Hace solo una semana en Málaga la periodista Valeria Vegas hablaba de Carmen Sevilla y cómo el día que muriese la gente la recordará principalmente por presentar el Telecupón, y que Carmen Sevilla era muchísimo más que eso, pero que ya estaba en cada uno investigar la trayectoria que había detrás de esa presentadora tan espontánea y campechana. De manera aciaga, pocos días después temíamos por la salud de la actriz y presentadora, aquejada actualmente de Alzheimer, y que mañana cumple 87 años.
Y es que sin duda el Telecinco primigenio, ese que arrancó hace ya casi 28 años, nos sirvió a los niños y jóvenes para acercarnos a figuras consagradas de la interpretación y el espectáculo nacional. Carmen Sevilla, Jesús Puente, Esperanza Roi, Juanito Navarro, Quique Camoiras, Laura Valenzuela, Rafaela Aparicio, Simón Cabido, Manolo Escobar, y así, un largo etcétera de estrellas que estaban en la nómina de lo que hoy es Mediaset.
En mi caso, cuando siendo un crío de seis o siete años, veía a esos señores mayores presentando o haciendo un humor poco vanguardista y me chirriaba. No lo entendía, no valoraba lo que había tras esa faceta, tras ese trabajo televisivo. Y al crecer, mi pasión por el cine y la televisión me hizo descurbir en el caso de Carmen Sevilla a una auténtica estrella nacional que hizo prácticamente de todo, y todo bien.
Antes que Marta Sánchez ella ya animó a las tropas españolas
En primera instancia teníamos una Carmen que fue una folclórica moderna que lucía piernas como nadie mientras zapateaba al son del Cariño trianero o Carmen de España. Es interesante reseñar que antes que Marta Sánchez fuese al Golfo, la Sevilla ya animó a las tropas españolas con su copla; ocurrió en los años 50, cuando viajó a Marruecos donde se desarrollaba el conflicto territorial de Sidi Ifni.
Su capacidad vocal no era un gran prodigio, pero como sucedía con Lola Flores, Carmen era un auténtico torbellino al que no había que perderse. Recuerdo cómo viendo Telecupón le preguntaba a mi madre por la trayectoria de la andaluza, y me respondía que “era muy graciosa”, refiriéndose al salero que tenía en el escenario, no a las meteduras de pata que la relanzaron a la popular. Una gracia que quedó manifiesta en su mítico spot para Phillips, donde contaba cómo era una flamenca yeyé que tenía todo tipo de electrodomésticos de esta marca.
Sobre su faceta de cantante merece la pena poner en valor una anécdota, y es que Carmen Sevilla contribuyó a la primera participación de España en Eurovisión. Y es que el vestuario que Conchita Bautista lució para cantar Estando Contigo, una bata de largos volantes blancos de su amiga Carmen, que ese mismo día se daba el sí quiero con Augusto Algueró, coautor Estando contigo. Eso sí, el traje generó un pequeño quebradero de cabeza: para la censura la Bautista lucía demasiado escote, y por ello se vio obligada a taparse con un mantón.
Una folclórica de película
Más allá de la canción, Carmen también era una actriz como la copa de un pino, con unas sesenta películas en su filmografía. Para el séptimo arte encarnó en varias películas el rol de cantante de copla en películas como Violetas imperiales, La pícara molinera o El balcón de la luna. En esta última compartía cartel con Lola Flores y Paquita Rico, y en los créditos y carteles los nombres de las tres aparecían entrecruzados para que ninguna tuviese más peso o apareciese por encima de las otras. Pero demostró que ella tenía mucho potencial, y que podía actuar sin un traje de faralaes.
Sacó su lado más sexy en cintas como Sex o no sex y Terapia al desnudo, fue una mujer de vida alegre que se enamora de un asesino en Nadie oyó gritar, o se convirtió en una Jessica Fletcher ibérica en El techo de cristal, un thriller de Eloy de la Iglesia que para Carmen fue “la película más hermosa que he hecho nunca”. Allí encarnaba a un ama de casa cuyo marido suele estar ausente de casa, y que comienza a investigar si su vecina ha matado a su pareja y se ha deshecho del cadáver dándoselo de comer a los cerdos.
