El City of Stars de Alfred y Amaia en la gala 3 de Operación triunfo ha conseguido alcanzar los 2 millones de reproducciones. Desde que se anunciara que se cantaría esta canción en el programa de TVE, todos los seguidores estaban revolucionados por conocer el resultado final. OT dio un giro y se convirtió en un fenómeno en redes sociales que pocas veces se ha visto con un programa de televisión.
La comparación de Operación triunfo con La Voz tiene su explicación. El programa de Telecinco y el de TVE mantienen datos muy parecidos siendo los dos espacios de cantantes anónimos que intentan conseguir una carrera musical. Este lunes, OT consiguió 2.031.000 espectadores mientras que La Voz apenas consiguió 2.000 espectadores más. Un empate en cuanto a resultado, pero mucha diferencia en cuanto a impacto.
El programa de TVE alcanzó la semana pasada el primer puesto como el programa más comentado en redes sociales durante la gala, con 232.000 comentarios en Twitter. Se quedó muy lejos de los siguientes programas más comentados, como Gran Hermano con 38.000 comentarios. Lo más curioso es que El chat, otro programa satélite de OT, se coló en el puesto 5 como lo más comentado también.
La Voz se ha convertido en un programa de televisión a secas que ha tenido excelentes audiencias en el pasado y mantiene un buen nivel este año. Es un éxito para Telecinco, no hay que negarlo. Es uno de sus programas más potentes y abre puertas en la cadena hacia otro tipo de consumo. Sin embargo, y a pesar de haber conseguido superar los 4 millones de espectadores en alguna de sus ediciones, La Voz no se ha transladado a la calle como OT.
Conocer a los concursantes
La principal razón es la estructura de ambos programas. La Voz es un formato que casi no permite conocer a los aspirantes al triunfo. Después de escucharles apenas unos minutos en las audiciones a ciegas, no se les volverá a ver hasta las batallas. El concursante aparece muy pocos minutos en antena. Y es que los verdaderos protagonistas de La Voz, los que realmente triunfan al participar en este programa, son los coaches. Son ellos los que han conseguido algunas de las mejores giras de sus carreras.
Operación triunfo, sin embargo, tiene un canal 24 horas que permite conocer muy bien a los concursantes. Un buen casting es todo para un programa de esta talla. Nadie es más protagonista que los concursantes del programa a pesar de que en algunas ocasiones el jurado o el claustro de profesores tome cierto aire principal. Se trata de algo puntual frente a un total protagonismo del alumnado.
La viralización de los contenidos
Otro de los factores que ha convertido a Operación triunfo en el fenómeno que no es La Voz es la posición que ha tomado la cadena frente a los contenidos que proporciona el propio programa. Y es que Telecinco se ha cerrado tanto en estos últimos años que no ha permitido que sus contenidos se viralicen como lo están haciendo los contenidos de OT, totalmente abiertos al público.
Frente a los 2 millones de reproducciones de la actuación de Alfred y Amaia, poco se sabe de los resultados que consigue una actuación de La Voz. Telecinco no permite compartir la actuación de sus galas, ni la de su ganador, lo que cierra mucho el abanico de posibilidades en torno a la repercusión que puede tener un número musical. El pensamiento de Telecinco es: si quieres ver la última actuación de La Voz debes ir a Telecinco.
Con OT, TVE ha abierto mucho el espectro. Las actuaciones pueden estar en cualquier parte, desde YouTube hasta Twitter. Y no por eso significa que la web de RTVE no esté viviendo un gran momento gracias a los resultados de Operación triunfo. Abrir un programa como OT a YouTube ha sido un gran acierto por parte del programa.
Conceder valores sociales
Conocer tanto a los concursantes ha permitido contectar mucho mejor con sus sentimientos. El beso que se produjo el pasado lunes en directo entre Marina y su novio transgénero se convirtió en la imagen del día. Un gran paso social que normaliza una situación no tan común en televisión.
Los concursantes de Operación triunfo se han convertido en algo parecido a un club de perdedores que han logrado triunfar por primera vez en su vida. Todo muy cinematográfico.