La nostalgia a veces a pasado malas jugadas a las cadenas de televisión. En un intento de recuperar viejas glorias, han sucumbido y pasado por alto el hecho de que la televisión cambia a pasos agigantados. Programas como Grand Prix, El juego de la oca u Operación triunfo son pedidos a gritos por muchos espectadores. Pero, olvidémoslo: estos formatos no funcionarían tal y como los conocimos.
La televisión actual vive y se alimenta del drama. Las historias de los concursantes, participantes o aspirantes al éxito necesitan de la lágrima. Sin llanto, no hay programa. Sin drama, no hay comedia.
Prueba de ello es Ninja Warrior España, el nuevo programa que prepara Antena 3 y que pretende recuperar el estilo de los formatos de entretenimiento de grandes platós como los antes mencionados. Sin embargo, Ninja Warrior ha sabido que para triunfar tienen que recurrir a los dramas personales si quieren tener alguna posibilidad ante los espectadores.
En BLUPER hemos podido ver parte del primer programa de esta producción. Como conclusión: hay drama. Mucho drama. Un drama que sirve como elemento conductor y como aislante al mismo tiempo. La tragedia es un elemento que no es usado por el formato a nivel internacional, pero en España se han dado cuenta de los gustos de nuestros espectadores.
Más vale conformarse con Ninja Warrior antes que manchar un clásico que fue y ya nunca será
Por eso Ninja Warrior es El juego de la oca del siglo XXI. Si Antena 3 (o quien fuese) decidiese en algún momento recuperar el programa presentado por Emilio Aragón nunca podría ser lo que todos recordamos. Los concursantes tendrían que tener historias personales y dramáticas a sus espaldas que contar y explotar delante de las cámaras para conectar con los espectadores. Por eso más vale conformarse con Ninja Warrior antes que manchar un clásico que fue y ya nunca será.
Ninja Warrior tiene muchos elementos que nos recuerdan a la televisión de los años 90, sin que ello sea algo negativo. Apuesta por un arranque espectacular en el que faltan fuegos artificiales para enganchar al espectador desde el primer minuto. Quizá los presentadores (Arturo Valls, Manolo Lama y Pilar Rubio) estén demasiado eufóricos y la emoción les lleva a ser gritones en ciertos momentos del programa. Sin embargo, transmiten entusiasmo.
El programa debería haber cuidado ciertos detalles en su primer contacto con los espectadores. Ciertos momentos en los que los presentadores no se sabe dónde están mirando, perdidos entre tantas cámaras en un plató tan grande al que no están acostumbrados.
Más allá de eso, el programa engancha y no aburre a pesar de ver la misma prueba durante toda la gala. Logra hacer conectar con las historias, alegrarte de las victorias y enfadarte con las derrotas. Pruebas de superación personal en las que no entran las discusiones o las trampas. Mientras tanto, el programa debería descubrir las bondades que ofrecen las historias personales más relacionas al humor que a la calamidad.