Carmen Sevilla en una imagen de 'Nadie oyó gritar'
Estrella internacional
Aunque el nombre de Sara Montiel sea el de la actriz española que se asocia a la Meca del Cine de los años cincuenta a los sesenta, Carmen Sevilla trabajó tanto o más que ella. Trabajó en Marco Antonio y Cleopatra o Rey de Reyes, donde interpetó a la pecadora María Magdalena. Coincidió ante los focos con Charlton Heston, conoció a Gary Cooper, Elvis Presley y Frank Sinatra, pero ella no pareció tener interés en trabajar más de la cuenta fuera de su país, donde tenía su marido Augusto Algueró y su hijo, llamado igual que el padre.
La actriz que dijo no a Almodóvar
Como Concha Velasco, Lola Flores o Ana Belén, Carmen Sevilla está en la lista de actrices que en algún momento dijeron no a trabajar bajo las órdenes del cineasta manchego. Este dato lo reveló su representante en 2008, y explicó que Carmen era "conciente de que no está en condiciones de hacer cine". Sin embargo, no conocemos de qué título se trataría.
Su retiro
A finales de los 70 Carmen decide retirarse, y no reaparecería hasta 1991, cuando sale de la finca llena de ovejas en la que vivía con su segundo marido Vicente Patuel para ponerse al frente del Telecupón. Y lo hizo suyo hasta el punto de que pocos recuerdan ya que antes que ella ese espacio donde se repartía suerte antes estuvo presentado por Silvia Marsó o Belén Rueda. Un resurgir que permitió que su carrera no cayese en el olvido, como podría haber sucedido.
Carmen regresó espontánea, cariñosa con la audiencia, y olvidándose del guión, un poco a posta, en ocasiones. La Sevilla se mostraba como cualquier vecina mayor a la que pondrían ante las cámaras, y por ello decía mal el nombre del concursante telefónico, salía a presentar en zapatillas porque no le había dado tiempo a calzarse los tacones, o trataba a su compañero Agustín Bravo como un hijo al que hasta le compraba calzoncillos, según entrevistas de la época.
Las estrellas no tienen fecha de caducidad
Campanadas, telemaratones, programas de entrevistas y un sinfín de programas continuaron el legado del “cuponsito”, demostrando que las estrellas no tienen fecha de caducidad. Eso sí, ella mantenía su coquetería, y por ejemplo, se negó a cantar en directo en ninguno de sus programas porque ya no tenía la voz de antaño. Sin embargo, no le importaba hacer playbacks sobre sus viejas grabaciones, como realizó en La noche de Carmen, en Antena 3. Allí, cin un pie en los 70 años, la veíamos hacer un lypsinc con voz de cuando tenía 30, pero eso a ella se la traía al pairo.
En 1999 volvió a recordarnos que antes que presentadora fue actriz, y así protagonizó Ada Madrina en Antena 3, junto a Jesús Puente, otro actor veterano que se había centrado en su faceta de presentador. Por desgracia, la audiencia no acompañó a esta historia en el que un hombre y una mujer que vivieron un romance en su juventud se reencuentran ya pasados los años.
Junto a Inés Ballester en 'Cine de Barrio'
Cine de barrio
Precisamente el cine fue la llave que abrió la puerta del último trabajo catódico de Carmen, en Cine de Barrio. En 2010 se despidió de la audiencia tras seis años frente al formato, en el que estuvo acompañada de Juan Carlos Cerezo o Inés Ballester. Con los 80 ya cumplidos su memoria iba debilitándose, pues el Alzheimer comenzaba a hacerse manifiesto. Su última aparición fue en Qué tiempo tan feliz, en una entrevista en su casa, y en ese mismo programa la oímos por última vez. En 2013 entró brevemente por teléfono, y solo atinaba a decir “te quiero, os quiero a todos mucho” que producía una pena infinita a los espectadores.
Desde entonces, su hijo Augusto Algueró prohibió que Carmen, que ya no reconoce a los suyos, recibiese más visitas. Una decisión que no gustó a algunos amigos de la artista como Marujita Díaz, que se murió sin despedirse de ella, pero que ha servido para que en nuestra mente Carmen siga siendo la señora vivaracha de los noventa, que en su juventud tenía un pretendiente que le decía “ay Carmelilla, qué maravilla”, y que veía a Jesús resucitado cada Semana Santa, cuando por televisión se reponía Rey de Reyes.