España ya tiene representante para el próximo Festival de Eurovisión. Aunque la principio eran reacios a aceptar la propuesta, finalmente señalaron Operación triunfo como el formato que elegiría la candidatura. Desde TVE querían ver si verdaderamente este programa de televisión funcionaba lo suficiente como para relacionarlo a Eurovisión, su programa no deportivo más visto cada año.
Este lunes, España habló. Alfred y Amaia representarán a los españoles el próximo mes de mayo en Lisboa, donde este este año se celebra el festival tras la victoria el pasado año de Salvador Sobral. Y, como era de esperar, esta preselección no ha sido otra cosa que una gala de Operación triunfo.
A TVE le ha salido el negocio redondo. No tienen que gastar en plató como otros años, sólo tenían que encargarle otra gala más al equipo de Gestmusic. Además, se han encontrado con una gala que triplica el resultado de audiencia conseguido por una preselección con cantantes anónimos como en años anteriores. Y todo ello sin hacer mucho esfuerzo.
Se trata de demostrar todo el potencial de una candidatura que se venderá durante los próximos meses
Puede que Alfred y Amaia hayan enamorado al público español, pero el objetivo de esta candidatura es meterse a Europa en el bolsillo. Se trata de demostrar todo el potencial de una candidatura que se venderá durante los próximos meses, hasta que los representantes se suban al escenario. Sin embargo, este lunes sólo se vieron puestas en escena vacías, mareantes y nada estudiadas que vuelven a dejar claro las prisas con las que juega TVE en todo el proceso de Eurovisión.
Hay que dejar claro que TVE ha sido la última cadena europea en anunciar su proceso de selección de cara a este año. Y, sorprendentemente, es el tercer país que ha elegido a su representante. Esto no hace más que dejar claro el poco tiempo de margen con el que trabaja TVE para hacer una buena gala en torno a Eurovisión. Este año, por suerte, juegan con el atractivo de Operación triunfo. Pero no quiere decir que lo que vimos este lunes fuese bueno.
La actuación de Alfred y Amaia será la que se comparta desde la cuenta oficial de Eurovisión en redes sociales cuando se vayan conociendo las candidaturas. De hecho, la actuación de este lunes ya está colgada en la cuenta oficial del certamen en YouTube. Una puesta en escena pobre y vacía que hace perder puntos a la candidatura.
Y menos mal que fueron Alfred y Amaia los elegidos. Desde la televisión pública tuvieron tan poco cuidado con este producto que, durante las segundas actuaciones de los candidatos, los vestuarios nada tenían que ver con los primeros. Los concursantes de OT tuvieron que cantar con otros modelitos, como fue el caso de Ana Guerra y Aitana. Esta última, segunda clasificada, cantó su gran balada con el mismo look que hace unos minutos había usado para un reggaeton.
TVE no se compara con Europa
Como las comparaciones son odiosas, este fin de semana Francia eligió a Madame Monsieur como su representante en Eurovisión 2018 en una gala llamada Destination Eurovision, algo así como el Objetivo Eurovisión que TVE había emitido en sus años anteriores. A pesar de contar con un plató sencillo que sólo se basaba en pantallas, el resultado es claramente distinto al que se vio este lunes en el plató de Operación triunfo.
¿Recuerdan a la mítica Loreen? Su Euphoria fue elegido en el Melodifestivalen, la preselección sueca, de 2012. Y en ese momento ya se vio lo que la cantante quería hacer sobre el escenario de Eurovisión. De hecho, calcó su actuación y a pesar de ello ganó. Y es que en Eurovisión no se juega a la sorpresa, sino al trabajo marcado con meses de antelación. Y, una vez más, lo que se vio este lunes en la gala de TVE fue improvisación, jugar al ahorrar dinero y entorpecer su propio triunfo con actuaciones que pierden toda su fuerza sobre el escenario.
Desde TVE no tienen en cuenta que la versión con la que dieron la cara este lunes será la actuación con la que se vendan durante los próximos meses. Salvador Sobral ya llegó como uno de los claros favoritos a Kiev el año pasado, algo que da muchos puntos a la hora de posicionarse bien. Una preselección pobre hace que una candidatura pase desapercibida desde el principio en Europa y, por lo tanto, nadie la tenga en cuenta al final.