector.
No obstante, es importante realizar una gran autocrítica ya que todavía queda mucho trabajo por hacer para conseguir un festival mucho más profesional y que, en un futuro no muy lejano, no tenga nada que envidiar a los de cine.
Uno de sus grandes problemas sigue siendo el excesivo tufo promocional que arroja. Es obvio que las cadenas quieren aprovechar este escaparate para promocionar sus productos y que los premios que se entregan cada año son votados por los críticos de televisión. Sin embargo, éstos siempre son a los productos estrenados durante la temporada y no en el FesTVal.
Sería un gran planteamiento que, además de estos galardones, la crítica también eligiera lo mejor que se haya estrenado durante la semana en Vitoria. De esta forma las cadenas pelearían por llevar sólo sus mejores productos y así poder presumir de premios en el estreno de éstos.
Un programa cargante
El otro gran problema es lo cargado que suele estar el programa haciendo que se solapen presentaciones y que, por ejemplo, este año ha llevado al enfado de muchos medios debido a que la rueda de prensa/show de Movistar terminó ‘pisando’ a la de Tu cara me suena.
Por una parte, el FesTVal debería evitar estos problemas con un programa en el que no se prime tanto la cantidad, sino la calidad. Es decir, que en vez de cinco presentaciones en el día, se limite a tres. Pero, por otra, las cadenas deben entender que los medios acuden hasta Vitoria para trabajar y no a asistir a ruedas de prensa poco productivas de hasta dos y cuatro horas.
Y aquí llegamos a otro de los problemas a resolver. Este cargante programa llevó a que Mediaset España abandonara el festival ya que no compensa la inversión económica realizada para que, al día siguiente de una presentación, ésta no tengan el impacto adecuado en medios.
Y, aunque si bien es cierto que Mediaset abandonó el certamen tras el poco impacto en medios de la mediocre Dreamland, el FesTVal necesita que el grupo con más audiencia vuelva al certamen.
No será fácil ya que a Paolo Vasile no le gusta poner a competir sus productos -recordemos la salida de Mediaset de los Premios Iris-, pero quizá si se consiguen cambios en el programa para resolver las necesidades del grupo, se abra una pequeña posibilidad de que regresen y combatan con sus mejores productos.